Una presentación ya lejana que era el punto y aparte a un despropósito previo en forma de cierre de ciclo. Tras días de deshojar la margarita Bolo, uno de los entrenadores libres con mejor cartel tras un más que meritorio paso por la Ponferradina, se decidía a aceptar la propuesta del Oviedo. Tito Blanco convencía al entrenador vasco para cubrir la plaza vacante dejada por Ziganda, que concluyó su etapa esperando una llamada del club que no llegó.
Con renovadas ilusiones y con una nueva idea envuelta en un lazo llamativo, la pretemporada transcurrió como aquella cometa de playa que vuela sin rumbo definido. Y así ha seguido en este tramo de temporada. Bolo, que nunca antes como entrenador pudo vivir una situación semejante, con una exigencia máxima impuesta desde la grada, ha dado muestras de nerviosismo. Escudado en el trabajo constante, ha disparado hacia arriba, culpando a una presión excesiva y mensajes inadecuados de la Prensa. Todo ello, unido a unas declaraciones iniciales en las que apuntaba a un juego valiente y vistoso que no se ha atisbado, ha ido en su contra.
Mientras tanto, ha ido sumando puntos que le permiten gozar de cierto crédito. Se empató en Zaragoza. Fue una primera parte para olvidar y una segunda parte en la que incluso pudo llevarse la victoria. El equipo maño en ambiente enrarecido que se vino abajo, le ha dado aire.
Del desempeño contra el Huesca dependerá gran parte del presente de Bolo. Si en casa no se gana no habrá demasiado a lo que agarrarse, habida cuenta la sensación de ceño fruncido existente en la grada. El técnico oviedista ha ido probando todo tipo de soluciones ante la falta de gol y de juego. La defensa de cinco de La Romareda fue un último intento por dar con la tecla. No funcionó y se volvió a un dibujo más clásico y con automatismos conocidos. No se espera que repita el miércoles.
Goza Bolo de cierto crédito, aunque limitado. Tampoco se aplaude el desempeño desde el punto de vista físico, con una plaga de lesiones y de molestias musculares que no han dejado de aparecer, impidiendo que se cuente con la plantilla al completo.
Aguarda el Huesca de Ziganda, en un partido que ha generado cierto debate previo y que no cesará incluso a la conclusión, sea cual sea el resultado.