ENTREVISTA – MIGUEL FALCÓN

Miguel Falcón (Toledo, 1979) formó parte de la cantera del Atlético de Madrid para hacerse carrera como jugador en Segunda fundamentalmente en el Ciudad de Murcia y el Cartagena. Aceptó la propuesta de un Real Oviedo con el objetivo único de ascender a Segunda, pero en sus dos temporadas en el club no se cumplieron las expectativas. Ahora ejerce como segundo entrenador del Toledo. 

PREGUNTA: Fichas por e Oviedo después de jugar muchos partidos en Segunda con el Cartagena. Y en buena edad para un futbolista, con 30 años. 

RESPUESTA: Allí (en Cartagena) no consideran que tenga que seguir. El entrenador decide que no cuenta conmigo. De las ofertas que me llegan está la del Oviedo. Todo jugador desea jugar en la categoría más alta posible. Ahí por mediación de un compañero que tuve yo, que conoce a José Manuel, entro en contacto con él. Me habla del Oviedo. El Oviedo es un club grande, un club histórico. He jugado al fútbol siempre porque me ha encantado. La oportunidad de jugar en un club grande lo veía como algo muy lejano. Algo como imposible, por decirlo de alguna manera. Sí que es verdad que ese año tengo Oviedo y Cádiz para irme, pero decido Oviedo. Es referencia para mi. Cádiz también imaginate lo que es también. Eran dos equipos con el objetivo de ascender. Se me traslada la opción de ir a Oviedo y me encanta muchísimo esa idea. Era obvio, un club histórico y grande como el Oviedo es lo máximo a lo que puedes aspirar en esas categorías. No puedes decir que no. Aguanté algo por si salía algo de Segunda, pero no tardé en decidirme porque oportunidades como éstas muy pocas las vas a tener. Como se suele decir, el tren pasa sólo una vez. Era mi oportunidad de jugar en algún club grande. No dudé mucho, la verdad.

P: El primer año fue muy complicado con tres entrenadores distintos. Las cosas no funcionaron desde el principio con Pichi Lucas. 

R: Una pena porque el objetivo era ascender, y había plantilla para ello. Pero el fútbol tiene estas cosas. Lo estoy viviendo este año aquí con el Toledo. Un equipo para estar arriba en Tercera y te metes en esa dinámica…al final es difícil de entender, sobre todo para la gente de fuera, el aficionado. Lo ven como una excusa. Pero el fútbol es muy caprichoso para estas cosas, para bien y para mal. Te metes en estas dinámicas de las que es difícil de salir. El tema psicológico es fundamental, el estado de ánimo es clave. 

Ese año las expectativas eran muy altas. Empieza la liga, te metes abajo y es complicado salir. Como te he dicho es un club muy grande y con el clima en contra es muy difícil jugar. Aquel año recuerdo que estaba el Consejo por un lado, la afición por el otro…había cosas que te afectaban. No es buscar excusas, porque los que jugamos somos los jugadores. Desde el principio salieron mal las cosas. Luego vino Pacheta, cambió la dinámica por completo y creo que de trece partidos fueron once los que se ganaron, con una derrota y un empate. Y nos terminamos metiendo en Copa. Con la misma plantilla prácticamente. No recuerdo quién vino en el mercado de invierno. Había jugadores con una calidad tremenda, y te preguntabas cómo podías fallar cosas sencillas en un futbolista. Se te complica todo y es difícil jugar con ese ambiente. En la racha que tuvimos con Pacheta salía todo. También es trabajo. 

P: Hablabas de la dificultad de jugar en ese ambiente del Tartiere, con esa desconexión entre directiva y afición. 

