Jorge Rodríguez sigue calzándose las botas cada fin de semana. Mirando de reojo su próximo paso al banquillo como entrenador recuerda con Grada Oviedo la temporada en la que fue jugador azul. Formó parte del Real Oviedo del ascenso en la tanda de penaltis de Mallorca, un tiempo para la gloria y la historia oviedista.
PREGUNTA: Empezamos con tu llegada a Oviedo.
RESPUESTA: Venía del Osasuna B, del Osasuna Promesas. La verdad es que fue un año en el que me lesioné el tobillo, y luego una vez que me sale el Oviedo, jo, es difícil decirle que no. Aunque estuviésemos en Tercera siempre te llaman ese tipo de equipos. Tenía 26 ó 27 años y al final quieres ir a un equipo histórico como el Oviedo. Siempre me decidí por los equipos y las ciudades por historia que a veces por el tema económico. El Oviedo económicamente estuvo bien, estábamos en Tercera y te llama ir a un equipo como el Real Oviedo. Fue fácil. Sí que tenia cosillas, incluso de alguna categoría superior. es difícil decirle que no y la decisión fue fácil. Marché para allí con los ojos cerrados.
P: ¿Cómo fue la diferencia de pasar de Tajonar, de esa dinámica cercana al primer equipo, a la Tercera división asturiana?
R: Sí que es cierto que era Tercera pero todo lo que englobaba al club no era de Tercera. Tienes unas instalaciones, un estadio y una afición detrás que respalda y que no es una afición de Tercera división. A nivel de infraestructura era muy grande. ¿El cambio? En Osasuna sí que había un vínculo muy cercano con el primer equipo. Entrábamos casi a la misma hora a un campo anexo y en el momento que faltaba alguien subíamos con el primer equipo. Oviedo no tiene nada de Tercera, sólo la categoría en la que estábamos por circunstancias. Todo era de un ámbito superior. En ese aspecto fue fácil la adaptación. Lo que más te pesa es jugar fuera de casa y tener que ir a jugar a campos como los que hay por ahí. Pero el día a día era espectacular porque era muy profesional en todos los aspectos y la estructura enorme.
P: En cuanto al seguimiento que os hacían en todos los campos, en los más grandes o los más pequeños, en los que había sitio y en los que no, en los que había barro ¿cómo se llevaba?
R: Se llevaba muy bien. Al final al jugador de fútbol lo que le presta es que la afición esté, verte arropado por ellos. Eso te da empuje e ilusión. Luego encima el año en el que yo estuve salió todo rodado y la afición te daba más cariño todavía. Cuando salen las cosas mal es una afición dura y crítica, pero yo no viví eso. Lo que viví es que sacábamos prácticamente todos los partidos. Siempre estábamos arropados y era como jugar en casa siempre. El campo igual era de barro, peor que el Tartiere, pero lo que envolvía al campo era todo azul y del Real Oviedo. En ese aspecto era fácil de llevar.
P: ¿Qué piensas cuando hay jugadores de la élite que se quejan del estado del terreno de juego, de que la hierba está más o menos alta, cuando a ti te tocó jugar con un equipo de alto nivel en campos en los que el barro te podía llegar a la rodilla al final del partido?
R: Eso lo entiendo. He estado en diferentes sitios y cuando estás acostumbrado a jugar en tu campo, que es bueno, que no bota mal, que tu día a día es ver las cosas bien cuidadas, y que el césped esté como una alfombra, no te gusta cuando no te encuentras lo mismo fuera de casa. El jugador de fútbol se tiene que adaptar a lo que hay. En el ámbito profesional sabemos que todo es más fácil, pero cuando estás en tierra de nadie en el mundo semiprofesional te encuentras con sitios que no son de tu agrado. Al final hay que adaptarse a todo tipo de circunstancias, tanto a nivel de campo como a nivel extradeportivo. Es la vida en sí, en la calle te pasa lo mismo. Las quejas las puedo llegar a entender pero hay que adaptarse a lo que a uno le llega.
