ENTREVISTA – ÁNGEL

Ángel Luis Pérez cumplió sus fases formativas en la cantera del Real Oviedo hasta que le llegó la oportunidad de debutar en el primer equipo. Un año con atmósfera extraña tras el descenso. Ángel se hizo con la titularidad en el carril derecho en una temporada que le sirvió también de espejo para otros equipos. Pasó tímidamente por Primera y encarriló su trayectoria en equipos de Segunda y Segunda B. 

PREGUNTA: Tu llegada al primer equipo tiene lugar tras el descenso a Segunda división. ¿Esperabas que confiasen en ti para jugar en una posición de lateral derecho no especialmente estable? 

RESPUESTA: Salí de la cantera y tengo que dar las gracias al entrenador que teníamos entonces.  Quique Marigil ya me conocía de la etapa de juvenil en División de Honor que estuve con él. La verdad es que aquel año iba a estar en el filial como me comentaron en pretemporada. Pero tuve la suerte de cara que una semana antes de empezar la liga se lesiona el lateral derecho, que era Tomás, un chico de Laviana que también había salido del filial. Marigil me convocó para el partido de Ribadeo, aquel Trofeo Emma Cuervo. De ahí todo para arriba. Jugué el primer partido de liga, que la verdad me salió muy bien. Fueron 38 partidos los que jugué ese año con el primer equipo.

P: Para ti fue bueno en lo profesional porque te asentaste en la categoría y el fútbol profesional como titular. Recuerdo que una vez entras ya nadie te saca del campo, pero en lo que se refiere al equipo el rendimiento es opuesto. 

R: Personalmente para mi, un chico que sale de la cantera y que juega 38 partidos prácticamente seguidos en el equipo de toda su vida en Segunda en el fútbol profesional, pues no pedía pedir nada más. ¿En lo deportivo? El primer año no fue tan mal. El primer año de Segunda quedamos sextos. Sí había problemas de impagos, y había otros problemas dentro del club donde los jugadores quedamos un poco al margen. En ese aspecto ese año fue bueno, la hecatombe fue el año siguiente tanto deportiva como financieramente. 

P: ¿Cómo se llevaba ese día a día? Existía además una exigencia importante del público.

R: Lógicamente el público de un equipo que había pasado tantos años en Primera lo que quería y deseaba era no te digo ya ascender, sino estar cerca del ascenso. Yo al estar en casa y tampoco tener una ficha alta por aquel entonces…no tenía mayores problemas. La verdad que ese tema del impago al fin y al cabo a mi no me repercutió mucho. Sí seguro que a otros compañeros que venían de fuera y estaban lejos de su ciudad con su familia. Durante esos seis o siete meses que se debió dinero supongo que lo pasarían muy mal psicológicamente. 

P: El equipo se viene abajo y dentro de las circunstancias hay una salida buena para ti.

R: El primer año que hice muy bueno en el Oviedo ya se habían fijado en mi equipos como el Sevilla o el Mallorca. Por cuestiones de contratos y de tiras y aflojas al final me quedé hasta diciembre en el Oviedo en Segunda. Luego en el Mallorca se lesionó el lateral derecho, y vuelven a preguntar por mi, en este caso para una salida a través de una cesión. El Oviedo aceptó y ahí tuve opción de jugar en Primera y tener la suerte de ganar un título como fue la Copa del Rey. Dentro de ese aspecto aunque no jugara mucho en Mallorca sí me sirvió como experiencia y para aprender, era muy joven todavía. Aprendí de compañeros muy experimentados.

P: Ves el éxito de jugar en Primera y tu equipo matriz consuma el descenso. ¿Qué sensación te dejó?

R: Desde Mallorca seguí mucho al equipo lógicamente porque al fin y al cabo era mi equipo, es mi equipo todavía. Incluso aquel año coincidimos jugando en Valencia, el Oviedo jugando contra el Levante y nosotros jugando contra el Valencia. Tuve la oportunidad de ir a ver el partido. Aquel año se pasó realmente mal, no salía ninguna cosa. 

En mi caso tuve una oportunidad buenísima allí en Mallorca, y el palo fue cuando volví al Oviedo al acabar la cesión y empecé la pretemporada. A las dos o tres semanas salió todo el lío en el hotel Monumental de que si pagaban, o no pagaban. Hubo tres o cuatro días allí que la verdad es que se pasó muy mal, y el día que se confirmó todo fue una decepción y una tristeza increíble. 

