Sergio Santamaría fue un fichaje que pretendió ser ilusionante ante el reto de recuperar la categoría tras el descenso a Segunda. Jugador formado en la cantera del Barça, obtuvo el galardón de Balón de Oro en el Mundial sub-17. A Oviedo llegó cedido apenas superados los 20 años para sumar minutos de calidad que le devolviesen al Camp Nou. Se fue con escasos minutos y algunos destellos de calidad en lo poco que pisó el verde como azul.
PREGUNTA: Venías con mucha proyección y expectativas desde el Barça. No fue el año que esperabas para tu desarrollo futbolístico.
RESPUESTA: No, desde luego. Fue el primer año que yo salí de Barcelona después de tantos años en la cantera y algún año en el primer equipo jugando muy poco. El hecho de salir fuera era para romperla y no fue así. No tuve muchos minutos, los minutos que yo hubiese querido. Sólo al final tuve continuidad pero ya fue muy tarde. Estuvimos jugándonos el ascenso hasta unas cuantas jornadas antes de que acabara la liga, pero mi participación no fue continua. Me hubiera encantado haber aprovechado más la oportunidad. Yo iba cedido, la intención era hacerlo bien y volver. Pero no se dio así.
Es verdad también que la manera de jugar del Barcelona es muy diferente a otros equipos. Cuando tú vas fuera o tienes un entrenador que juega de ese modo o a veces no encajas en el sistema. Tuve que volver a Barcelona sin haber disfrutado de ese año.
P: ¿Fue lo que más te penalizó el ser un extremo con mucha llegada, gol, y entrar en una división y un equipo que buscaba un perfil más defensivo?
R: Sin duda. La posición en la que yo jugaba en Barcelona no existe en muchos equipos. Me dijo Quique Marigil, que era el entrenador por aquel entonces, que “yo normalmente lo que tengo en esta posición en la que tú juegas no es un extremo que defiende, sino un defensor que ataca». De base era muy diferente porque se estaba buscando a alguien que aportase algo en ataque pero que sobre todo tuviese solidez defensiva. Yo era completamente lo contrario. Era totalmente ofensivo. Te podía ayudar en defensa lógicamente como cualquier compañero pero no era mi virtud.
No era que fuese la Segunda. El fútbol cada vez evoluciona más y los entrenadores creo que cada vez son más ofensivos y quieren tener el balón. Pero todo depende al final de cada entrenador y del sistema. A mi no me ayudó. Si lo hubiera sabido antes, a lo mejor habría elegido otra alternativa de equipo. Pero eso yo no lo sabía.
P: Y entrabas de revulsivo en banda.
R: En Barcelona yo jugaba en las dos bandas. Obviamente cuando vas a pierna cambiada siempre tienes más fácil encarar la portería, pero en inicio jugué totalmente en la derecha. El 80 ó 90 por ciento de los partidos jugué en la banda derecha. Alguna vez me pusieron en medio, donde también estaba cómodo, pero existía el mismo problema al no ser un sistema donde hubiese un mediapunta. Lo poco que jugué ahí sí que tuve libertad porque no estaba anclado a una banda.
P: Los minutos te los terminas ganando ya en la segunda vuelta cuando el equipo necesitaba ese empuje para la pelea.
R: La mayor continuidad la tuve al final, y fue una pena porque anteriormente cuando tuve continuidad mi rendimiento fue altísimo. De hecho por eso llegué donde llegué. Lo que pasa es que ahí no la tuve.
Me acuerdo de una anécdota muy curiosa. Salí me parece en un partido contra el Recre. Íbamos perdiendo cuando salí mediada la segunda parte, y nada más salir meto un gol desde treinta y tantos metros. Yo pensaba que la semana siguiente ya jugaría de titular, y lo que conseguí fue salir en el mismo minuto del siguiente partido. Algo muy curioso. La situación para mi era complicada. Adaptarme a eso no fue fácil para mi. Tenía muchas ganas de jugar, 21 años…pero se dio así, y así se asumió.
P: ¿Notaste mejoría en ese aspecto defensivo que tanto demandaba Marigil?
R: Seguro que lo mejoré. Soy una persona muy ambiciosa y cuando la situación me ha exigido algo yo lo he intentado y lo he conseguido. ¿Qué ocurre? Que mi base no era esa. Toda la vida trabajé con el balón en los pies estando fresco en ataque. En Barcelona todo lo que se trabaja en la cantera en mi posición es que el equipo mueve muy rápido el balón para que cuando te llega a ti en banda tengas un uno contra uno con ventaja. Eso significa que debes tener a una persona sola y fresca. Si yo cuando recibo un balón de espaldas con dos tíos encima, como sucedía en Oviedo, después de pegar 45 carreras para atrás, pues no es obviamente lo que tú has estado trabajando toda tu vida. Al final el fútbol es adaptación, pero no era la situación en la que yo podía rendir más. Para esa situación seguramente habría mejores jugadores que hubieran completado el equipo de una manera más coherente. Yo me adapté en lo que pude, pero no era lo que yo esperaba.