P: Fueron 16 goles y en el último partido haces doblete.
R: Fue un año raro. Empecé el año jugando, pero al final todos conocemos a Diego (Cervero), que empezó a meter goles. Me costó entrar y al final jugué con Diego. Fue un año de entradas y salidas del once y de la convocatoria. No fue un año en el que dijese “qué bien he participado”. Pero los ratos en los que estuve bien había mucha competencia y el míster decidía, y a veces no lo hacía por mi. No tenía más que hacer que seguir trabajando. A nivel de números y de minutos jugados y por dónde jugué, porque a veces lo hacía por banda izquierda, creo que fue bien. Hice buenos números, lo que pasa es que te queda la espinita porque en el playoff no participé. Te quedas con un sabor agridulce. El objetivo se consiguió, que al final es lo importante, pero en el ámbito personal quedaron cosas a medio hacer. Contento porque el objetivo grupal se consiguió, con mucho sufrimiento, pero al final se consiguió.
P: Si nos quedamos en lo numérico un delantero con esa cifra de goles se supone que está jugando de continuo. Puede sorprender en este caso que hayas tenido tanta capacidad goleadora con esas entradas y salidas y la temporada de Cervero, que te pudo eclipsar.
R: Es complicado. Estaba Diego que metió 36 goles, creo recordar, y luego estaba Álex que igual tenía menos capacidad goleadora que yo pero tenía otras virtudes que hacían que el míster apostara por él. Muchas veces o no jugaba o iba al banquillo o participaba en la banda izquierda. Al final se trata de adaptarte al equipo y a lo que te pide el míster, y luchar para ser más partícipe en las victorias. Me pilló con 26 años y eso es más difícil de gestionar, ahora casi con 40 lo veo desde otro punto de vista. Veo el fútbol de otra manera, entonces te costaba asimilarlo y ser cauto. Todo salió como se buscó el minuto uno que llegué allí, lo que el club quería y los jugadores y aficionados queríamos. En el ámbito personal te cuesta un poco adaptarte pero hicimos un grupo muy bueno manteniendo el contacto muchos de ellos. Todo lo que puedo decir de ese año son buenos recuerdos.
P: No participase en el playoff pero ¿cómo viviste esos minutos finales y la tanda de penaltis?
R: Fue duro la verdad. En casa fuimos convocados 18 y de aquella sólo podíamos entrar 16. Nos quedamos fuera Iker Lasarte y yo y fue un momento duro. Te plantas en el campo, en la hierba y ves que te quedas fuera después de haber metido dos goles. Fue duro pero una vez que echa el balón a rodar y salen los compañeros a calentar eres uno más y lo que quieres es animar, que la gente esté concentrada y que se consiga ganar. En Mallorca fuimos 17 y me quedé fuera también. Aquella ya me la esperaba más, y la verdad es que fue muy emocionante. En la tanda de penaltis cuando llegó ya el sexto no había ninguna decisión para el lanzador. Recuerdo que con Dani Hedrera tenía muy buena relación, incluso vivíamos juntos. Era de los que quedaban por tirar en el que más fe tenía y el que más tranquilidad podía tener en esos momentos de tensión. Le dije que tenía que ser él, lo tiró, y después hubo la suerte de que Aulestia paró el siguiente. Si ese sexto lo llega a meter el Mallorca la tanda de penaltis se nos hubiese complicado. Había mucho nerviosismo. Si se fallaba había mucho fracaso, y entonces la gente estaba muy tensionada. Había miedo al fracaso y hubiese sido difícil decidir el séptimo lanzador. Cuando lo para Aulestia recuerdo que fue una locura, iba corriendo en chanclas y se me cayeron por ahí. Nos abrazamos y luego fue la fiesta final que creo que nos la merecíamos.
P: ¿Te habrías atrevido a tirar ese penalti?
