Si a un aficionado del Real Oviedo se le pregunta por jugadores de la época de los 80 ó 90 tardará bien poco en hacer referencia a Luis Elcacho, un jugador que no siendo criado en la cantera se terminó asimilando como uno más por su compromiso y duración en el equipo azul. Fue el Oviedo de la UEFA, de Irureta, Antic, de los grandes fichajes, del viejo Tartiere. Un Oviedo que está presente en el oviedismo.
PREGUNTA: Llegas bien jovencito a Oviedo ¿Cómo se produce tu fichaje?
RESPUESTA: Yo estaba jugando en el equipo de toda mi vida, el Lleida, en la antigua Unió Esportiva Lleida. Cuando yo debuté tenía 17 años. Los técnicos de otros clubes iban viendo partidos y me llegó la oportunidad con 20 años. En aquella época estábamos en el grupo de Segunda B del Norte, y teníamos varios partidos en Galicia. Se aprovechaba el viaje. Ibamos en autocar desde Lleida a Galicia y la Federación hacía que jugásemos dos o tres partidos seguidos. En uno de esos partidos vinieron distintos técnicos, y particularmente vino Vicentón, Vicente Villamil, a ver el partido, creo que contra el Lalín o Pontevedra. Se quedó con mi actuación. Había hecho un gol. Jugaba en banda izquierda más bien ofensivo. Al año siguiente me llegó la oferta del Oviedo y la posibilidad de firmar. En esos momentos aprobé una oposición en Lleida para trabajar en la Diputación y la primera elección de vida la tuve ahí. O entrar en la Diputación de Lleida o ir a jugar al fútbol a Oviedo. Creo que tardé 0,6 en decidir porque era el sueño de todo niño de la época, jugar al fútbol y ser Pirri, Amancio…No tardé mucho en firmar, se desplazaron a Lleida con el precontrato y aparecí en Oviedo.
P: Encajas en un Oviedo que estaba en ebullición. Y terminas retrasando tu posición en el campo.
R: Se dieron varios aspectos. En primer lugar, que cuando yo llegué Vili, el mítico Vili, nuestro gran capitán, que ha sido tan importante para el club y una persona tan entrañable para el Real Oviedo, tenía una edad y buscaban un recambio para banda izquierda. Como soy zurdo fui jugando en esas posiciones. Tenía recorrido llegando al área y hacía goles en Lleida como el típico carrilero de la época. Fui jugando algún partido cuando no lo hacía Vili. Poco a poco me fui acomodando a esa posición de lateral izquierdo hasta que llegó Antonio Rivas, de maravilloso recuerdo y sentimiento, y tuvimos que competir por esa posición. Jugaba él más que yo y sobre todo con la llegada de Jabo Irureta me colocaron en otras posiciones, como la de pivote defensivo, y acabé jugando de central. Conforme avanzaban las temporadas me iba adaptando a otras posiciones.Decía siempre Jabo que era un jugador muy polivalente, que daba mucha solidez al centro del campo, a la defensa, y la de pivote fue una posición que disfruté muchísimo teniendo alrededor fíjate a Berto, Bango, Vinyals, todo futboleros y con un nivel impresionante. Yo era un poco el trabajador del centro del campo cubriendo las espaldas. Fue una época magistral. Pasé de jugador ofensivo total a jugador casi destructivo cien por cien.
P: Con respecto a los zurdos siempre existe la tendencia a modificarles la posición. ¿Se ve más versatilidad en un zurdo que en un diestro quizá por la dificultad de encontrar a alguien de ese perfil?
R: Es más difícil. Por estadística hay más zurdos que diestros. Sí que es verdad que en la época eran como una joya, como encontrar un diamante. Había muchos jugadores diestros que jugaban por la izquierda, porque no había centrales zurdos, laterales izquierdos. Y por el contrario no había ningún zurdo que jugase por la derecha. Después con la evolución del fútbol ya jugaban con el pie cambiado los jugadores ofensivos para llegar al área y tener buen disparo. Los zurdos en principio estaban muy buscados por eso. Veníamos de una época en el franquismo en la que los zurdos estaban mal vistos y se intentaba que esa “deformidad” se corrigiese, por lo que no había muchos.
P: En esa evolución del fútbol ahora no se ve tanto extremo puro como mediapuntas reconvertidos a jugadores de banda a pie cambiado.
