Si alguien repasa los nombres que pusieron su granito de arena para que el Oviedo se mantuviese a flote en los días con sus noches más oscuros de su historia seguramente que en los primeros chispazos aparece el nombre de Fermín. Fue un canterano con amplia trayectoria en un club para el que más tarde dio la cara, en un trabajo importante de cantera y prestando auxilio a un primer equipo sin capitán en la nave. Superado ya un primer envite con el descenso a los infiernos en 2003 la historia le reservaba al club azul otra dura prueba en el verano de 2012, tras la convulsa etapa de Alberto González al frente de la entidad. En la crisis institucional no se abandonó al Oviedo. Y Fermín Álvarez desde dentro no dejó que el vaso estallara en pedazos.
PREGUNTA: ¿Cómo asumes el entrenar en esa situación tan complicada que tocó vivir?
RESPUESTA: En aquel julio se había marchado el Consejo. No había Consejo nuevo y el club estaba parado. (José Manuel Fernández) Silva y yo decidimos tirar hacia delante con el fútbol base, e intentar ayudar todo lo que podíamos a la plantilla del primer equipo, que también vivía una incertidumbre tremenda. Coincide que me voy cuatro días a Londres, y el primer día fue cuando no salió el primer intento de Consejo. Aparece ahí la figura de Toni Fidalgo. Fidalgo me llama, y tengo que volver desde Londres para preparar los entrenamientos del primer equipo el lunes porque no había ni entrenador ni prácticamente jugadores. Pero había que salir adelante. Si el club se hubiese parado en esa época tan importante no sé lo que habría pasado.
P: En aquel momento cuando aterrizas en Asturias desde Londres con la patata caliente te encuentras casi sin jugadores. ¿Qué es lo primero a nivel organizativo que te toca hacer?
R: Lo primero de todo es salvar el fútbol base. Teníamos claro que si ese momento de incertidumbre volvía, retrocedíamos en el tiempo a 2003 donde prácticamente las categorías inferiores se deshicieron. Tenían que ver que por lo menos había gente dispuesta a salir adelante, que se iba a salir a competir y que los equipos iban a seguir. Hicimos una reunión con las familias y seguimos haciendo los equipos como habitualmente. Luego a los jugadores de la primera plantilla les pedimos que confiaran en el club, en la gente que estaba trabajando y en la afición.
P: ¿Cómo se frenó la marcha de jugadores de la base? ¿Con qué armas se peleó para que los chavales no se fuesen?
R: Intentamos dar primero sensación de normalidad. Ya se contaba con los horarios de entrenamiento para el año siguiente, las plantillas estaban hechas, y los entrenadores con el inicio de pretemporada listo. Se trataba de que vieran que había cabezas visibles, que aunque no hubiera directiva se funcionaba de una manera normal. Luego resultó que el Consejo de ese momento, tanto Chema (Suárez), Pedro Zuazua, como (Juan Ramón González) Torla, estaban metidos por el fútbol base.Teníamos ese respaldo, y una vez que ellos formaron ese Consejo fue importantísimo.
P: ¿Cuánto apoyo se encontró en las familias de los chavales de la cantera?
R: La verdad es que la respuesta fue que prácticamente la totalidad de la gente quedó. Fue algo bonito, sorprendente, y luego se plasmó en que estos jugadores del futbol base compraron acciones, fueron accionistas. Había mucho sentimiento. La dificultad une, y en esos momentos se demostró la unión de todos los trabajadores que había en el club, que apostaron por la continuidad. Vieron que los entrenadores continuaban, que los compañeros continuaban. Entonces la gente se fue involucrando y así la práctica totalidad de jugadores del fútbol base se quedaron.
P: Una vez cerrado este capítulo de la base, que es muy importante para un club como el Oviedo, ya tienes que poner la mirada en el primer equipo donde también cuesta confeccionar la plantilla. ¿Qué labor se hace para completar ese róster?
R: Una vez que se forma el Consejo el primer equipo empieza a entrenar. Creo que había once jugadores en el primer equipo nada más. Gente como Xavi Moré, Aitor Sanz, Diego (Cervero), o César Negredo que luego no continuó. Gente que apostó por el Oviedo. Todos tenían ofertas para marchar. Yo el primer día de entrenamiento les pedí confianza en el club, que viesen la ciudad en la que estaban, la afición que tenía detrás. La verdad es que esas primeras semanas que estuvieron conmigo la actitud fue genial. El Consejo ficha a Félix Sarriugarte, que prácticamente las primeras semanas no puede entrenar porque tiene que confeccionar la plantilla. Así se fue formando el grupo.
