ENTREVISTA – JANDRO

Alejandro Martínez “Jandro” es uno de los valientes que apostó por el Oviedo en el peor momento de su historia, cuando la inestabilidad, las inseguridades y las decisiones políticas despojaron al equipo de la capital asturiana de prácticamente todo salvo una identidad que se grabó a fuego en una temporada para el recuerdo. Jandro vivió distintas etapas en el club azul, y actualmente mantiene su amor por el fútbol en activo en las filas del Tuilla. 

P: ¿Cuál es la diferencia entre el Jandro que debuta en el Oviedo y el Jandro actual?

R: Muy diferente, por la posición, la mentalidad. Desde niño a los primeros años a nivel profesional fui un extremo de banda puro, de los de antes como se suele decir, de jugar pegado a la cal, de regatear, de llegar a la línea de fondo y centrar. Y ahora para que te hagas una idea juego más por dentro como mediocentro o interior. Obviamente vas perdiendo velocidad y unas cualidades que tenías en cuanto a físico, pero vas ganando otras en cuanto a esa mentalidad, al posicionamiento, a lo táctico. Si adquirieras la mentalidad, el carácter, la sabiduría táctica y el saber leer los partidos cinco años antes, que es lo que les pasa a los TOP, llegarías más arriba. Sería unir todas las cualidades físicas y técnicas que puedes tener de joven a esa experiencia y lo que aprendes en el campo después. Si hubiera tenido con 20 ó 22 años el carácter, la mentalidad y la sabiduría táctica que tengo ahora probablemente hubiera conseguido más cosas, pero es algo que imagino que le pasa a todo el mundo, que mejoras unas cosas y vas perdiendo otras cualidades físicas que tenías. 

P: ¿Alguna decisión de la que te hayas arrepentido?

R: Me pasaron tantas…pero creo que tampoco puedo arrepentirme porque en esos momentos traté de tomar la mejor decisión para mi futuro. Pero sí que hubo muchos puntos en mi carrera que hubieran cambiado de haber elegido otra opción. Por ejemplo me voy muy atrás. Cuando pasaba de juveniles al filial del Oviedo un par de años seguidos me llamó el Celta porque quería llevarme a toda costa. ¿Qué hubiera pasado si hubiera ido ahí? Igual se hubiera cumplido lo de que es más difícil triunfar en casa que fuera, ir al filial del Celta como se fue luego Michu y tirar para arriba. Decidí quedarme en el Oviedo y se pegó ese gran hostiazo en el 2003. 

El equipo estaba en Segunda con mi edad de subir al primer equipo, y después en pretemporada cuando Rivas seguramente me iba a dar la opción de quedarme se bajó a Tercera. No sé qué hubiera pasado, decidí quedarme aquí y me fié de la palabra de Rivas. No lo cambio porque obviamente no hay nada que hacer. A nivel emocional gané muchas cosas y lo que viví esos años fue espectacular. A nivel deportivo te quedabas en un equipo que no sabías si iba a competir o no. Años después me fui del Oviedo en una etapa de tres o cuatro años. Me fui al Mallorca B, Mérida, me volvió a fichar el Oviedo después de hacer dos muy buenas temporadas. Estuve a punto de fichar por el Salamanca y me seguía el Numancia en Segunda. El Oviedo llevaba dos o tres meses diciendo que si ascendían a Segunda B querían hacer un proyecto para subir y querían contar conmigo. Al final te tira lo de casa, te criaste en el Oviedo, eres canterano, quieres subir al equipo. En ese momento también me insistió mucho Anquela en el Alcorcón. A cualquier persona le preguntas si prefiere ir al Oviedo o al Alcorcón y un 99% te diría que se iría al Oviedo. Pues ese año el Alcorcón ganó al Madrid y ascendió como primero de grupo, y nosotros quedamos segundos y no subimos. Son decisiones que te marcan, pero a toro pasado todo es más fácil. Creo que tomé la decisión correcta y lo que me hacía ilusión de verdad que era venir al Oviedo e intentar subir a Segunda. No se pudo dar, mala suerte. Las cosas en el fútbol son así, a veces necesitas ese punto de suerte. 

P: Me mencionas a Michu y ese paso por el Celta que tú pudiste dar. ¿Sientes envidia sana por su carrera habiendo hecho ese camino?