R: Es que han cambiado muchísimos aspectos del fútbol. Ves ahora partidos de la época de los 80 ó 90 y dices “madre mía, eso es otro deporte prácticamente”. Sobre todo ese aspecto de jugar a pie cambiado le da la oportunidad a jugadores desequilibrantes. Antes si te fijas había muchísimos goles. Teníamos delanteros centro específicos, rematadores, como por ejemplo Carlos, al que todo el mundo recuerda en Oviedo y que tantas tardes de gol nos dio a todos. Se llegaba mucho por banda. Era un concepto básico del fútbol el de llegar por banda, centrar, y ahí estaban los delanteros centro haciéndose con el espacio y el lugar adecuado para sus remates. Era un dogma del fútbol anterior. Todo eso ha desaparecido. Ha habido algún momento en el que ha aparecido un delantero de esas características, pero sobre todo después del boom de Guardiola, de la Selección española, del tiki-taka y todo esto, se llega al área por dentro, con paredes, con el balón controlado. Antes el objetivo era llegar por banda, abrir el campo todo lo que pudieras. Para eso necesitabas jugadores específicos de ese juego y buenos centradores para que los delanteros pudieran rematar. Ahora es todo lo contrario, se vitorea más una pared por dentro, o una doble pared que acabe en gol. Han cambiado muchísimas cosas y esa es una de ellas.
P: ¿Es más aburrido el fútbol de ahora? ¿Era más vistoso cuando estabas tú en el verde?
R: Creo que era más pasional. El jugador sentía mucho más el club, eso es segurísimo. Sentía el club como su familia, su casa. Normalmente cuando un jugador estaba a gusto en un club y el club estaba contento con el jugador podía tirar muchos años, y eso se acabó. Se acabó con la aparición de los intermediarios, del negocio en mover al jugador de aquí para allá. Sobre todo en mi última época ya hubo jugadores que cambiaron de equipo cada año. Y ahí estaba el negocio, en mover el dinero. Años atrás eso no pasaba. Yo había firmado por el Oviedo por tres temporadas y acabé jugando ocho. Los tiempos habían cambiado, habíamos jugado la UEFA un año y pensábamos que teníamos que jugarla cada año…qué te voy a explicar de la historia del Oviedo en esa época de gastar más de lo que se podía para volver otra vez a Europa. Antes se sentía mucho al club, era tu familia, tu casa, y eso lo transmitíamos a la grada. Nosotros podíamos perder un partido pero dejabas el alma, perdías el conocimiento por un golpe y seguías jugando. Ahora es mucho más preciosista, todo el mundo sabe de tácticas y antes era pundonor total.
P: Se valora ahora en el Oviedo que exista un bloque formado por jugadores de la casa. Tú que venías de fuera, pero al cabo de ocho temporadas también se te podía considerar de la casa. Entonces existía esa circunstancia, con muchos jugadores que venían de abajo.
R: Pocas veces se ha comentado este aspecto. He venido escuchando muchas cosas y han pasado treinta años, pero pocas veces se ha comentado este tema. En el Oviedo de aquella época contabas jugadores de casa, salidos de la cantera o como mínimo asturianos, y te salían prácticamente la mitad. Recuerdo a Luis Manuel, Oli, Manel, Amieva, Viti, Gaspar, Pedro Alberto…me dejaría muchos. Cuántos asturianos y salidos del fútbol base asturiano había. No lo comenta mucha gente y eso era precisamente darle personalidad al equipo. Sabías que esa plantilla iba a dejar la vida en cada partido. Por eso jugamos la UEFA. Quedamos sextos en Primera División el primer año después de no sé cuántos años con toda esa plantilla de jugadores de casa y cuatro de fuera que éramos currantes y poco más. Si eso no es por corazón…aparte del fútbol que tenían muchos de ellos, que era brutal como luego se demostró. Algo bien se hacía en la cantera o a nivel de captación de jugadores asturianos. Yo salía de un fútbol base que no se cuidaba mucho en Lleida, ni donde se ha optado mucho por eso. Me llamaba mucho la atención y me sentía uno más desde luego.
P: Es una de las claves de casi cualquier equipo. Se habla de construir equipos a base de talonario pero lo que puede faltar ahí es la identidad. ¿Da esa identidad el salto de calidad?
R: Claro. Sinceramente hoy en día el fútbol base de todo el mundo trabaja más o menos igual. Habrá jugadores que por cualidades innatas lógicamente despuntarán más que otros. Pero a nivel global se trabaja de modo muy parecido en todos los sitios. El salto cualitativo, de hacer un equipo muy cohesionado y que no tenga fisuras te lo da siempre el que tenga identidad. Y la identidad que te dan los jugadores de casa en el equipo de toda su vida no se puede igualar con fichajes. En aquella época hablamos de fichajes de nivel dios tipo Prosinecki. Pero como no tengas alrededor gente que quiera al club, que lo quiera arriba, que no se mire tanto al ombligo sino al club, es muy complicado tener el equipo arriba.
