ENTREVISTA – LUISMI

Luismi es uno de esos valientes que aceptó el reto lanzado por un Oviedo en precario para sacarlo del barro. Se mezcló a la perfección con un grupo que empezó en Tercera con una sanción de seis puntos, siendo uno de los jugadores más queridos por la afición, que incluso decidió otorgarle su nombre a una peña. Hoy entrena en Pontevedra, no demasiado lejos ni física ni mentalmente de la que fue se casa durante dos años. 

PREGUNTA: En aquella época en la que hubo muchas llamadas y fue complicado configurar una plantilla ¿Por qué aceptas la propuesta del Oviedo conociendo las dificultades serias que atravesaba?

RESPUESTA: Era un club que yo veía por la tele, un club histórico al que quería ir. Le daba prioridad ante otros clubes incluso de superior categoría donde te podían pagar más. Siempre valoré más lo profesional que lo económico u otras circunstancias. Iba a una buena ciudad, a un buen club, que en esos momentos sí que es verdad que estaba pasando dificultades. Pero sabía del apoyo de la afición, y eso es la base para salir de momentos complicados. Es clave el tener un respaldo detrás de la afición, y en este caso sí lo tenía. Si podía aportar mi granito de arena y vivir ese resurgir pues mucho mejor. No me lo tuve que pensar mucho. Me llamaron, lo comentamos, y arrancamos para Oviedo. 

P: Existía un riesgo cierto de que todo se fuera al traste. Podría haberse dado el caso de acabar la temporada casi sin empezarla y te hubiese tocado buscar a marchas forzadas otro destino. 

R: Siempre me he movido por lo futbolístico. No me he movido ni como jugador ni ahora como entrenador por lo económico. Fui a Oviedo sabiendo que podía existir ese riesgo, pero quería vestir la camiseta del Oviedo, quería jugar en ese estadio, vivir en esa ciudad, palpar el ambiente que se generaba cada vez que jugaba el Oviedo. Lo veía en la televisión, y veía que era un club al que seguían muchos aficionados. El fútbol era importante en la ciudad. No pensaba en que a lo mejor dada la mala situación que estaba viviendo podía generarme problemas económicos o falta de pagos. También es verdad que cuando hablé con el club me dijeron “hay esto y lo vais a cobrar”. Te fiabas de cómo te lo decían, cómo te explicaban la situación. Eran sinceros. Rivas en ese caso fue el que habló conmigo. Fue sincero y me dijo cómo estaba la situación y a lo que se podía llegar. Era lo que había. No querían ofrecer más porque no querían llegar a esos problemas. Creía en su palabra y como estaba ilusionado por jugar ahí fui para adelante. No le di más vueltas. 

P: Llegas muy cerquita del principio de temporada. Me comentaba Kily que en el primer partido no recordaba el nombre de la mayoría de los compañeros porque el grupo apenas había compartido entrenamientos. Y empezando en negativo. ¿Qué sensaciones tuviste en ese primer partido con la camiseta del Oviedo?

R: Una sensación extraña. Creo que fui de los últimos en llegar. Lo que decía Kily, es que apenas nos conocíamos. Habíamos entrenado como cuatro o cinco sesiones y a la vuelta de la esquina estaba el primer partido de liga. Imagínate, saltar a un campo como el del Tartiere, grande, donde casi no podías pegarle un grito al compañero porque no te acordabas del nombre. Lo conocías de dos días. 

Es un campo grande y hay dificultad para que te escuche el compañero. No es lo mismo que estés cerca en un campo pequeñín que en uno grande. Un número de gente importante había acudido a ese primer partido generando un gran ambiente. Fue todo como “arrancamos, estamos aquí y tenemos que sacar esto”. Lo dijimos los días previos y en el vestuario antes de saltar al campo. Nuestro objetivo era ganar ese primer partido, que era súper importante. Las dudas que podía haber sobre cómo sería se acabaron. Parece que nos sacábamos esa losa de encima, se nos allanaba un poco el camino. Fue muy emocionante, porque saltar al campo con ese ambiente, la gente animando durante todo el partido…fue muy bonito la verdad. De esos partidos que no vas a olvidar en la vida. 

