En tiempos revueltos de planificación y negociaciones siempre es de agradecer una aparición pública sobria y la intencionalidad de ofrecer ideas claras. Eso quiso transmitir Tito Blanco.
Un poco antes de la hora de la comida, en horario ajustado para los medios de información, el Real Oviedo presentaba oficialmente a sus dos primeros fichajes de la temporada. Tras una breve introducción por parte de Tito, tomaba la palabra Quentin Braat, de envergadura complicada para el encuadre en vivo y con buenas trazas de portero por lo visto en los primeros entrenamientos. Hace ya tanto que está en la realidad oviedista que parecía que se hablaba del vecino del 2º, ese que sabes que vive en el edificio pero que nunca has visto. De vez en cuando alguien te comenta que le ha visto bajar la basura, pero poco más. Pues por fin se le ha puesto cuerpo a ese nombre. Y sorprendió gratamente por su esforzado intento de hablar en castellano. Pidió calma en ese turno de preguntas, algo que deberá tener precisamente bajo palos del Tartiere. Por poner alguna nota distinta no habría estado de más que le hubiesen permitido pronunciar unas palabras en su idioma para que, con una traducción eficaz, se estableciese una mejor vinculación con el futbolista a través de su argumento menos forzado. No obstante, hemos recogido el guante de que es un guardameta “moderno”, que va bien en balones aéreos y en el juego de pies. Otra nota de humildad es que dice que necesita “trabajar para mejorar”. Como carta de presentación le damos un notable alto.
Oier Luengo quiso demostrar en la rueda de prensa que no viene con la sumisión del banquillo, que quiere pelear el puesto y que no acepta de primeras ser el cuarto central sin pelearlo antes. Para el central vasco es un lógico salto en su carrera deportiva. Viene con buena edad y un rendimiento en una defensa como la del Amorebieta exigida y bordeando casi el campo contrario, asumiendo riesgos. Completa sin duda una defensa con garantías y perfiles complementarios. Le tocará asimilar la presión de jugar en un equipo como el Oviedo, y en un campo que puede apretar en todos los sentidos.
Tito quiso que los protagonistas del acto no dejasen de serlo, no esquivando las preguntas posteriores pero tampoco dando pistas excesivas de lo que está siendo su trabajo intramuros. Tiempo limitado para que Borja Sánchez decida si se va con la maleta o busca hueco para colocar la foto de la plantilla azul de esta temporada. Sobre Joni Montiel, falta decidir en qué lugar se ubicará su taquilla. Y preguntado por posibles salidas, no aventura el rumbo de acontecimientos. Nadie saldrá salvo que lo pida, y está preparado para cualquier “imprevisto”.
La próxima cita en la sala de prensa podría ser con Carlos Pomares y Montiel como protagonistas, si es que existe interés en hacer las presentaciones unificadas.