P: En cuanto a esos años de éxito ¿cómo se vivió dentro del vestuario la participación en la UEFA?
R: Para nosotros fue un sueño. Ni ahora somos conscientes de lo que hicimos en aquella época. Ten en cuenta que el jugador de fútbol cuando va a trabajar, va a jugar. Y cuando vas a jugar un partido en fin de semana o a competir vas a jugar. Mentalmente éramos muy niños y no te dabas cuenta de la trascendencia. Es con el tiempo, pasados treinta años, que vas por Oviedo, Lleida o cualquier sitio, y te conocen. Te preguntas cómo te pueden conocer después de tanto tiempo. Hoy mismo iba por la calle y me ha parado uno que era muy niño en la época y que se acuerda cuando jugábamos con el Génova y tal. Se te pone la carne de gallina. Ahora imagino que el futbolista está mucho más acostumbrado a todo eso, porque están las redes sociales, la televisión no para, los programas deportivos…entonces teníamos dos canales de televisión y poco más. Aparecieron en aquella época las televisiones privadas. No éramos conscientes de eso, jugábamos a fútbol. Lo pasábamos tan bien, la vida de vestuario…difícilmente se puede haber vivido una época mejor que esa. Encima ganas dinero, estás bien visto, tu ciudad te quiere, son todo ventajas. Con el paso de los años el oviedismo en este caso es algo más, es una seña de identidad y orgullosísimo de haber formado parte de ello.
P: Se considera un éxito alcanzar los 14 mil espectadores. Es una afluencia aparentemente normal en un partido del viejo Tartiere.
R: Estaba a reventar. Claro que la capacidad era otra. Pero de haber tenido más aforo, más se hubiese llenado. Había partidos que era brutal, el de la UEFA por ejemplo es difícil de olvidar por la cantidad de italianos que vinieron y la que se quedó fuera del campo porque no cabían más. Era espectacular. O cuando había un derbi con el Sporting era un lleno seguro con gran ambiente por las calles. Era una época en la que el fútbol se vivía mucho más. También es cierto que no había muchas más cosas. Ahora la oferta es brutal. Todo el mundo se mueve, viaja, va en avión. Antes volaban en avión cuatro privilegiados. Incluso la mayoría de los futbolistas no viajábamos en avión, lo hacíamos en autocar. Luego tienes las redes sociales, las televisiones privadas, de pago, plataformas. Entonces no había mucho más, tú eras de un club y con ese club te movías. Recuerdo partidos en Sevilla para los que se fletaban trenes completos de aficionados del Oviedo que se desplazaban. Imagino que visitarían algo por allí, la Giralda y poco más, veían el partido y para casa otra vez. Se movían con el equipo y formaba parte de la vida social y familiar de los ovetenses.
P: Tú que has vivido esos derbis asturianos, esos partidos de rivalidad, ¿Cómo era la relación con los jugadores del equipo contrario?
R: Nosotros éramos amigos de muchos jugadores del Sporting. Emilio Isierte es amigo de toda la vida, y nuestra amistad empezó cuando él jugaba en el Sporting y yo en el Oviedo. Y con todos los jugadores de la época, los Ablanedo, Joaquín, Jiménez, Cundi, teníamos una relación personal muy buena. Nos encontrábamos por cualquier sitio y nos tomábamos una cerveza, no teníamos ningún problema. Eso sí, nos poníamos las botas, salíamos al terreno de juego y no conocíamos a nadie, eso estaba más claro que el agua. Te cuento una anécdota. Yo soy de Lleida y tengo íntimos amigos de jugar al fútbol. Cuando nos enfrentamos Lleida y Oviedo en la temporada en la que el Lleida ascendió a Primera estando Antic de entrenador, al que también hay que nombrarle como un grande del Real Oviedo, mi íntimo amigo Miguel Rubio jugaba como yo en el centro del campo y nos dimos de leña…tarjeta amarilla para los dos, codazos. Hemos ido de vacaciones juntos, nuestras familias han ido juntas. Éramos íntimos, pero cuando saltabas al terreno de juego tú defendías honradamente tus colores y tu amigo defendía los otros. Era como un juego más noble, y cuando se acababa, se acabó, y volvíamos a la relación de siempre. Era la forma de entender el fútbol y el deporte.