P: Imagino que ese apoyo de los aficionados en los partidos curaba las penurias de toda la semana. 

R: Totalmente. Y una vez más recordar el cariño de la gente, que te paraba por la calle, te animaba, te apoyaba. Suplía todas las penurias que podíamos tener, de tener agua fría o no tener agua, de tener los campos de entrenamiento como barrizales. Una serie de carencias que eran impensables en un club como el Real Oviedo. No veías todas esas deficiencias que podíamos tener y sólo veías que al final eras un afortunado de ir por la calle y que te reconocieran, afortunado de llevar esa camiseta. En ningún momento decías “qué pinto yo aquí”. Si ponías en una balanza los pros y los contras salían los pros a pesar de todas las dificultades. 

P: Muy importante como has dicho la figura de Antonio Rivas. ¿Qué os decía para mantener la llama siempre encendida?

R: En este caso éramos una piña tanto jugadores como cuerpo técnico y la directiva. Éramos como una familia. Nos habíamos hecho muy fuertes. Sabíamos la situación en la que estábamos, el escudo que defendíamos, y a partir de ahí venía lo futbolístico. Éramos muy fuertes, estábamos muy unidos. Y así nos lo transmitía y hacía ver Antonio. Decía “Sí, hay todas estas penurias, deficiencias. Pero estamos defendiendo la camiseta del Real Oviedo, con lo que hay detrás. Yo he jugado aquí, he sido capitán del Real Oviedo y os puedo decir, y lo estáis viendo cada día, que salís en los medios, que vais por la calle y os reconocen, que viene gente al campo, que vamos a jugar al pueblo de al lado y viene gente”. 

La gente cogía sus coches y se desplazaba a vernos a campos de Tercera división. ¿Impensable no? Nos hacía ver el club en el que estábamos a pesar de todas las deficiencias. Y con toda la historia que tenia detrás. Estábamos ahí para que esa historia no se rompiera. Nuestra labor era intentar darle continuidad y sacarle de ese pozo en el que estábamos. Su mensaje lo captamos muy bien y muy fácil. Vivías el día a día, salías en los medios. Todos los días había noticias del Real Oviedo en prensa, había programas de radio y televisión.

P: Hay una diferencia crucial entre tu primer y segundo año que es el ascenso. Pero más allá de lograr este objetivo ¿Qué más diferencias hubo entre esas dos temporadas?

R: La primera fue a todo correr. Era evidente. El club estuvo a punto de desaparecer. Fue todo hecho con toda la buena intención del mundo pero no había tiempo material. No se sabía si se iba a salir o no, los jugadores fuimos llegando a cuentagotas, no hicimos pretemporada. Eso al final nos penalizó. Íbamos con esa ansiedad de querer conseguir sacar el equipo, de ascender. Veíamos todo lo que estábamos moviendo, la gente que se desplazaba y venía al campo, y llegó un momento que no nos dio para más. No nos dio. Es verdad que fueron detalles, como ese partido contra el Arteixo, pero íbamos muy forzados. 

En cambio la temporada siguiente se hizo todo con más pausa, ya con mejor estructura y bien organizado porque había tiempo. Le dábamos continuidad a la base que habíamos puesto el año anterior y fue todo más rodado. El año anterior salíamos con los puntos de menos, dónde y cómo entrenábamos…todo eso nos penalizó. Para la temporada siguiente conseguimos asentarnos un poquito, con calma y tranquilidad, y dar ese salto con el ascenso de categoría. 

P: Cuando se certifica ese ascenso ¿qué le recorre a uno por dentro?