P: ¿Cuáles son las mayores dificultades que van apareciendo? Imagino que estos jugadores tampoco estaban muy acostumbrados a ducharse con agua fría.
R: En ese sentido anécdotas hay muchísimas de todos esos años. Por ejemplo en los años de Tercera división ibas a jugar a campos en los que había condiciones a las que no estaban acostumbrados los futbolistas. Todo lo igualaba realmente. Para el equipo contra el que ibas a jugar era el partido del año, cuando más gente y más motivación había. Luego a los futbolistas les costaba adaptarse a los terrenos de juego…no es fácil verse en esa situación, cambia todo. Ahora visto desde la lejanía creo que esos años hicieron a lo mejor resurgir un oviedismo que estaba parado. Fueron duros. Notas el apoyo de la gente, pones cara a la gente que te apoya en el día a día. Verte en determinados campos es complicado.
P: Cuando asumes la dirección técnica del primer equipo ¿te pesa la responsabilidad de llevar no solamente a la plantilla sino a toda una afición que viene sufriendo esos años?
R: El mayor peso era en el día a día saber si ibas a entrenar o no. En el fútbol base había veces que funcionaban tres focos, y tocaba tener que lidiar con los equipos, convencerles para que entrenasen en esas condiciones…a veces no había para comprar balones. Esa es la parte del fútbol base más complicada, el día a día. Con respecto al primer equipo hubo momentos complicados como los meses que estuvimos sin cobrar, alguna vez seis meses, y convencer a los futbolistas de que había que seguir y no se podía tirar la toalla. También era complicado. Había veces que por un lado iban las directivas y por otro los aficionados, cosas difíciles de compaginar y de entender. Y uno en medio de todo.
P: ¿Se pensó en algún momento en tirar la toalla?
R: No. Una vez que los que estábamos dentro sabíamos que si frenábamos la pérdida iba a ser importante, sobre todo en cantera. No se podía permitir. El aficionado siempre respaldó lógicamente al equipo. La clave de la supervivencia del Oviedo es ésa. Si no hubiera habido respaldo en los momentos conflictivos de una masa tan grande seguramente el Oviedo habría desaparecido.
P: Unió la dramática situación. ¿Cuál fue el momento clave en el futuro del club? ¿El momento del ascenso desde Tercera?
R: Sí, yo creo que mucho tiempo en Tercera no se hubiera podido sobrevivir por la deuda y el desgaste. Habría sido muy complicado. Aparte dl momento que se salvó en 2003 está la ampliación de las acciones, donde la gente respondió de manera masiva. Todo el mundo vio que todo eso no se debía dejar morir. Creo que esos son los dos momentos claves, el apoyo masivo de la gente y luego el ascenso al fútbol profesional, también importantísimo porque te coloca en otro estatus y otro nivel.
P: ¿Qué es lo que más te reconforta de esos años tan difíciles?
R: Mira, hace unos años Symmachiarii nos dio un reconocimiento a gente de aquella época. Que un grupo que siempre dice lo que piensa reconozca que en esos años tuvimos cierta importancia es un orgullo. Sí sentí el apoyo de mucha gente en esos momentos. Sabían que no estabas haciendo todas las cosas bien evidentemente y que cometías errores, pero al final dimos la cara y fuimos parte de que esto pudiese seguir funcionando.
P: No quiero dejar de hacer mención para terminar a tu faceta actual como entrenador del Cova. ¿Qué objetivos te marcas esta temporada?
R: Este es un año de transición. Veníamos de unos años realmente buenos. Formamos un proyecto que tuvo su máximo auge en el ascenso a Segunda B, algo prácticamente impensable en un club como el Cova. Tenemos al Juvenil en la máxima categoría en División de Honor. No tenemos objetivos clasificatorios importantes más allá de estar en Tercera consolidados e intentar tener el Juvenil en División de Honor. Somos un club totalmente formativo de cantera. Entrenan en el mismo espacio el primer equipo y el alevín, y eso es un poco lo que marca la dinámica. Intentamos que todos los años algún futbolista de categorías inferiores pase al primer equipo, y esa es la idea. A partir de ahí muchos van para el Oviedo, la mayoría, y alguno se va a Gijón. Somos un club formativo totalmente.