P: ¿Ese fútbol honesto qué o quién lo estropea?
R: El dinero. Todo lo estropea el dinero. Sinceramente es así. Si a un niño desde pequeñito le haces jugar al fútbol, que es lo que quiere, porque además es una pasión, y no aparece el dinero, en ningún momento tendrá ningún problema. Cuando aparece el dinero es muy diferente cómo te lo tomas. Porque te soluciona la vida. Se vivía bien en la época, cobrábamos bien de dinero, pero no la locura de ahora. En 0,6 un jugador es capaz de cobrar millones de euros. Antes para cobrar un buen dinero en Primera División tenías que hacer cuatro o cinco temporadas buenas, muy buenas. Y demostrar que podías cobrar ese dinero. Si no, ni te acercabas a esas cantidades. Cuando el interés es moverte, cada traspaso deja una millonada por el camino. Desde el momento en el que todo eso aparece, el fútbol ya es otra cosa. El fútbol ya no es esa pasión, ese juego, es un negocio. Se habla de números, de los inversores que atraiga. Es una vorágine que se escapa a lo que habíamos vivido nosotros. Yo por lo menos no lo viví porque ya acababa mi carrera cuando apareció.
P: Precisamente el dinero fue lo que condenó al Oviedo.
R: Pero no sólo al Oviedo, le ha pasado a tantos equipos. Por desgracia a los dos a los que yo he pertenecido a nivel profesional, que han sido el Oviedo y la Unió Esportiva Lleida, les ha pasado lo mismo. El Lleida porque subió a Primera, piensa que tienen que estar en Primera y se hacen unos contratos…y el fútbol no son matemáticas. No por hacer mejores contratos vas a tener éxito sí o sí. Hay una competición de muchos partidos, muy irregular, donde tienes que hacer las cosas muy bien y de manera muy cabal como para pensar que yo como me lo gasto tengo que subir o jugar competición europea. Los clubes vieron que entrando en competición europea todo eran ingresos. Las televisiones, la Federación, la UEFA, todo el mundo te hacía ingresos. Quieres estar todos los años ahí, pero no son matemáticas, por muy buena plantilla que se tenga hay millones de factores que van a influir en que el equipo pueda estar o no el año siguiente. No te hipoteques porque lo vas a pagar. Le pasó al Oviedo, al Lleida, Burgos, Extremadura, a cuántos equipos que habían tocado la gloria y de repente se encuentran desaparecidos, denunciados…no pudieron cumplir sus compromisos por no haber llegado al objetivo. Así gana todos los años la liga uno, juegan competición europea cuatro o cinco equipos, o tres. Alguno queda fuera. Esos van a tener problemas si gastan más de lo que pueden, claro.
P: ¿Cómo viviste desde la distancia este tiempo en el que el Oviedo jugaba en campos de barro?
R: Con mucha tristeza y preocupación. Creo que todos compramos acciones. Era tu casa, y tu casa se estaba destruyendo. Menos mal que hubo una reacción social a todos los niveles que hicieron que el poco oxígeno que le quedaba el club lo pudiera coger. Gracias a dios se logró salvar, pero la angustia por ver desaparecer algo tan grande para nosotros era muy preocupante. Se pudo solucionar, aparecieron inversores y gente con dinero. Ahora las cosas tienen que hacerse bien, porque si vuelves a hacer las cosas del pasado tendrás el mismo resultado.
P: Después de esos años peligrosos parece que la estabilidad institucional existe. ¿Es la base principal para reflotar el equipo a Primera?
R: Eso e invertir en cantera. Toda la vida diría lo mismo. Creo que quien sabe blindar su fútbol base, invertir y hacerlo crecer, es el club que tiene futuro. El que no, hasta que los inversores se cansen. Si el club lo vendes a un magnate indio el día que se canse, se irá y tendrás todo el problema otra vez encima. Si tienes una buena estructura y una buena base el futuro está asegurado. Cada año esa base te irá proveyendo de jugadores con los que puedes trabajar y vender a otros clubes. Ya no te digo escapar del modelo actual, que no se puede, porque o te adaptas o seguramente no estarás. Recuerdo que Oli era un chico que salía de las gradas de animar a su equipo y de repente estaba jugando en el Betis en poco tiempo. Tienes a Luis Manuel, Banco jugando en el Sevilla, Armando, Amieva, César, muchísimos jugadores que jugaron en otros equipos y que habían salido del Oviedo. Eso te permite tener tu plantilla un poquito más desahogada a nivel económico porque no tienes que firmar cracks de fuera, y poder en algún momento dado vender y ayudar a las arcas del club a seguir subsistiendo. Se trata de que el tema esté más o menos asegurado, pero no dejar de trabajar en la base. Me parece que el Oviedo lo está haciendo. Incorporaron otra vez a Antonio Rivas, a Paco, jugadores y técnicos conocedores del club que pueden darle ese salto al fútbol base para poder subsistir en cualquier categoría.