R: A Michu le tengo mucho aprecio, fue un compañero mío y tenemos buena relación. Hizo lo que pudo, aguantó mucho más de lo que muchos pensaban que debería haber aguantado. El año anterior al que se fue Michu creo que fue el que estaban Pintado y García, que destrozaron todo aquello y dieron 16 ó 17 bajas. No se debió quedar nadie de la cantera salvo Michu. Nos tuvimos que ir todos. Michu se quedó ese año que descendieron, que ya se podía haber ido a varios equipos. Aguantó pero obviamente no va a perder su oportunidad de crecer como futbolista quedándose otra vez tras un descenso en Tercera división teniendo ofertas de clubes importantes. ¿Envidia sana? No, simplemente me alegré por él porque era un compañero al que tenía aprecio y tenía cualidades para seguir creciendo en el fútbol, igual que Adrián y tantos otros. Yo por decisiones que tomé de quedarme o no quedarme, de irme a un sitio o a otro no tuve esa suerte. Sí que me dijeron muchas veces que tenías las cualidades para haber tirado para arriba y al final no conseguí dar ese salto que dieron ellos. Otras cosas me habrán faltado también al margen de que hubiese tomado la decisión correcta en el momento exacto. Me alegro por ellos y de que hayan tenido una carrera tan exitosa. 

P: Hablemos de tus etapas en el Oviedo. Cuando subes por primera vez al primer equipo ¿qué Oviedo te encuentras?

R: Un solar. Un solar en el que todo es un ejercicio de fe y de creer en lo que te cuenta el mister. Luego ya ves las movilizaciones, lo que se mueve la afición para que aquello no desaparezca. Hubo momentos en los que nos decían prácticamente que nos iban a quitar el estadio, el escudo, la camiseta, que el Astur que se hizo Oviedo ACF va a ser el dueño de todo esto y el Oviedo va a desaparecer. Ahí dudas, y sobre todo teniendo ofertas de fuera de la región de equipos importantes te preguntas ¿Qué hago? ¿Me la juego aquí que igual en dos meses no sale y desaparece? Rivas nos convenció, Manolo Lafuente nos convenció y al final con una serie de chavales más gente que se animó a venir de fuera se armó un equipo competitivo a cuentagotas. Todo eran impedimentos, porque no teníamos agua caliente, los praos del Requexón estaban sin segar…no había un duro por ningún lado. Entre el esfuerzo de unos y otros, de gente se quiso venir aquí y sumarse al proyecto y sobre todo de la afición que no dejó tirada al equipo en ningún momento sacamos aquello adelante. Empezamos con menos seis puntos y acabamos ganando esa liga. La pena que me da es que ese era el año que teníamos que haber subido. Porque sufrimos mucho desde el principio, por el fallecimiento de Armandín, por muchas cosas. Para mi emotivamente es el mejor año, del resurgir, en el que resucita el Oviedo y el que teníamos que haber subido. Fue una pena no haber subido para dedicárselo a todos, a la gente, a Armandín, a nosotros mismos por haber tenido las agallas de quedarnos ahí apostando por un club que todos decían que estaba muerto. Al año siguiente subimos pero fue diferente. Había más estabilidad, mejora todo un poco económicamente y a nivel de instalaciones, se pueden fichar jugadores con más tranquilidad, confeccionar la plantilla en condiciones. Ese equipo tenía que subir sí o sí.

P: Dentro de ese componente emocional del que hablas y la pérdida de Armando ¿cómo se llevaba el día a día con esas dificultades?

R: A todo te acostumbras yo creo. El jugador cuando empieza a entrenar se olvida un poco de todo y es fútbol, esté mejor o peor el campo. Notas que llegas a un Oviedo con todo de primer nivel, de Primera división, con todo tipo de mantenimientos, y en dos o tres años es un Oviedo en el que hay poca gente, que hace todo tipo de esfuerzo para tenernos en condiciones óptimas para entrenar. Te cambias en casetas de obra, en poco espacio, con agua fría. Recuerdo aquel partido contra el Langreo en el que la gente bajó al campo para quitar la nieve porque no había personal de cuidado y mantenimiento, que estaba fatal el Tartiere. Difícil pero creo que nos hizo más fuertes y que ese vestuario fuera especial. La unión, el sacrificio que había en ese vestuario nos llevó a darle la vuelta a la situación y al último partido con opciones contra el Arteixo. Fue una pena lo del valor doble de los goles fuera de casa que fue lo que nos echó.