P: Una situación aquella del hotel que entre unos y otros tampoco terminó por aclararse de cara a la afición, que no ha perdonado a los jugadores presentes en esos acontecimientos. ¿Hicieron falta explicaciones sobre lo sucedido?

R: Probablemente haya pasado eso. Por una parte se entiende que la gente eche en cara mucho a los jugadores porque fueron los que denunciaron, pero buscaban lo que era suyo. En un trabajo en el que te den dinero simplemente vas a reclamar lo que es tuyo. Aquel año se llevaba mucho tiempo sin cobrar, y yo entendía a la gente que venía de fuera. Dentro del hotel a lo mejor se vivieron cosas que entre unos y otros lo hicieron peor de lo que era. Tomaron la palabra para decir que no sé cuántas personas iban a pagar a los jugadores, y al final apareció una. Entre malentendidos y lo que dijeron unos y otros fue una hecatombe y al final pasó lo que nadie quería. 

P: ¿Se podría hacer algo para recuperar esa imagen perdida de los jugadores con respecto a la afición?

R: Es complicado porque es algo que viene con cada persona. Hay gente que a lo mejor no le dio más importancia, pero la mayoría de la gente sí que es cierto que no perdona a esos jugadores que había allí, sobre todo los que más dieron la cara. Estaban en representación de toda la plantilla por impagos, y los que más dieron la cara fueron los que mas palos se llevaron. ¿Cómo recuperar…? Difícil porque es una situación que nadie quiere. Al final no sé cómo podemos llegar a un punto de consenso. Cada uno pide lo que es suyo, reclama lo que es suyo. La gente no lo entiende así porque considera que después de toda la vida trabajando por un escudo deberías dar un poco más de ti. Hay que saber muy muy bien cómo fue aquella situación para que puedan perdonar a aquella gente. 

P: Dejando ese momento dramático ¿Cómo afrontaste ese salto de categoría? A pesar de no contar con minutos sí que estabas en una dinámica de Primera. 

R: Donde cambia el fútbol en el salto de categoría es en la velocidad para mover el balón en el campo, el ritmo de juego, los apoyos de los compañeros. No varía mucho. Hay más ritmo en Primera. En aquel momento la Segunda era más de pelea, de trabajo, y la Primera más de llevar el balón, jugar con movimientos rápidos. Para mi fue un salto importante, mi primera experiencia en Primera división. Jugué dos partidos nada más y la verdad es que aprendí mucho porque tenía unos compañeros excepcionales. 

P: De nuevo en Segunda y te persigue la calamidad en cuanto a los equipos de los que formas parte. Tanto en Córdoba como en el Numancia hay multitud de cambios de entrenador y mucha inestabilidad. 

R: En Córdoba el primer año empezamos la temporada un poco regular. Luego la enderezamos y la sacamos adelante. Jugué bastantes partidos aquel año. No hay queja de eso. Terminamos a mitad de tabla. El segundo año fue diferente porque se empezó mal con diez partidos prácticamente sin ganar, y cambios de entrenadores. Luego vino un entrenador como era Roberto Fernández, el ex jugador del Barcelona y Valencia, que para mi era un gran entrenador. Ganamos cuatro partidos, pasamos una fase de Copa eliminando a un equipo de superior categoría y después de esos cinco partidos le echan porque no había entendimiento con la directiva. Hay otro cambio de entrenador y esas cosas los jugadores las terminan pagando. Creo que tuvimos no sé si seis entrenadores esa temporada, y quieras que no te vuelven un poco loco. 

En Soria personalmente yo lo pasé muy mal porque el entrenador que tuvimos no quería ni verme delante. No sé las razones todavía a día de hoy. Puedo decir que siempre fui legal, entrené como el que más y fui lo más profesional que pude. En ese aspecto la gente no se puede quejar de mi. Ese año no fue nada bueno. 

P: Vuelves a casa y entiendo que lo que buscas, sobre todo después de esta experiencia, es estar arropado con los tuyos.

