José Luis Prados (Logroño, 1955) formó parte del Real Oviedo durante dos temporadas. Se había marcado como objetivo el ascenso a Primera, algo por lo que habría que esperar. Hablamos con Prados de su trayectoria en el club azul.
PREGUNTA: Venías del Palencia con Luis Costa. ¿Petición expresa de Costa que os lleva a Merayo y a ti al mismo tiempo?
RESPUESTA: Me llama Luis Costa para firmar con el Palencia, que era un equipo recién ascendido a Segunda. Acababa de dejar el Almería, que había descendido de Primera. Teníamos entonces un dilema. Yo era entonces el delegado de la AFE, de los muchos delegados que había por categorías. El seguir en Almería al descender a Segunda no nos resultaba bueno porque nos debían mucho dinero y se estaba rumoreando que iba a desaparecer, como así sucedió. El primero que me llamó fue Luis Costa. Le dije “lo que gano es esto. Si me lo dais…”. Me pidió que me acercase a Palencia para una entrevista con Dueñas, que había sido delantero del Granada y Barcelona, y que era entonces el secretario técnico. Firmé y no me equivoqué lo más mínimo porque hicimos un campañón, y estuvimos a punto de subir a Primera División. Al terminar la temporada hice un precontrato con el Elche, con López Murga y Belanche. Viene a mi casa el secretario técnico Ramón Martínez, que estaba entonces en el Valladolid. Le puse la pega de que ya había firmado un precontrato con el Elche. Y de repente me llega Luis Costa, que quiere que me vaya con él. No me dice a qué equipo. Le pregunto si es de Primera o de Segunda. “Se trata de un equipo muy importante de Segunda que quiere subir. Vente conmigo a León, que me voy a reunir con el presidente”. Yendo para allá me reconoce que “es el Oviedo”. Yo me lo imaginaba porque la (Cultural) Leonesa no estaba en ese momento en esa categoría. Le dije que me había dado donde más me dolía. Desde la primera vez que fui a Oviedo me quedé enamorado. Nos reunimos y allí mismo firmé por el Oviedo por dos años. La primera vez que jugué allí era muy jovencito, con 18 ó 19 años, en un partido de Copa con el Real Jaén. El Oviedo estaba en Primera División con los Tensi, Galán, Marianín…una serie de gente súper conocida. En Jaén perdimos 0-1 y allí 3-2. Aquí se lío una buena traca, porque el gol fue en fuera de juego clarísimo. Siempre sentí una atracción muy fuerte por Oviedo. El año pasado estuve y la vi espectacular.
Una vez que firmé por el Oviedo me llama el Osasuna. Soy de Logroño y había jugado en la selección navarra. Ahí ya no había vuelta de hoja. Ya había firmado por el Oviedo. Pero vamos, yo con Luis Costa me hubiera ido al fin del mundo. Era un entrenador que sacaba lo mejor de mí. Me conocía de mi etapa en Zaragoza, cedido por el Jaén, cuando hacía el servicio militar. Seguimos en contacto y somos muy amigos.
P: ¿Qué tenía Luis Costa que le diferenciaba de otros entrenadores?
R: Lo que más me gustaba de él, aparte de que humanamente es sensacional, es que entrenabas muchísimo con balón. Fue un entrenador con el que mejoré muchos aspectos, sobre todo técnicos. Defensivamente y en el juego aéreo siempre había sido bastante fuerte. Todos los entrenadores me decían que haciendo coberturas en el juego sin balón era de lo mejor que habían visto nunca. Con él mejoré en lo que era más débil, el aspecto técnico.
P: Y empezáis ese año como un tiro.
R: La idea principal que teníamos era la de luchar por el ascenso. Empezamos muy bien, la afición estaba súper ilusionada como nosotros. Hicimos una primera vuelta espectacular. La pena fue ese número de lesiones que fue lo que rompió esa magnífica trayectoria que llevábamos. Disfrutamos de una primera vuelta muy bonita. Date cuenta de que había jugadores muy buenos. Estaba Uría, que había venido del Real Madrid, Salamanca que había estado en el Murcia en Primera…vino gente que tenía un reconocimiento importante.