P: ¿Cuánto se notaba el aliento de la gente el domingo en el campo?

R: Mucho, porque te seguían a cualquier campo. Te sentías querido. Lo digo muchas veces. En este mundo del fútbol la gente le da demasiada importancia al dinero, y yo creo que te sientes mucho más futbolista en un Oviedo aunque sea en Tercera división y cobres cuatro duros que en algún club de Primera, en un Leganés o Getafe que vayan al campo cuatro gatos y cobres millones. Sí, estás en Primera división y estás tocando el fútbol al máximo nivel. Obviamente hay muchas diferencias, en ese nivel, en las comodidades, en lo que cobras, pero a nivel emotivo no es lo mismo jugar en un campo con veinte mil personas y que luego te aplaudan, te animen por la calle, que en un campo al que van cuatro mil personas en la máxima categoría. A nivel emotivo tú te sentías futbolista de primer nivel por lo que tenias detrás, por toda la gente que seguía al club, que te seguía a cualquier campo, que después en un playoff llenaban los campos de azul, y había mucha más afición de tu equipo que del que jugaba en casa. Era exagerado, te sentías arropado siempre. 

Te hablo del día del Arteixo que acabamos hundidos. Para mi lo más duro era lo de Armandín, al que queríamos dedicarle el ascenso. Pues yo creo que la gente nos sacó a hombros del campo ese día. Con las exigencias y las urgencias del Oviedo pensabas “cómo no subamos la que nos va a caer aquí”. Fue al revés y la gente nos sacó a hombros del campo habiendo perdido la oportunidad de ascender, cuando para un club de Primera como el Oviedo que está en Tercera es urgentísimo subir cada año. El apoyo de la gente fue incondicional. 

P: Te pregunto por el gol de Kily. ¿Qué supuso para ti que esa pelota entrase?

R: Alegría. Pero sobre todo fue como poner la primera piedra. Nos daban por muertos dos meses atrás cuando se decía en pretemporada que esto iba a desaparecer, que no había jugadores. De aquella recuerdo que muchos jugadores de la cantera se fueron al Sporting porque decían que el Oviedo estaba acabado y se iban al eterno rival. Otros se fueron al ACF. Ganar ese primer partido era como decir “mira, llegamos aquí, nos dejan competir, no nos echaron de nuestro estadio, pudimos jugar, ganamos el primer partido y encima mete gol un chaval de la cantera que lleva aquí desde pequeño”. Era como poner la primera piedra del proyecto, decir que no estábamos muertos y que íbamos a dar guerra. Y ya estamos con menos tres puntos (risas).

P: Sobre el ACF. ¿Cómo se afrontó la semana previa y ese primer partido?  

R: Sin duda con ganas de demostrar que el equipo de la ciudad era el de siempre, y que los que nos querían enterrar no tenían que hacer nada con nosotros. Lo demostró la afición. Ese día hubo en el campo una barbaridad de gente. 20 mil personas en un partido de Tercera división tiene que ser un récord, no es fácil de ver. Ellos tenían grandes jugadores y eran un equipazo. Igual había más calidad en algunos de sus jugadores, pero nosotros éramos más equipo seguro. La gente respondió y nosotros respondimos. 

P: Más tarde llega el momento de dejar el Oviedo.

R: Ese año hay una espantada enorme. Bueno, hicieron que nos fuésemos. Recuerdo que el primer año con Rivas en Segunda B no empieza muy bien, luego coge el equipo Velázquez y quedamos séptimos o así. Puede parecer que para el Oviedo no está bien pero sí lo era para un equipo que dos años atrás no sabía si iba a competir o no, que se pegó el batacazo en el último partido contra el Arteixo, y al año siguiente subió a Segunda B. Esa categoría es dificilísima. Hay equipos que están años y años con inversiones enormes y no son capaces de subir. No es fácil subir con un equipo con fichajes nuevos cada año como el Oviedo, con diez o quince todas las temporadas. Lleva un tiempo conjuntar todo eso. Un séptimo puesto no es lo deseado, pero tampoco es la hecatombe. De hecho el año siguiente se vio que no era tan fácil, y descendieron. Con muchos fichajes. Vinieron argentinos, uruguayos, gente con nombre, y al final descendieron. Ese séptimo puesto era para haber mantenido a la base de la plantilla, hacer cinco fichajes potentes, que fue lo que se hizo cuando yo volví del Mérida, que vino gente como Manu Busto, Miguel, gente con nombre en la categoría, con bagaje, con experiencia en playoff y demás. Con esa base que teníamos, si la hubieran mantenido con unos fichajes nos habría dado para estar arriba segurísimo. ¿Qué pasó? Que se montaron una película errónea completamente, desarmaron al equipo, hicieron un equipo nuevo y descendieron. Para mi eso fue lo peor que le pudo pasar al Oviedo, porque estábamos en crecimiento y eso fue un batacazo mayor todavía que los anteriores, porque con lo que cuesta subir a Segunda B, que lo hagas en dos años para terminar descendiendo de nuevo…fue un paso atrás gordo. 