R: Que el objetivo está cumplido. Ya está, lo hemos conseguido. Llevaba dos temporadas ahí y era como quitarte la mochila con las piedras. El objetivo por el que yo vine a Oviedo, la ilusión, todas esas penurias que hemos pasado, han tenido su recompensa. Y a toda esta gente que vino al campo hoy, que el año pasado se fue a casa llorando y triste el día del Arteixo, le has compensado, le has dado esa alegría que tanto quería y necesitaba. Te sientes liberado. Todos los males de estos dos años quedan atrás y el club tiene que tirar para arriba. 

P: Hay una foto en la que se te ve subido a la valla celebrando un gol con la afición a un palmo. Una imagen que ha pasado a la historia del oviedismo por su importancia. ¿Cuál es tu recuerdo de aquello?

R: Lo primero es que al ver esa grada se te ponía la piel de gallina. Llegar a Ávila, saltar al campo y ya en el calentamiento ver completamente llena la grada, donde había muchísimos más aficionados del Oviedo que el equipo de casa. Decías que “hoy no se puede fallar, no puede volver a pasar, tenemos que ganar aquí y dar una alegría a toda esa gente que se ha desplazado y que ha hecho un esfuerzo económico e incluso laboral pidiendo el día para poder ir. Esto hay que recompensárselo”. 

Y ese gol es algo que llevaba dentro. Desde ese calentamiento, desde los días previos viendo toda la gente que se estaba movilizando. Era el tercer gol, ya habríamos brecha en el marcador, era un gol importante. Era el 1-3 y teníamos la eliminatoria encaminada. Sabíamos que quedaba un partido de vuelta pero era el gol que nos daba tranquilidad. Fue una explosión de alegría. Tenía que subirme a esa marea azul y celebrarlo con ellos. Me salió innato. Corrí hacia ellos porque sabia de la importancia de ese gol. Es de esas cosas que te salen sin tenerlas preparadas. 

P: Fuiste un jugador querido. Y a pesar del poco tiempo que vestiste la camiseta azul un grupo de aficionados decidió darle tu nombre a una peña.

R: Primero te quedas preguntándote “¿A mi? Si acabo de llegar”. Te quedas un poco extrañado. Evidentemente es una alegría tremenda. Recuerdo que vinieron a hablar conmigo Jaime Campillo y Edu y Antonio, que eran miembros de la antigua Peña Chiribí, y me dijeron que tenían en mente hacer una peña con mi nombre. Pues imagínate, un orgullo tremendo. De hecho puedes ver que el logo de la pena es el Comecocos del Oviedo comiéndose al del Sporting. 

Te pueden hacer la peña, pero con el tiempo tú te vas y la gente puede que decida deshacerla porque se va enfriando todo, porque ya no juegas y hay muchos kilómetros de distancia. Por eso que la sigan manteniendo, que sigamos en contacto, que pueda desplazarme para tener esa cena con ellos prácticamente todos los años, es un orgullo y una satisfacción tremenda. No todos los jugadores que pasaron por el Real Oviedo pueden decir lo mismo. Estoy muy orgulloso y contento de que todavía a día de hoy se siga manteniendo, que tenga contacto. Me demuestran un cariño tremendo y eso lo agradeceré eternamente. 

P: ¿Cuál es la imagen o recuerdo que más te llena de esas dos temporadas?

R: La primera es ese primer partido, saltar por primera vez en un partido oficial con la camiseta del Real Oviedo, poder ganar el partido, quedarnos al final y celebrarlo, esa explosión de alegría. Una pasada.

Me quedo con otro que me dejó marcado también. Fue el día que jugamos contra el Arteixo y no conseguimos el ascenso con un Tartiere a reventar. Recuerdo el acabar el partido e irme a casa. Vivía muy cerquita del estadio e iba andando. Me cruzaba con aficionados e iba un padre con su hijo  de siete u ocho años. El niño llorando me dijo “Luismi, no pasa nada. El año siguiente lo vamos a a conseguir, vamos a conseguir el ascenso”. Esas palabras las recordaré toda mi vida, cuando era yo el que tenía que consolar al niño. Ese niño que viene hacia mi y con lágrimas en los ojos me dice eso me quedó grabado. No se podía fallar a este gente, y al año siguiente si el club quería tenía claro que iba a seguir sí o sí. Me dada igual lo económico y lo demás, sólo tenía en mente continuar un año más para conseguir ese ascenso. 