P: ¿Qué es lo primero que se le puede enseñar o decir sobre el Oviedo a ese fichaje que no se ha criado en el Requexón y que viene de fuera?
R: Creo que hace falta decirle poco. En cuanto te das una vuelta por Oviedo y te vas por sus calles, bares, tiendas, restaurantes, vas a ver lo que es el Oviedo. Creo que no ha cambiado. Hace muchos años que estoy fuera y no tengo un día a día con todo el mundo, pero sí que he tenido muchas conversaciones durante estos años y muchos contactos, y si el jugador que llega de fuera quiere ver lo que es el Oviedo lo ve a pie de calle. No hace falta explicarle muchas cosas porque el mismo vecino le va a decir, donde va a tomar el café por las mañanas lo va a ver. Lo vivirá desde el minuto 0. Lo importante es que ese jugador aprenda a querer eso. Porque es lo que hablábamos antes. Si el negocio del Oviedo lo utiliza como trampolín, lo tenemos complicado. No te digo que un día no tenga una oferta del Madrid, del Barça o del Manchester. Ahí seguramente no puedas decir que no, porque es otro nivel, pero a nivel de clubes españoles difícilmente podrás estar en otro sitio mejor que ahí.
P: Voy a lo emocional. ¿Cuál es el mejor momento que hayas vivido con la camiseta del Oviedo?
R: Uy, lo viví hace muy poquito. Tuve mi primer nieto, y el primer regalo que tuvo fue una camiseta del Real Oviedo que ponía Elcacho, porque también lleva mis apellidos. Ha sido mi mejor momento. Imagínate la gozada, las lágrimas y la emoción.
P: Ya hay un aficionado más del Oviedo.
R: (risas) Hombre, ya nos encargaremos de eso. Aparte de que su madre, mi hija, es asturiana, nació allí. Aunque con cuatro añitos ya se fue, sin haber estado allí es una carbayona y una oviedista más. Imagínate su niño.
P: Ahora vives completamente alejado del fútbol en Formentera.
R: Como entrenador he hecho varias cosas a nivel de Tercera, Segunda B, y cogimos una época en la que ya aceptamos no cobrar mucho. Aceptamos adaptarnos a las crisis del ladrillo…pero el problema es que ni adaptándonos a eso llegábamos a cobrar. Vivi una serie de episodios en algunos clubes con sentencias del juez, que dictaminaba que tenías razón en tu denuncia y te tenían que pagar, y llegaba el político de turno y decía que el límite salarial era tanto y que o lo tomas o lo dejas. Un desastre. Tuve la oportunidad de entrenar al Formentera, que fue una gozada, durante cuatro años. Era un club totalmente al margen de todo esto y súper solvente. Cuando me dijeron de finalizar, a la misma me ofrecieron la posibilidad de trabajar en el Consell Insular, en el área de deportes. Vi una opción de seguir vinculado al deporte de otra manera y decidí dejarlo. La verdad es que hubo alguna posibilidad de haberme reenganchado, pero me daba mucha pereza volver a empezar con que si cobro, no cobro…porque al final lo que menos importaba era lo que pasaba en el terreno de juego y eran más importantes las negociaciones con AFE y con no sé quién para al final cobrar dos duros. Pensé que ya había llegado el momento de decir adiós y no me arrepiento la verdad. Estoy súper a gusto en el trabajo montando medias maratones, BTT´s, pruebas de natación, ahí en el mar Mediterráneo que es maravilloso. De momento no me acuerdo del fútbol para nada.
P: ¿Te veremos de vuelta viendo al Oviedo en Primera?
R: Eso espero, y ojalá por la cantidad de buenos amigos que siguen ahí y que me consta que están haciendo un trabajo sensacional, sobre todo a nivel de base. Yo insistiré mucho en eso. Me alegraría mucho por ellos y sobre todo por la afición y todo lo que conlleva el oviedismo, que lo merece después de tantos años esperando. Veremos si este 2022 es por fin el año. Estaremos pendientes.