El Oviedo recupera la imagen y los goles

Triunfo de gran valor en lo deportivo y en lo anímico. El temido mes de enero se cierra con una fiesta final en las gradas del Tartiere. 

El Almería fue fiel al deseo de Rubi de tratar de meter gol muy pronto. Nada más arrancar el partido el conjunto andaluz empujó fuerte hacia el área del Oviedo, que tardó casi 6 minutos en saber qué estaba sucediendo. La cuestión era aguantar el chaparrón y sacar la cabeza cuando las nubes se esfumaran. Y no sólo sacó la testa sino todo el cuerpo. Tres buenas conexiones encadenaron sendas jugadas de mérito que obligaron a echarse unos metros para atrás a los visitantes, temerosos tras el balón al poste de Borja Sánchez. 

Hoy sí fue el día para el 10 azul. Elogiado con justicia por Ziganda, completó un choque extraordinario, con viajes de ida y vuelta, buenas coberturas y presión sobre la salida de la defensa almeriense. Se complementó a la perfección con Cornud, sobrio cubriendo espacio y ofreciendo alternativas a Borja. 

La pulsera de kilómetros terminó explotando. Hasta Dani Calvo vivió un puñado de momentos al borde del área rival, con lo que supone. No había estado fino en Tenerife y era consciente de ello. Necesitaba un partido de reivindicación. Estuvo allí donde el equipo le necesitó, saliendo de su zona para ahogar ataques y despejando los balones aéreos. Junto con Costas, inmenso en todas las facetas, dio aire al equipo y no permitió acercamientos peligrosos.

Preocupaba la falta de Brugman. Luismi y Jimmy eran vecinos de portal, estando el canterano un pasito por delante. En su línea ascendente, Jimmy volvió a ser de los mejores, dando el pase necesario y recuperando su sitio. Luismi sigue en el proceso de búsqueda de la sombra que perdió en pretemporada. Ofrece despliegue y apoyo, pero precisa afinar sus entregas. 

El balón corría rápido por las bandas. Isaac, otro de los señalados en Tenerife, se hartó de presentarse pasada la raya de mediocampo. Adoleció de cierta finura en ese último pase, pero precisamente esas subidas impidieron que el Almería se proyectase por esa banda. 

Ante la ausencia de Sadiq, Rubi planteó un equipo más versátil con llegadas desde los costados a cargo de Ramazani y Pozo. Juan Villar sería el encargado de rematar, y Samu Costa, Robertone y Portillo dibujarían el lienzo. El plan no funcionó porque las líneas se resquebrajaron con los puñales de Borja y Viti. De la Hoz, anotado como centrocampista, se convirtió en tercer central para achicar la vía de agua. 

Un inusual doble remate sin oposición de Borja Bastón subió el 1-0. Balón filtrado desde la banda izquierda que fue disparado al aire por el delantero, hábil para armar de nuevo el pie y fusilar la portería. 

No corría la pelota al gusto de los visitantes, incómodos en todo momento. Costa se desesperó y dejó de ser útil a la causa. Rubi movió ficha dando entrada a Sadiq, Arnau y Curro. Por momentos pareció mejorar el asunto, aunque Sadiq fue retenido siempre a diez metros de la frontal por Costas, que incluso le ganó el balón aéreo. 

La afición esperaba con ansia el tiempo del chupito del banquete. La copa la sirvió Cornud en un envío al área que no encontró piernas azules pero sí la de Babic, que en su intento de despeje introdujo el balón en la red.

Poco a poco el Oviedo iba notando el cansancio ante el exigente derroche. Ziganda dio entrada a Mier por un correoso Obeng, bregado sin fortuna. Había que sujetar la pelota todo lo posible. Sangalli sustituyó a Viti y el juego recuperó frescura en el momento exacto. 

Femenías no pasó apuros hasta el arenó final, en el que se tuvo que esmerar en sacar un buen par de puños y de elevarse como los ángeles como pocas veces se le ha visto. Se cumplió el trabajo con menos sustos de los esperados, y se suman tres puntos clave para seguir bregando. 

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