El Anxo Carro aguarda el enésimo intento del Oviedo de ponerse la etiqueta de fiabilidad en la pelea por el playoff. La victoria en casa frente a un rival tan fuerte como el Valladolid ha subido la moral y ha rescatado del olvido a las calculadoras. Todavía existe un espacio abierto, por los puntos en juego se puede afirmar.
Rubén Albés ha construido un equipo sólido y que modifica esquema en función de su condición de local o visitante, y teniendo en cuenta siempre al rival. Ha empleado el entrenador del equipo gallego el 5-3-2 fuera de casa con Pita ejerciendo de jugador clave en el engranaje. Cuando el Lugo es el local Pita se ancla en un 4-3-3 rodeado de Señé, Juanpe o Clavería. Es un centro del campo muy posicional en el que prima el orden. Si acaso Señé, por habilidad, es capaz de arañar algo distinto. Albés retocará el sistema guiándose por el seguimiento intenso que hace del equipo al que se enfrenta. La baja del ex jugador azul obligará a remover el once, seguramente dando entrada a Sebas Moyano.
Alende y Ros son inamovibles en su bloque defensivo atendiendo a cualquier dibujo. Si la línea es de cinco jugarán de centrales con Pita como libre. En las bandas Ricard, en una buena línea esta temporada jugaría en la derecha, mientras que el ucraniano Lebedenko ocuparía el carril izquierdo. Es previsible que Albés opte por dos delanteros, encajando a Carrillo y Manu Barreiro, que ocuparía la plaza de un Chris Ramos aquejado de un proceso vírico. Ramos ha ampliado sus recursos y se mueve entre la zona central y la banda, dejándose caer para apretar como extremo. Baja sensible para Albés, que modificará su guión original. Bajo palos el ex jugador del Sporting Óscar Whalley.
Como se demostró en el partido del Tartiere, el Lugo es un contrincante duro al que no le puedes dar la pelota, porque te podrá golpear amasando el balón desde atrás, o mediante el juego directo buscando el siguiente nivel ganando ventajas en el duelo con los defensas. Ricard y Lebedenko se expondrán en fase ofensiva, y la clave estará precisamente en su repliegue. Ahí se producen alternativas para el rival en una pérdida sin retorno.
Se trata sin duda de un bloque que nunca se va del partido. Hay poco espacio para florituras y sí para el trabajo.
Si Ziganda repite el trivote será Carrillo el que cierre pasillos interiores, acumulando hombres y perjudicando la transición del conjunto azul. Hemos visto que en áreas colapsadas los carbayones sufren. También ayudará a cerrar el hueco del que precisamente se aprovechó el Oviedo en su último partido, visto por Mier y ejecutado por Brugman. Cualquier planteamiento habrá sido estudiado, por lo que primará lo diferente que se pueda aportar.