P: Seguirás pensando que si no llega a ser por esa plaga de lesiones hubiera sido el año del ascenso del Oviedo.
R: Viendo la trayectoria que llevábamos lo normal era que sí. Lo que pasa es que en el fútbol de repente estás en un bloqueo y te cuesta mucho salir cuando hay tiempos malos. La mejor explicación que puede haber es que se dio la circunstancia de que los lesionados eran jugadores muy importantes en el equipo. Toda la columna vertebral se fue al garete.
P: Después de ese mal desenlace Luis Costa se va.
R: Luis Costa se va al Zaragoza y viene José Luis Romero. En un principio se trae a Quini, que hace la pretemporada con nosotros. Quini faltando una semana para empezar la liga se va al Sporting. Había también un equipo que se había hecho con el fin de luchar por los puestos de arriba. Pero aquí se empieza mal y no se levanta cabeza. Los jugadores nos reuníamos muchas veces, y había un ambiente un poco crispado porque no estábamos muy a gusto ni convencidos. Y eso que ganamos la Copa de la Liga.
P: ¿Qué generó toda esa crispación?
R: Una vez que eres profesional no te gusta hablar mal del técnico que tienes porque no es beneficioso ni para ti ni para nadie. Tuve varias discusiones con él (Romero) y no nos llevábamos nada bien. De hecho después de jugar todos los partidos en dos años, y no habiendo lesión de por medio, me dan la baja. La primera y única vez que me dan la baja en un equipo. Veía que era un entrenador que había cogido una plantilla y practicaba un fútbol que era completamente contrario a las aptitudes que teníamos los jugadores. Nos quería hacer jugar como en el Barcelona Atlético, al fuera de juego. Pero era un fuera de juego mal entrenado, que era salir corriendo todos para delante. Metíamos la gamba cada dos por tres. El no adaptarnos a ese sistema de juego que él quería poner y el costarle rectificar hizo que el equipo se sumiese en una especie de bloqueo. Al final terminamos jugando como más o menos queríamos nosotros. Hubo demasiados enfrentamientos de algunos futbolistas con él. Yo estaba muy a gusto en Oviedo y me sentía querido por la afición. Fue una sorpresa que me dieran la baja, aunque le dije a la directiva que mi idea era irme al Logroñés, con el que estaba medio comprometido, si él continuaba. Él iba a continuar porque le quedaba un año más de contrato.
P: Él siguió y hubo jugadores de aquella plantilla que me han dicho que se jugaba bastante bien al fútbol. ¿Se adaptó mejor?
R: Recuerdo que la temporada siguiente empezaron muy mal y que iban a echarlo. Lo que pasa es que fue una temporada muy rara. Los que iban en cabeza tenían muy poca diferencia con los últimos. En esas dos jornadas finales muchos se jugaron el ascenso o el descenso. De hecho el Oviedo jugaba en Albacete y si ganaba podía subir. Sin embargo si hubiese perdido ese partido y el anterior habría descendido. Creo que es el único año en el que la diferencia de puntos entre el primero y el último era mínima. Estaba en contacto con algún compañero allí. Cometieron el error de no fichar a ningún central. Hicieron jugar ahí incluso a Tomás, que venía del Atlético Madrileño, que siempre había jugado en el centro del campo de pivote. Otro hándicap que tuvieron. Se disfrazó un poco la cosa. Y la prueba de que se habían hecho mal las cosas es que Romero se marchó al terminar la temporada.
P: Habrá quien esté leyendo la entrevista y esto que cuentas del estilo y de adaptarse a los jugadores lo podrá asimilar a la situación actual.
R: Totalmente. Desde fuera sigo al Oviedo como al resto de equipos a los que he pertenecido, pero sigo especialmente al Oviedo. Con Cervera hubo inicialmente un cambio bueno en resultados pero el estilo de juego no favorecía probablemente a los futbolistas que tiene el Oviedo. De hecho con el cambio de Cervera por Carrión se nota un fútbol más agradable, de posesión de balón, de saber a qué se juega. Creo que la gente está contenta en Oviedo con el fútbol que está viendo. Es muy importante tener a un entrenador que se sepa adaptar. Nos tenemos que adaptar todos, pero un entrenador no puede tener un sistema cuadriculado y llegar a una plantilla imponiéndolo si no tiene jugadores que favorecen las características de ese sistema que propone.
