No había sido una semana especialmente sencilla para Ziganda. Las dos derrotas seguidas y una sensación de pérdida de fuelle caían como una losa en la previa de un partido crucial en el Tartiere ante el tercer clasificado.
El Valladolid venía en una dinámica positiva, y con un desplazamiento masivo de aficionados a la siempre fraternal capital del Principado. Hermanamiento de aficiones y llenazo de la zona visitante. Colorido suficiente para una tarde de fútbol.
Se había especulado con el recurso de los tres centrales, y el entrenador navarro escondió bien la carta hasta última hora. Sorpresa en la alineación, que contaba con Mier en el once en detrimento de Jimmy. Montiel se quedaba sin premio. Obeng aguardaba turno en el banquillo. El ghanés no funcionó en la línea ofensiva de tres y fue Borja Sánchez el que recuperó la titularidad.
Lo que se vio en el campo fue un 4-3-3 en fase ofensiva que se repartía en el 4-5-1 en momento defensivo, con Viti y Borja ayudando a Isaac y Lucas. Temibles las proyecciones de Luis Pérez. El equipo pucelano dio rienda suelta a su fervor futbolístico, tratando de hacerse con el balón. Pero pronto se le torcieron las cosas. Una entrada de Carnero al tobillo de Viti, que en primera instancia el colegiado no consideró como amonestación, mutó en expulsión tras la revisión del VAR. Minuto 14 y ventaja adquirida para los locales.
De inicio Pacheta reubicó a Toni Villa como lateral, aunque pronto fue sustituido por Nacho. Ziganda prefirió esperar antes de hacer modificaciones. Mier y Brugman comenzaron a hacerse con el control de la medular, que a duras penas era contrarrestada por Roque Mesa y Aguado. El canario sí que encontraba ciertas alternativas para mover a su equipo, aunque era incapaz junto con Aguado de contener las acometidas locales, que arreciaban en circulaciones rápidas. Superioridad azul que no se traducía en dominio en el marcador. Viti era profundo y forzó hasta tres tarjetas, y Borja se desfondó esta tarde. El Oviedo llegaba pero no ponía a prueba a Masip.
Tras el descanso los carbayones quisieron poner pie en pared ante un posible reajuste pucelano. Se llegaba con mucho, ante la carencia de músculo y la existencia de un boquete abierto en la zona media que el Oviedo enfiló una y otra vez. Brugman lo intentó en dos ocasiones desde fuera del área, y Bastón cabeceó flojo. Las líneas trazadas del VAR no dieron por bueno un gol del 9 azul por fuera de juego.
Fue Javi Mier el que estrenó su casillero con un chut raso ajustado al poste, felicitando un pase en profundidad de Luismi que tocó Brugman para romper la espalda de El-Jamiq. Buen control orientado y óptima resolución ante Masip. Apenas un suspiro y llegó el segundo gol, en idéntica situación. Pase a la espalda del central marroquí del que se aprovechó Bastón. No era capaz el Valladolid de sostener el ataque azul, quizá con demasiados jugadores de corte ofensivo. El peso de los minutos y la buena disposición del Oviedo se le atragantaron a los visitantes, que veían inertes cómo el Tartiere sonreía ante las evoluciones de sus muchachos. Las opciones vallisoletanas se las ganaba en el lanzamiento de córner, aunque en esta ocasión Femenías no tuvo que intervenir.
Ziganda tardó en mover piezas, y terminó dando entrada a Montiel y Rama para retener la pelota, y a Matheus para reemplazar a un cansado Bastón. Montiel y Rama dieron benditos minutos, e incluso el gallego intentó su gol desde fuera del área. El madrileño hizo su juego, recorriendo espacios y siendo profundo en sus incursiones. Obtuvo su merecido premio en forma de gol. Un rechace a tiro de Matheus lo recogió Montiel, que tras un gambeteo ante dos defensas colocó con su pierna derecha el esférico en ángulo imposible para Masip.
Toca retomar las cuentas y coger la calculadora.