R: Sí, en ese aspecto siempre me ha gustado esa tensión de tirar penaltis. A día de hoy los tiro, y los he tirado desde pequeño. Sí es cierto que con el paso de los años te vas dando cuenta de que hay mucho que perder y poco que ganar, pero en esos años no pensaba en eso, pensaba en que quería tirarlo y disfrutar de ello. Si lo fallas no sabes lo que te espera después (risas). Sí lo hubiese tirado. Siempre he sido lanzador de penaltis, he sido atrevido en ese aspecto y lo habría tirado sin ningún miedo. Luego entra la suerte de meterlo o fallarlo, pero sí me hubiese atrevido.
P: Termina la temporada, se cumple el objetivo pero encima de la mesa está esa sensación agridulce por no haber tenido toda la participación esperada. ¿Es lo que te hace no continuar en el equipo?
R: Tenía cláusula de renovación si jugaba 25 partidos más de 45 minutos y no los cumplí. Me quedé en unos 20 ó 22, sobre esa cifra. En el momento en el que no se cumplieron los objetivos del contrato las aspiraciones del Oviedo fueron otras. Es cierto que después de no jugar el playoff y viendo cómo fue el año si no se cumplía eso sabía que iban a buscar otras cosas. Me hubiese gustado continuar porque si al Oviedo en Tercera fui a ojos cerrados, en Segunda B hubiese sido un colofón para mi. Busqué otros objetivos y otros equipos y recuerdo ese año en esa ciudad y el club a día de hoy. Nada que objetar.
P: Mantienes vinculación después con el fútbol asturiano. Ese año también te sirvió para abrirte un mercado.
R: Volví a la Gimnástica de Torrelavega y la verdad es que Asturias siempre me gustó y al cabo de unos años marché para Avilés. En Galicia o Asturias he vivido y he sido muy feliz. En mi palmarés hay muchos equipos gallegos y asturianos. Se vive bien y es muy parecido a Cantabria. Tengo buen recuerdo y el crío además nació en Avilés. Asturias siempre formará parte de mi.
P: ¿Cómo ves al Oviedo?
R: Lo sigo. La Segunda la sigo bastante y tengo algunos amigos. Es muy difícil y competida. La cosa mejora y los resultados están llegando. A ver si se mantiene en el playoff y lucha por ello.
P: Tienes la titulación de entrenador. ¿Va por ahí enfocado el futuro una vez que cuelgues las botas?
R: Pues sí. Lo saqué porque el fútbol es mi pasión, desde pequeño juego al fútbol. Voy a cumplir 40 años. Fisicamente me encuentro bien pero ya el tiempo de recuperación es distinto. Desde luego que lo intentaré. Al estar en tantos sitios he podido coger diferentes cosas de los entrenadores que he tenido. He tenido muy buenos entrenadores y se podrá hacer una buena mezcla.
P: ¿Y verte por aquí como entrenador?
R: No descarto nada la verdad. Primero tengo que iniciarme y los resultados marcarán el futuro. Como futbolista salí fuera de Cantabria porque llegaron los goles y los triunfos, y a partir de ahí el mercado se amplió. Como entrenador es lo mismo, intentaré iniciarme aquí y si te llaman de lugares como puede ser Asturias ¿por qué no? Es un sitio que me gusta y se vive el fútbol de manera muy intensa. A nivel amateur también hay buena afición.
P: En Cartes sigues para matar el gusanillo y rematar tu carrera.
R: Me llamaron hace dos años. Con la pandemia lo iba a dejar pero me despertó el seguir y no querer dejarlo, porque creo que lo iba a echar de menos. Tenemos un equipo majo, económicamente no es lo que viví, pero te da algo y lo puedo compaginar con el trabajo y la familia. Y luego al crío le encanta ir a verme y es una motivación extra. Seguimos ahí a ver si conseguimos el objetivo y al final de año decidiremos si continuamos o qué hacemos.