En mi caso. No recuerdo bien las cifras, pero tenían pensado renovar a cuatro o cinco jugadores nada más. A mi me parecía una barbaridad. Habiendo quedado séptimos no era para eso. Yo estaba en esa lista, me ofrecen renovar. No era de los mejores pagados obviamente porque era un canterano con 21 años. Me ofrecen un contrato a la baja, quieren que cobre menos todavía. Me decían que estaban muy interesados en mi, que tenia mucha proyección, pero pagándome menos. Con qué cara te quedas cuando sabes que hay compañeros que triplican y cuadruplican tu sueldo. Me valoras mucho deportivamente, porque te doy ese rendimiento, pero tú a mi no me lo quieres pagar. Y se lo vas a pagar a otro cuadruplicado, que viene de fuera, no lo conoces de nada, que no sabes el rendimiento que te va a dar. Tú a mi me conoces porque soy de la casa y llevo dando rendimiento desde pequeño, sabes cómo soy en mi vida privada, cómo soy como persona, con los compañeros, en el campo. Sabes todo eso y todavía me quieres pagar menos de lo que estaba cobrando para traer a gente que desconoces cómo es y el rendimiento que te va a dar. Dije eso, y les pareció mal. Lo dije sin pelos en la lengua, dije lo que pensaba. Nunca me quise casar con nadie ni hacer la pelota porque en la vida creo que vas mejor con la verdad por delante. Les dije que me pareció una falta de respeto la oferta que me hicieron. Al día siguiente fui a hablar con ellos en una segunda reunión para ver si llegábamos a un acuerdo y lo que me plantearon Pintado y García fue que me retiraban la oferta de renovación por todo lo que había dicho. Les expuse lo que pensaba y cuando fui con mis representantes al Tartiere supuse que iban a hacer una mejora u ofrecer algo decente, porque aquello era una falta de respeto completa. Con su respuesta se rompió todo, me desligué del Oviedo y firmé por el Mallorca B. Después estuve en el Mérida llegando a jugar playoff de ascenso a Segunda contra la Ponferradina. Y me llama el Oviedo de nuevo. 

P: ¿Qué diferencia hay entre el Oviedo que dejas y al que vuelves?

R: Me fui con Joluvi y volví con Nike, eso es bastante significativo (risas). La ropa, las instalaciones, las atenciones, servicios médicos más completos. Se veía un club en crecimiento, bastante más saneado, y con más potencial y estructura como para poder pegar el salto al fútbol profesional. Estaba esperando ofertas de Segunda en ese momento. El Mérida me decía que había un par de equipos siguiéndome desde hace un tiempo, pero como terminaban la competición más tarde tenían que esperar a terminar la temporada. Obviamente un jugador de Segunda B no suele ser la primera opción de un Segunda cuando tienes mercado en esa categoría. Equipos como el Salamanca o el Numancia, con trayectoria, saben que van a tener jugadores en cartera, muchos ofrecimientos. Podían esperar por una “promesa” de Segunda B en el caso de que no encontrasen lo que buscaban en banda derecha en Segunda. Me hacen esperar y el Oviedo lleva dos meses intentando firmarme antes de que acabara la temporada. Había tenido dos años en Mérida muy buenos deportivamente pero muy malos en lo económico, con meses de impago, situaciones difíciles en el vestuario con la directiva, los presidentes y demás. Decidí irme a casa porque sabía que iba a estar a gusto con mi familia, los amigos, mi novia, con los estudios, con todo. Iba a un buen club y sabía que el Oviedo iba a tirar para arriba. 

