Plácida victoria en casa festejando el 96 cumpleaños. Jornada que aparentaba ser complicada por la necesidad del Fuenlabrada de sumar tres puntos para poder mirar la opción de salvación. Salía Sandoval con un marcado 4-4-2 queriendo ser profundo en la derecha con Valentín, y procurando que Ontiveros abriese el camino por el costado opuesto a Gozzi, que tan buenas sensaciones dejó en el partido de la primera vuelta.
Por su parte Ziganda recuperó la alineación que se recitaba en el bar al inicio de curso, con Luismi entrando en lugar de Jimmy. En los primeros minutos se vio a un Fuenlabrada poco dado a la contención, si acaso algún saque ralentizado por el guardameta Belman. Quería el técnico madrileño jugar en campo contrario, haciendo retroceder a una defensa azul que se resistía a perder metros. Mucho balón en la zona central y Borja Sánchez como desatascador. Se conectó el 10 al partido y pedía ser importante esta noche.
Fue el Oviedo el que dispuso de los acercamientos más claros, ensombrecidos en el empuje final por Obeng y Bastón, que hoy no consiguió mantener su racha goleadora.
Crucial para el devenir del choque el córner ejecutado por Cornud, que puso un balón al lugar exacto en el que Calvo conectó con la cabeza tras dar dos pasos hacia atrás. Un buen gol justo en los instantes finales del primer periodo, que ayudaron a sosegar a los locales y dotarles de una herramienta de la que carecía el rival, la tranquilidad para elaborar.
A partir del gol los fuenlabreños se fueron descomponiendo, por fases y sin que Sandoval pudiese arreglarlo con los cambios. Obeng hizo el 2-0 en una jugada en la que el ataque azul encontró el enésimo espacio abierto, que Brugman aprovechó para enviar raso al segundo palo, donde el delantero ghanés rompía su sequía.
Pudo el Oviedo caer en su abismo particular del minuto 60, cuando ya parecía que el cansancio hacía jugarretas. Entonces aparecieron las piernas frescas de Montiel y Mier, protagonistas del tercer tanto. El canterano tuvo fe para hacerse con un balón en tres cuartos, ceder a Montiel, que esperó a que Mier asomase por el área rival para colocarle un pase al alcance sólo de los buenos, y que el 6 adornó con una soberbia volea de primer toque. 3-0 que podría haberse ampliado con facilidad, de haber tenido más acierto el gentío azul que poblaba la parte más adelantada del campo. Juego combinativo y cómodo.
Femenías corrigió un error de bulto en una salida a despejar el aire con dos excelentes respuestas, una foto de postal de mérito y otra intervención de mérito a renglón seguido.
La victoria se queda en casa e invita a soñar, más si la Ponferradina no suma en su partido difícil contra el Mirandés.