R: No es fácil. Cuantas más cosas unidas va todo mejor. Evidentemente era un ambiente raro, y había gente a la que le podía pesar. Lo que te decía antes. Cosas sencillas para un futbolista de esa categoría no salían por lo que fuera, por la cabeza que es lo que manda. Y cuando la cabeza te dice que no, por mucho que quieras, es complicado. En los primeros partidos de la temporada, con la ilusión, era una maravilla. Con las cosas bien es una maravilla. He habido rachas buenas como la de Pacheta y en el Tartiere es impresionante. En esos sitios cuando las cosas no van bien, es jodido jugar. Pero es entendible, estás en un club grande y las exigencias son máximas. Cuando vas allí, lo sabes. Es el arma de doble filo que tienen estos sitios, y el fútbol a veces. Pero volvería a irme allí sin ninguna duda. Aquello es un espectáculo. He estado luego allí viendo partidos y da gusto. Una envidia tremenda el no haber pillado esa época buena. Es una maravilla aquello, la verdad. 

P: Mirando los que quedan arriba, te fijas en que son Éibar, Mirandés y Alavés, 

R: Muy complicado. El Mirandés por aquella época no era el Mirandés de ahora, pero tenía a Pablo Infante, que se estaba saliendo y se empezaba a hablar de él. Allí el partido lo perdemos 2-0. Estábamos para competir contra Éibar y Alavés, sinceramente, pero los jugadores no dimos lo mejor de nosotros. Por circunstancias el futbolista no siempre está al nivel máximo. Por plantilla yo estaba convencido de que teníamos que competir arriba. 

P: ¿Y con todo ello cuánto pesa de más esa camiseta?

R: No lo sé, pero yo me la volvería a poner. Aun sabiendo esto que yo viví…al final no era con los jugadores. Un día te quedas encerrado en la Ciudad Deportiva, otro no puedes entrar porque han puesto un camión de piedras. Cosas que te chocan. Pero por mucho que pese esa camiseta da gusto ponérsela y volver a ponértela aun sabiendo a lo que te puedes exponer si las cosas no van bien. Poder jugar en el Tartiere con una afición como la del Oviedo y la gente que va…a quien realmente le guste el fútbol tiene que apostar por eso. Lo fácil es ir a un equipo con menos afición, con menos capacidad en el estadio, donde vas a tener menos presión, y donde sabes que fallas y te van a aplaudir también. Yo he estado en clubes a lo mejor no tan grandes y he disfrutado una barbaridad. Y súper agradecido a la afición, que aunque vayan 500 espectadores es todo de agradecer. 

Te pesa mucho esa camiseta, pero es lo bonito del fútbol también.

P: En tu segundo año ya se cuenta con Pacheta desde el principio. Tampoco se logra el objetivo, pero por poco. Castilla, Albacete, Tenerife o Lugo, que son equipos que están arriba ahora.

R: Pacheta nos hizo cambiar la manera de jugar. Teníamos jugadores para hacer juego combativo empezando desde atrás, pero Pacheta consideró que no estábamos finos, bien porque estábamos bloqueados, o por la cabeza. Si tienes ese miedo a fallar es difícil. Nos pusimos el mono de trabajo y era un juego más directo para jugar en campo rival y a partir de ahí salió todo. Futbolistas que están hechos para jugar otro fútbol. Curiosamente empezamos a jugar igual el segundo año. El sprint final que hicimos el primer año fue espectacular, que después de estar abajo terminamos metiéndonos en Copa. Y el siguiente año haciendo las cosas de la misma manera, no salió igual. He llegado a tener entrenadores que eran una maravilla y los resultados sin embargo no salían. Entrenadores que no se preocupaban tanto como otros de la preparación de partido y ganaban. Ese año el objetivo era el mismo, estar arriba, pero nos cambian de grupo y aparecen otros grandes equipos. Antes eran Alavés y Éibar y ahora Tenerife o Albacete. No siempre sale como uno planifica la temporada. Se volvió a hacer plantilla para estar arriba y no se logró.

P: ¿Le veías a Pacheta esa etiqueta de entrenador de Primera?

