Lo que de verdad importa

Puede sonar a una obviedad, pero lo que de verdad importa ahora mismo está en el verde. Está bastante claro, sin necesidad de conocer en profundidad las puertas hacia dentro, que los rumores no confirmados ni desmentidos hechos noticia y realidad no ayudan en nada al objetivo tan bonito por que el que se pelea.

Que la filtración interesada haya aparecido justo en este momento tampoco es casualidad. El fútbol es un deporte/negocio que se mueve a nivel de despachos a mayor velocidad de la que el aficionado de asiento y bufanda piensa. Y en definitiva es un trabajo en el que los protagonistas tienen todo el derecho del mundo a progresar, faltaría más. Lo que falla, en esta ocasión y en otras tantas desde que el fútbol es negocio, es cómo y cuándo se produce. Con el equipo jugándose el acceso al playoff y un hipotético ascenso las inestabilidades pueden alterar la rutina, aunque también es verdad que el profesional debe asomar por el túnel de vestuarios con toda la profesionalidad que une su nombre y número a una camiseta. Mañana o pasado ese dorsal y nombre serán de otro color y diseño, pero hoy se imprimen sobre un fondo azul y con el escudo del Oviedo en la parte delantera. No hay más. 

Podemos estar de acuerdo en el malestar que supone, del mismo modo que debemos considerar que ningún jugador o miembro del staff de abajo hacia arriba está por encima de la entidad que representa. Cuando la camiseta se ensució con el barro hubo personas, muchas, miles, que echaron un lazo de manera desinteresada. Y el equipo pasó de jugar en barro a césped calentado especialmente entre semana para ser alfombra. Nadie de los que están, por el tiempo que sea, debe olvidarlo. 

Habrá tiempo a partir del lunes, y si el Señor Fútbol lo permite, unas semanas más allá, para pasar recibos y facturas. Ahora mismo lo que importa se juega en 90 minutos, en el Tartiere y en otros campos en los que el club se siente en las victorias y en las derrotas, y donde siempre se aspira a ser mejor que el rival. El aficionado lo ha entendido y responderá. Toca que el futuro próximo lo determine la pelota. Habrá tiempo para lo que vendrá luego, sin duda. 

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