Y otro momento es el ascenso en el Tartiere, con el campo lleno celebrándolo. Toda esa fiesta que se montó tampoco es algo que vayas a olvidar. 

P: La pregunta ¿Por qué no hubo posibilidad de seguir una vez que se consiguió el ascenso?

R: Porque el cuerpo técnico decidió no renovarme. Consideraron que mi etapa allí se había acabado, que futbolísticamente tenían que venir otros jugadores u otro jugador en mi posición. Fue algo deportivo y el cuerpo técnico encabezado por Antonio Rivas decide que no debo continuar. Es un palo pero lo respeto. Te puedo decir que a día de hoy cuando me encuentro con Antonio Rivas, que nos hemos encontrado alguna vez, sigo hablando, igual que con Pedro. Entiendo que esto del fútbol funciona así y no pasa nada. Pero sí fue un palo para mi porque quería continuar un año más, por lo menos en esa categoría nueva a la que íbamos a subir. Son cosas del fútbol que pueden pasar y se quedó ahí.

P: Has dicho en alguna ocasión que vendrías a entrenar al Oviedo. ¿Mantienes esta idea?

R: Sí, claro. A Oviedo lo tengo como mi casa, como una prioridad. Si se diese el caso sí que entrenaría al Oviedo. Para mi sería lo máximo. Haber jugado ahí y con todo lo que he vivido poder tener esa oportunidad de sentarme, ya no te digo en el banquillo del Tartiere, porque eso sería un sueño, sino en cualquier equipo del Real Oviedo, me encantaría. No te lo voy a negar. Es una ilusión que siempre tienes ahí y ojalá que alguna vez se puedan dar las circunstancias y pueda defender ese escudo que tanto quiero y tanto amo. 

P: No estaba en tus planes convertirte en entrenador pero las circunstancias te llevaron a ello. Ahí estás levantándote cada mañana con esquemas y conceptos futbolísticos en la cabeza.

R: Cuando era jugador nunca me planteé ser entrenador, pero vas teniendo una edad y ves que tu etapa como jugador se está acabando. Te pica el gusanillo y empiezas a sacar los títulos y a ver qué pasa. Si me gusta o no, si me veo en la situación de estar dirigiendo. Y empecé así en el fútbol base, y cuando me di cuenta estaba entrenando en las categorías inferiores del Celta, y más tarde cuando me volví a dar cuenta estaba entrenando aquí en Pontevedra. Te enganchas otra vez al fútbol y ya no hay manera, sobre todo por la pasión que tengo y siempre he tenido por el fútbol. Es algo que llevo dentro. Veo muchísimo fútbol y eso me ha llevado a que cada vez me picara más el gusanillo y a tener más ganas de entrenar. Me llena el poder estar en el verde, convivir con los jugadores, el ponerme unas botas cada mañana, el oler a verde, el preparar cada partido, el coger el fin de semana y estar en modo partido. Te va enganchando de tal manera que cuando te das cuenta te ves entrenando a estos niveles ya en fútbol profesional o semi profesional. 

P: Has entrenado al primer equipo del Pontevedra y ahora estás con los chavales. Tú que has jugado literalmente en el barro ¿qué consejos les das a esos chavales que algún día quieren llegar al primer equipo y ser profesionales del fútbol?