R: Él era un currante. Tenía muy claro lo que quería ser y se lo merece a lo mejor igual que otros entrenadores con los que coincidí. Tienes que estar en el momento y sobre todo aprovechar la oportunidad. Y él lo ha hecho. Es un currante como la copa de un pino. Me alegro por él porque se lo merece. Llegar a ascender a Primera y que no te renueven…sí que es verdad que en el fútbol no sabes hasta dónde puedes llegar, pero él sí lo tenía muy claro.

P: ¿Piensas que ese Oviedo de Pacheta, con proyecto y confianza, podría haber dado el salto?

R: Nunca se sabe. Futbolistas había, entrenador había. Lo que te digo Carlos, al final el fútbol es muy caprichoso. Y se está demostrando que cada año en Segunda, que es donde está el Oviedo ahora, el objetivo de un equipo que asciende es volver a ascender. El objetivo no es consolidarse en Segunda. Muchas veces los que ascienden son equipos históricos también. Cada vez hay más candidatos a ascender y no todos pueden hacerlo ni jugar playoff, alguno se tiene que quedar. ¿Eso significa que tienen peor equipo que los que van a jugar playoff o los que han ascendido? Qué va. Habrá equipos que tengan buenas plantillas pero hay rivales también. Ojalá se hubiera conseguido, la verdad. 

P: En el plano personal se puede decir que el segundo año fue malo. Por las lesiones te pasaste más tiempo viendo a tus compañeros desde fuera. Imagino que sería complicado para ti asumir esa circunstancia.

R: Sí. Fue un año malo, pero la verdad es que yo lo pasé mal los dos años. Sobre todo ese segundo año por las lesiones. Vienes de Segunda, con un cartel, y tienes que intentar marcar diferencias. Se había firmado una plantilla para ascender a Segunda. Cuando ves que por mucho que quieres, no puedes, se pasa realmente mal. Es una espinita que tengo ahí clavada respecto al fútbol, el no haber podido disfrutar de lo que es el ambiente del Oviedo y haber aprovechado un año bueno. Tiene que ser increíble. A veces no salen las cosas como uno quiere, pero lo que sí tengo claro es que lo di todo, intenté hacer todo lo que estaba en mi mano para sacar mi mejor versión, pero entre lesiones y demás no pudo ser. 

P: Y ahora en el tiempo actual, viviendo una etapa complicada con el Toledo. ¿Qué le pasa al Toledo, que tampoco termina de coger el ascensor hacia arriba?

R: Parece repetitivo, pero es fútbol. Llevo en el primer equipo desde finales de diciembre, finales de enero, como segundo entrenador. Yo hasta ahora lo estaba viendo como entrenador del filial. Lo ves como persona del club evidentemente y como un aficionado más del equipo. Y no te lo explicas, con los jugadores que hay. Una vez que estás dentro del vestuario te lo puedes explicar menos todavía. La gente puede pensar que hay mal ambiente o algo raro, pero es todo lo contrario. Hay un grupo humano espectacular. Hay calidad humana y futbolística. Es una prueba más de que el fútbol es muy caprichoso. La cabeza es la que manda y son situaciones en las que un equipo que está hecho para ascender, si no empieza bien el año y se mete abajo, tiene complicado salir. Muchos de los jugadores a lo mejor no han vivido esa situación de estar abajo en un club grande de Tercera. Por desgracias estamos en Tercera ahora mismo, pero somos un club referencia en esta categoría y para cualquier equipo del grupo su partido especial es contra el Toledo. Y está esperando ese partido. Cualquier equipo viene hipermotivado para jugar contra el Toledo. Jugar aquí en el Salto del Caballo con las cosas en contra tampoco es fácil. No todo el mundo está preparado para eso. Es una pena que habiendo esa calidad humana y futbolística el equipo esté ahí. Creo que el equipo ha cambiado pero seguimos ahí metidos. Son cosas inexplicables, cómo un equipo como el que tenemos está ahí abajo. Pero te repito. Esto es fútbol. 

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