Cinco victorias en línea y refuerzo de equipo más en forma de los últimos dos meses. El triunfo en Alcorcón consolida la dinámica al alza del conjunto azul y le aferra a los puestos de playoff.
Y no, no fue fácil. De hecho el Oviedo dio una imagen muy alejada de la exigencia que se le presume para pelear en lo alto. Se plantaban los de Ziganda en el verde con la continuidad de Tarín en la defensa en detrimento de un Costas ya liberado de sanción. Premio para el valenciano por su trabajo en el derbi. La baja repentina de Brugman fue suplida por Jimmy, que formó con Luismi una medular muy irregular y con poco poderío en la tarde del domingo.
Se le notó incómodo y carente de ritmo al conjunto carbayón, que estaba sometido a la voluntad de los locales, serios y concentrados. Problemas iniciales en Isaac para atar al veterano Laure, que en banda cambiada fue un tormento. Llegaba el equipo alfarero con suficiencia, tanto en centros laterales (tenía la lección aprendida de cómo hacer daño) como por el centro, a través de la elaboración de José Jurado y Zarfino, que se atrevía con el lanzamiento. Porque el Alcorcón tiró, aunque sin puntería. Xisco aprovechó la mínima oportunidad para rematar. El Oviedo marcó, aunque el tanto de Mier de cabeza fue anulado justamente por el trencilla.
Sin capacidad para generar por el centro, había que buscarse las habichuelas en el juego exterior, pero ahí no se encontró a Viti en ningún momento y Borja estuvo bien sujeto. Se vivía de las incorporaciones de Pierre Cornud. Complicaciones máximas. La grada, en su mayoría azul, intentaba rebotar el sol justiciero al campo para dar algo de luz.
El segundo periodo también arrancó en el mismo punto, con un Oviedo a la deriva, sin ideas, y un Alcorcón que se asomaba al balcón con peligro. Tras esperar los minutos de rigor Ziganda introdujo a Montiel y Matheus reconfigurado el plan. Quería posesión y remate. Pero costó acoplar las piezas. En ese intervalo el Alcorcón se adelantó por medio de Óscar Rivas. El hijo de Antonio Rivas remató a la red un balón que sobrevoló el área en jugada de estrategia y que la zaga no supo despejar. Disculpas a la hinchada azul y a seguir. Un poco más tarde se produjo la situación determinante del choque. Zarfino, que había visto amarilla en el primer tiempo, tuvo que derribar a Cornud en una clara internada por banda y recibió la segunda amarilla. Sólo a partir de ese momento, y ya con Pombo y Rama en el césped, el hoy visitante creyó en sus opciones. Con talento e ideas nuevas en la zona ofensiva el Oviedo empujó, fundamentalmente gracias a Joni Montiel, que una vez más se hizo con el control del partido. Fue Montiel protagonista en el primer gol, en un gambeteo que se convirtió en un pase posterior para Matheus, que cayéndose estiró su pierna zurda para sortear a Rivero por bajo. Ante la sorpresa del respetable el Oviedo empataba. El reloj marcaba el minuto 82. Cuando ya muchos habían perdido toda esperanza el equipo de Ziganda asumió galones. Se fue a por el partido y rozando el descuento Rama desató la locura en las gradas (y las casas) finalizando con efectividad una buena cesión al hueco de Bastón, que previamente había recibido el balón del esforzado Montiel.
Desesperación en las filas madrileñas y alegría desbordada en la plantilla azul, que saltó a celebrar una victoria de esas que afilan los dientes. Dos tiros entre los dos palos y dos goles. Y tres puntos clave para una lucha en la que el Oviedo sigue dependiendo de sí mismo. Los choques del fin de semana le acercan al Girona a un punto y al Tenerife a tres.