R: Yo lo que les digo, y mira que se lo insisto cada día, es que tengan ilusión y que crean en ellos mismos. Si están aquí es porque tienen condiciones y cualidades. A partir de ahí es querer. Después sí que es verdad que tienen que darse una serie de factores para poder llegar, entre ellos el estar en el momento adecuado en el sitio oportuno. Pero si ellos quieren y se lo proponen y luchan por ello, te diría que es la diferencia en muchos casos de los que llegan a los que no llegan. Siempre piensan que no voy a llegar, es que es muy difícil llegar. No te pongas trabas porque no sabes lo que se va a dar. Trabaja, esfuérzate cada día, ten esa ilusión de levantarte cada mañana e intenta llegar al entreno en buenas condiciones. Da todo en cada entrenamiento y partido. Después ya veremos si llegas o no. Debes tener más ganas e ilusión que el de al lado. Muchos no llegan por esa dejadez, no se lo toman lo suficientemente en serio para decir que quiero ser futbolista. Lo van dejando y les tiran más otras cosas. Son edades con etapas complicadas, los amigos, el salir, cosas que te pueden distraer. 

Si estás muy centrado y lo tienes muy claro ya tienes bastante ganado. Es en lo que les insisto, que no pierdan la ilusión y las ganas cada día si realmente quieren llegar a ser futbolistas profesionales.

P: Hablemos del Oviedo actual ¿Cómo le ves?

R: Le veo bien. Está consiguiendo algo importante, sobre todo en esta categoría. Está encajando pocos goles. Un equipo que está siendo muy sólido defensivamente. Lleva 19 goles encajados solo, y eso le da la posibilidad de puntuar mucho. Está consiguiendo estar en los puestos altos de la clasificación. Luego tiene a Borja Bastón que le está dando muchos goles. Es un jugador que está dando muchos puntos, que en partidos puntuales sus goles hacen que te lleves los tres puntos para casa. Ahora mismo veo con mucho optimismo que por lo menos podamos entrar en los puestos de playoff. Visto lo visto estos últimos años es un paso importante. 

Sobre todo no hay que volverse locos, lo más importante es mantener la calma. El equipo está mirando más hacia arriba que hacia abajo, que estos últimos años no era así. Hay que darle tranquilidad, calma y naturalidad para que el equipo siga funcionando y siga creyendo. A partir de ahí entrar en playoff y cualquier cosa puede pasar. Están haciendo las cosas bien. 

P: Mantener el bloque, proyecto y entrenador. Es una idea que se está respetando en los últimos tiempos. ¿Cuánta importancia tiene?

R: Es vital. Desde mi humilde opinión no se puede es dar bandazos. Cada temporada se van jugadores, el entrenador, viene un entrenador y cuerpo técnico nuevo…hay que construir un equipo acorde, un cuerpo técnico al que le estás dando una continuidad para que pueda trabajar a corto, medio y largo plazo. No hay porqué sacar resultados ya. Todo hay que hacerlo. El Oviedo tampoco es un club que se puede permitir fichar jugadores con renombre, estrellas. En ese aspecto hay que ser un club humilde, trabajador, y que hace las cosas bien. ¿Y cómo se hacen las cosas bien? Dándole continuidad a un cuerpo técnico si se cree en ellos. No ver sólo resultados, ver el trabajo y la gestión del vestuario y del grupo. Ese cuerpo técnico junto con la dirección deportiva va a ir moldeando el equipo cada temporada y va a ir viendo lo que necesita. No puedes traer o seis u ocho jugadores ni el cuerpo técnico de cada vez, porque eso quiere decir que lo estás haciendo mal.  

Si nos fijamos en los entrenadores que han conseguido el ascenso en Segunda división, todos han tenido un proceso, les han dado un tiempo. 

Se está confiando en un cuerpo técnico y un grupo de jugadores, poco a poco está saliendo gente de la base que están teniendo minutos. Ese grupo junto con los jugadores y los refuerzos que puedan venir van dando la forma al equipo para luchar por cosas importantes como puede ser el ascenso. 

Evidentemente todos queremos ascender, todos queremos que el Oviedo esté en Primera, pero desde la locura de estos últimos años se ha visto que no se ha conseguido nada. Vamos a hacer las cosas bien y sin volvernos locos.  

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