R: Antes de ir al Marino estuve un año en Palencia donde tuve una lesión bastante grave que me dejó cinco meses parado por la rotura de una pierna. Y regresé a casa, al Marino, donde tienes el apoyo de los tuyos. Llevaba dos años en los que no estaba a gusto en ningún lado y tuve la suerte de que el Marino con Quirós de entrenador, al que ya tuve en el Oviedo B, quería contar conmigo. Volví a casa que es donde más a gusto está uno. 

P: ¿Cómo era esa Segunda B?

R: Tienes que adaptarte donde estás. Como me encantaba jugar al fútbol no tenía ningún problema de jugar donde fuese. Me adaptaba bien y rápido a las categorías donde me tocara jugar. Cuando te gusta una cosa y la haces para ti es lo más fácil del mundo. No tuve mayores problemas por cambiar de una categoría a otra. 

P: Y formaste parte de una de las grandes hazañas del fútbol asturiano con el Llanera. 

R: Dejé de jugar porque tuve una lesión de espalda. Estuve dos años sin jugar al fútbol prácticamente. Tenía un amigo que era coordinador del fútbol sala de los niños, y me comentó la posibilidad de entrenar a un equipo de fútbol sala. Le dije que sí, empecé a entrenar con el Llanera y estando un día por allí me encontré con gente del club, que estaba en Preferente con una plaga de lesiones. Me preguntaron si no me daba más jugar unos partidos con ellos. Quedaban seis o siete partidos para el final y me pidieron echar un cable al equipo a ver si lo podían salvar. Me decidí, entré a jugar, salvamos al equipo ese año y así fue todo. Fue cogiendo el gusanillo otra vez, y veía que me encontraba bien de la lesión de espalda que me había dado muchos problemas. Poco a poco conseguimos ascender al equipo a Tercera y mantuvimos al equipo dos años. Luego la espalda dijo basta otra vez y me retiré. 

P: ¿Qué sensación tuviste viéndole jugar el otro día en la Copa, y contra otro ex equipo como el Mallorca?

R: Fue ilusionante. Cuando vi el sorteo con el equipo del pueblo de toda la vida y el equipo con el que pude ganar un título y jugar en Primera, fue una ilusión tremenda. Estuve en Langreo viendo el partido. La verdad es que la primera parte dejó una imagen excelente, jugó muy bien. Fue una lástima en la segunda en la que tuvieron fallos al empezar, y esos fallos entre un equipo de Primera y otro de Segunda RFEF marcan mucha diferencia. Los chicos se vinieron abajo y fue un 0-6 que más que mérito del Mallorca fue debido a los fallos que tuvieron a balón parado los chicos del Llanera. 

P: Ahora estás vinculado a un equipo con una clara política formativa como es el Cova. ¿Cómo ha sido esa elección para empezar con los chavales?

R: Después de empezar en Llanera me picó el gusanillo y saqué los títulos de entrenador. Pasé por el Oviedo Vetusta, y hace dos años Jaime (Álvarez), que ahora está de entrenador en el Oviedo Vetusta y es amigo, me llamó para entrenar al primera infantil del Cova. Ya llevo dos años en el Covadonga y la verdad es que un club que te lo da todo perfectamente bien, no tienes ningún problema. Estoy muy contento.

P: ¿Te planteas una carrera como entrenador?

R: De momento no me lo planteo. Sí es verdad que he tenido ocasiones de entrar en algún equipo juvenil pero no me llama la atención. Lo que me realmente me apasiona ahora es entrenar a los chavales, intentando enseñar todo lo que sé y pueda aportarles. Donde tiene que estar la gente que entiende y sabe de fútbol es en las etapas de formación de los chavales, que son esponjas y son los más agradecidos. 

P: Una última sobre el Oviedo actual y nos vamos ¿Te parece un equipo con capacidad para luchar por el ascenso?

R: El equipo la verdad es que tiene las bases muy bien asentadas. Es un equipo que está bien trabajado, que está sentando las bases para estar por lo menos en la fase de ascenso. Hay equipos muy fuertes en Segunda y todo pasa ahora mismo por lo que está haciendo el Oviedo muy bien, que es defender muy bien el partido. Hay que estar cerquita de playoff y las últimas ocho o diez jornadas pegar un sprint y engancharse ahí. A ver si podemos estar este año jugando el playoff . De momento no tiene mala pinta la verdad. 

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