P: Ahora hay cierta desafección en la grada, a duras penas se superan los diez mil espectadores. ¿Crees que se perdió parte de ese espíritu que ayudó a que no se hundiese el equipo?

R: Sí. Mucho es lo que sufres en el momento, que ves que el equipo de tu vida desaparece y arrimas el hombro. Incluso los que no eran muy del Oviedo apoyaron. Lo del ACF también nos ayudó. Los oviedistas de siempre iban a estar, pero otros sin embargo se sumaron a la causa. Había más ilusión, más unión, era todo a favor. La urgencia para el Oviedo siempre va a ser la misma hasta que esté en Primera. Ahora es menor el paso, porque sólo es una categoría lo que tienes que salvar, pero esa ilusión se va perdiendo, y como dices el campo es más frío ahora, hay menos gente. También te digo que si el Oviedo se mete en playoff el Tartiere se va a llenar seguro. 

P: No quiero dejar de preguntarte por el Tuilla. ¿Qué objetivos te marcas?

R: El objetivo sinceramente es salvarse. Te lo digo por una cosa. El Tuilla es un equipo que en los últimos años jugó muchos playoff siempre en la parte de arriba, Es un club súper serio, que trata muy bien a la gente, que siempre hace grandes plantillas, y tiene la exigencia de quedar siempre entre los seis o siete primeros. Pero este año es especial y quieren reducir la categoría a 16 equipos. Hay más descensos que ningún año, y sumas que de 2º RFEF seguramente haya arrastres porque ahora están metidos en descenso Llanera, Marino y Ceares. Si bajan esos tres va a haber nueve descensos en Tercera división, que es increíble. Puedes quedar décimo segundo y descender. Muchos clubes de la zona media estarían encantados de quedar en el puesto 11 ó 12, y este año sería un descenso. Sería impensable. Incluso si se metiera otro más serían 10 equipos. Creo que la Federación debería mirar eso. Me parece una hecatombe para la economía de muchos clubes que se dejan el alma para pagar a los jugadores en Tercera. Que quedes el undécimo y bajes me parece muy fuerte la verdad. Por eso el objetivo este año es salvarse. Además hay muchos equipos potentes en la categoría que se reforzaron bien con presupuestos mucho más altos que el del Tuila. Se fue mucha gente y apostaron por un equipo súper joven de gente con poca o ninguna experiencia en la categoría. Tienes al Covadonga, Lealtad, los dos filiales, Caudal, Titánico, Entregu, Urraca…estar donde estamos me parece bien para este año. Estuvimos cerca de arriba al principio y ahora nos descolgamos un poquitín. Llegamos a estar a uno o dos puntos. Desde el principio de temporada sabía que este año iba a costar por la plantilla que se hizo, la reducción de presupuesto, y por los equipos que hay poderosos en la categoría. Cuanto más arriba quedemos mejor, porque la verdad es que el club se porta de una manera increíble con los jugadores, estamos encantados. Te tratan de maravilla, se desviven por nosotros, hacen malabares para pagar al día. Nunca deben nada. Este año con el cambio tan grande de plantilla que hizo para el Tuilla es un año de transición. No va a.ser fácil porque incluso hay equipos potentes que están por debajo sufriendo.

P: ¿Te planteas un futuro como entrenador?

R: No me lo planteo. Estuve entrenando cuatro años a nenos. Tengo dos niños pequeños y me di cuenta de que prefiero disfrutar de momento de los míos, que entrenar. Me pasaba en el Covadonga desde las cinco de la tarde a las diez de la noche, desde que empezaban los niños hasta que acababa de entrenar yo. Llegaba a casa y estaban prácticamente dormidos. Cuando crezcan ellos ya tendré tiempo. Y sobre todo no me planteo porque todavía tengo la ilusión intacta de jugar. Sé que me queda menos, pero me gusta ir a entrenar. Disfruto entrenando, no me cuesta y lo llevo haciendo toda la vida. Muchos compañeros a partir de los treinta pierden esas ganas. Igual les gusta competir pero el día a día de ir a entrenar les cuesta más. A mi no y sigo con la ilusión intacta. Será lo que aguanten el cuerpo y las piernas. 

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