He sido entrenador de juveniles y siempre he intentado adaptar el sistema a los jugadores que tenía. Si tienes un futbolista ofensivo y sólo haces que defienda, ese futbolista no va a rendir ni el 50% de lo que puede dar de sí.
P: Hay una frase que marcó el tiempo final de Cervera en el Oviedo, aquello de que los jugadores no pueden jugar a otra cosa. El tiempo ha demostrado que no es así. ¿Cuánto puede afectar al jugador este tipo de afirmaciones?
R: Moralmente te tiene que afectar mucho porque a todos aun siendo defensivos nos gusta brillar de vez en cuando ofensivamente. A mí me gustaba de vez en cuando marcar algún gol, aunque en este caso los metía en el juego aéreo, a balón parado. Pero también he metido algún gol chulo partiendo de la jugada desde atrás y culminando fenomenal. Si un entrenador te limita diciendo que lo único que sabemos hacer es defender cualquiera de atrás puede pensar que no puede atacar porque lo mismo la lía y le quita. Hay que dejar un grado de libertad al futbolista. Hay que saber apretar al futbolista pero éste en el campo debe tener su punto de personalidad.
P: Quiero que me hables del Tartiere y de la sensación de jugar en aquel campo.
R: Te voy a poner el mismo ejemplo que vivimos aquí en Jaén. El campo del Jaén se llama La Victoria. El antiguo campo estaba en un sitio que se ha quedado ya muy céntrico y el campo era muy cercano a los jugadores. No había distancias muy grandes de la banda a la grada. Eso te arropaba muchísimo. Un campo lleno en el que la gente casi te podía tocar con la mano. Lo mismo que a ti te empuja mucho al contrario le asusta un poco. En Oviedo pasaba eso, y la afición se veía muy cercana a los jugadores. Eso de entrar al campo y oler casi el humo de los puros (risas). Jugabas en casa muy arropado. Eso era el Viejo Tartiere. En el nuevo estadio he visto algunos partidos.
Tengo una hija que es atleta y los campeonatos de España de cadetes se celebraban allí. Los dos años de cadete fui allí y el Oviedo tuvo dos detallazos conmigo. Me mandó al encargado del campo con el coche a recogerme para ver un Oviedo-Caudal, y un Oviedo-Sestao en Segunda B el siguiente año. Los vi en el palco del campo nuevo con mi familia, mi mujer y mis hijos. Fueron al pabellón polideportivo y nos llevaron al estadio. Creo que en esto algo tuvo que ver mi amigo José Ramón Prado, todo hay que decirlo. Me han tratado muy bien cada vez que he vuelto.
P: Tu momento más feliz en el Oviedo.
R: Ha habido muchos momentos felices. El partido de la remontada al Elche, que empezamos perdiendo 0-1 y terminamos ganando 3-2. Hay otro momento que se quedó grabado, del primer año. Éramos líderes y fuimos a jugar a Santander. Empezamos perdiendo 1-0, empatamos, y finalmente perdimos 2-1. Merecimos mejor resultado. Había un llenazo y una cantidad de gente de Oviedo increíble. El mejor recuerdo que guardo es que cuando salimos del vestuario nos hicieron una fila como si fuéramos campeones. Fue súper emocionante, la gente aplaudiéndonos, animándonos, abrazándonos…y habíamos perdido. Eso es algo que demuestra el valor de la afición asturiana, del Oviedo en concreto. A mí fue algo que me emocionó. Nos dio mucha fuerza.
P: ¿Volveremos a ver al Oviedo pronto en Primera?
R: Sí, me da la sensación de que se están buscando los caminos oportunos para conseguirlo y yo creo que sí. Se está cerca de los seis primeros y creo que si el Oviedo se mete en esos puestos va a tener muchas posibilidades de subir. Si el equipo va progresando como me da la impresión que está haciendo, este año nos podemos llevar una grata alegría.