El Oviedo cae en Las Palmas y se encomienda al Burgos de Michu

No fue el partido. En ningún momento el Oviedo fue capaz de sobreponerse a la correa de transmisión que conectaba la grada del Gran Canaria con el césped. Y eso que los azules empezaron mandando en el choque. Puro espejismo.

No tardó Jesé en avisar de las intenciones de su equipo. Ni siquiera estaban sentados los oviedistas cuando el conjunto canario encimó el área visitante obteniendo casi rédito. Entonces pudimos contrastar el planteamiento habitual de Ziganda para los partidos fuera de casa. Los habituales con Mier acompañando a Bastón. García Pimienta advertía de que iba a tomar el control e imponer su ritmo. Así fue. El Oviedo se vio sobrepasado en todas las líneas, siendo incapaces de contener la avalancha tanto por dentro como por las bandas. Jesé y Moleiro hicieron imperceptible la presencia de Sadiku en la punta de ataque. Mfulu impuso su condición física, Kirian y Viera pusieron el talento para mover el balón. Con eso bastó para encontrar espacios suficientes para transitar. Los azules apenas vieron a Borja Sánchez como fuego en mitad del océano. A pesar de todo, el 10 carbayón emergió en el segundo palo para recoger un rechace y hacer que la esperanza se hiciese cuerpo. Sin embargo, la capacidad canaria desarboló al Oviedo, primero por medio de Moleiro en un gran zapatazo desde fuera del área, y después con el pundonor y clase de Viera, que recogió los frutos de una buena presión en un saque de banda del conjunto azul.

Hoy los cambios llegaron tarde, y tampoco surtieron el efecto deseado. Sangalli puso corazón sin éxito, sustituyendo a un Viti desdibujado en la noche canaria. No respondía el equipo a los gritos de auxilio de Bastón, que a duras penas se acercaba a portería. La tuvo el Oviedo en un error garrafal de Navas, que dejó un balón muerto en el área que supuso la ocasión más clara de los visitantes para devolver la fe. Brugman no atinó a sacar potencia necesaria de su pierna derecha y su tiro quiso ser ajustado al palo. También el uruguayo había gozado de otra oportunidad en una vaselina para la que sí que impulsó con demasiada fuerza. Si hubiese acompañado la fortuna en una de estas opciones se estaría interpretando el final de liga de otra manera, claro está. 

Ziganda removió más el árbol con la entrada escalonada de Matheus, Montiel y Rama, agitando posiciones pero sin tener incidencia en el juego ofensivo. Tampoco precisó Las Palmas de poner a prueba a Femenías para inyectar miedo. Por primera vez en lo que va de temporada el Oviedo pierde un partido que comienza ganando. Estadística a añadir en el peor momento posible. 

Toca encomendarse a la profesionalidad del fútbol, y mirar especialmente a El Plantío, donde el Burgos debe ganar al Girona. El vistazo cercano se hace más difuso. Por supuesto ninguna cuenta ni calculadora vale si los carbayones no derrotan en el Tartiere al Ibiza. 

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