P: Me comentaba Lluis Carreras que él en la política de cantera optaría porque los jugadores hasta una cierta edad se probasen en todas las posiciones para poder ser más resolutivos en su carrera y tener más recursos ¿Estás de acuerdo en esa apreciación?
R: Es muy complicado. Tú tienes que trabajar cualquier situación de juego, es obvio. Te tienes que adaptar a la posición, pero tienes unas características que ayudan a una posición en la que estás. Puedes centrar o trabajar la posición de extremo pero serás a priori lento o rápido, o no contar con esa habilidad técnica de esa persona que juega arriba en una banda. Por mucho que uno trabaje tiene unas características físicas y técnicas que están adaptadas a su posición.
Aquí la única persona que puede jugar bien en cualquier posición es Messi. Recuerdo que Luis Enrique hablaba una vez de que si lo ponías en el lateral derecho será el mejor del mundo. Aun así por su altura en la parte de atrás le hubiera costado. Hay jugadores que son muy altos, y la envergadura atrás es importante.
Tienes que estar especializado en una posición, aunque hoy el día el futbolista es un futbolista total. Debes cumplir en cualquier parte del campo. La especialización es imprescindible porque al final cada uno tiene sus características. Xavi por ejemplo siendo de los mejores del mundo lo ponías en una banda y lo matabas porque no era un jugador rápido. A lo mejor no hubiera llegado a ganar dinero en fútbol siendo un jugador como era, con la mejor visión periférica del fútbol que yo he visto en mi vida.
P: Volviendo a ese año en Oviedo. Aparte de no jugar tanto como hubieras deseado y se esperaba el Barça ¿qué recuerdos positivos en lo personal y profesional sacas de tu experiencia?
R: Saqué una cantidad de amigos grande de allí. El grupo era bueno, gente muy humilde. Cuando las cosas salen bien uno se adapta fácil, pero cuando uno no está jugando o no son los minutos que tú quieres no es sencillo. La verdad es que en ese sentido estuve a gusto. Cuando uno va a una ciudad y un sitio nuevo lo que cuenta es que juegues y que los resultados sean buenos. No estaba jugando. Saber que puedes exigirte un poquito más ayuda, pero uno no acaba contento. Cuando no se juega no es fácil sacar tantas lecturas positivas.
Me siento orgulloso de no haber bajado los brazos nunca. Conseguí ganarme un sitio aunque fuese muy al final. En las situaciones peores son de las que mejor se hace uno, las que más enseñanzas te dan. La fortaleza se saca en esas situaciones.
P: Siendo un jugador de paso con un billete de ida y vuelta ¿cómo viviste la inestabilidad que había en el club?
R: Fue muy duro porque yo venía de un club económicamente poderoso y en Oviedo estuvimos seis meses sin cobrar. Para todo el mundo fue difícil, pero sobre todo para un chico que recién arranca su carrera, que no tiene prácticamente ahorros, que va viviendo con lo que gana mes a mes es difícil adaptarse. Fue una situación que a mi me llegó a sobrepasar mucho porque el hecho de no jugar, y que llegasen problemas económicos que no sabías cuándo se van a solucionar…
Nos decían “os pedimos que aguantéis pero ahora mismo no hay”. Era como estar en una casa con los cimientos muy endebles. Nunca había vivido una situación así. Fue la primera vez y no fue fácil.
P: ¿Hasta qué punto pudo afectar en el rendimiento global?
R: Siempre afecta en cuanto los resultados no empiezan a llegar. Esta experiencia ya la vivi después en otros sitios. Si estás en un club que tiene una situación inestable, no se está cobrando al día o no se está cobrando pero los resultados se están produciendo, aun se puede aguantar. Ahí la situación del club se puede ir arreglando mientras que la deportiva sea buena. ¿Qué ocurre? Que en algún momento de la temporada el equipo tiene rachas malas. Si en esas rachas uno tiene presente que hay problemas de dinero y estructurales en la entidad normalmente terminan durando más. Es una pena porque lo que el club necesita es una estructura fuerte para que el equipo esté apoyado sobre todo en las rachas malas. Cuando hay un traspiés la gente se acuerda de todo lo malo.
P: No mantienes una vinculación profesional con el fútbol ¿Querías enfocar tu vida profesional alejada del fútbol?
R: Actualmente no estoy vinculado al fútbol de una manera profesional. El fútbol ha sido mi vida entera durante muchísimos años. Lo que pasa es que, como todo en la vida, conlleva unos sacrificios que uno tiene que estar dispuesto a asumir. Lo he hecho durante una gran parte de mi vida pero quería tener mucha más libertad, sobre todo de tiempo. Tengo dos hijos que son deportistas, quería disfrutar de ellos. El fútbol como futbolista tiene esas restricciones de ciudades, de horarios, con los fines de semana ocupados. Siendo entrenador, que es la opción más viable cuando dejas de jugar, muchas más. Decidí que esa época había acabado, que quería disfrutar de otras muchas cosas y tener una libertad más amplia. El futbol lo tendría como pasatiempo, como aficionado. No pretendía ni pretendo mantener mi vinculación al fútbol de una manera de profesional.