Afronta el Real Oviedo un partido que va a definir los objetivos a medio plazo. Un mal resultado traería de vuelta a los fantasmas que rodean el Taritiere cuando el asunto no va bien. Enfrente mañana un rival a priori asequible, de la parte baja, pero que de ninguna manera entrega la cuchara con facilidad en ningún partido.
El Amorebieta es correoso, duro, y te lleva a la pelea del fútbol en el que nadie regala nada. Iñigo Vélez no pondrá en marcha un fútbol de salón, pero sí que acude a cada partido con la idea de complicarle la vida al rival, con defensa en bloques medios, presión y buenas colocaciones para favorecerse en las pérdidas del rival.
Juego directo y tres pilares. En banda se buscará la ebullición de Gaizka Larrazábal en la derecha y a Iker Bilbao entrando desde el flanco izquierdo con libertad. Y el balón centrado siempre encontrará de una manera u otra a Orozco, que se partirá literalmente la nariz si tiene que hacerse con un balón. El bravo delantero donostiarra acude al rescate de su ofensiva, repartiendo juego de espaldas o generando para el siguiente nivel en recorte o cesión a banda. En vanguardia estará presto para recoger el balón que pase por las inmediaciones del área pequeña.
Arranca el Amorebieta con una defensa protegida por tres centrales abiertos, o dos centrales más un libre, que se comprime en fase defensiva con el auxilio de los carrileros y los pivotes. Presumiblemente, y ante las bajas de Irazábal, Santamaría y el ex oviedista Óscar Gil, serán de la partida Arregi y Oier Luengo, pudiendo escoger la salida de balón de Markel o protegerse más con el lateral Ozkoidi. Extremos reconvertidos en laterales largos como Larrazábal y Seguín soportarán la mayor parte del balón cuando haya que ir hacia el campo rival.
En el medio se cuenta con Olaetxea y Larrucea para correr kilómetros de calidad para el equipo, dando aire y pausa. Otra opción sería el introducir en el once al clásico Mikel San José, que no está entrando de inicio. Por delante el móvil Unzueta y el mencionado Orozco. En el banquillo encontramos a un viejo deseo de la dirección deportiva azul, el delantero Guruzeta, que no tuvo la mejor de las temporadas en Sabadell.
Rival complicado para la sobremesa ovetense.
JUGADOR A SEGUIR
Gaizka Larrazábal apuntaba a jugador determinante, al menos en la segunda categoría. De momento el hijo del eterno lateral del Athletic de Bilbao Aitor Larrazábal no ha tenido la carrera esperada, pero este curso cerca de casa le ha dado un plus de confianza. Es recurrente la búsqueda de Larrazábal en el vigor ofensivo de los de Vélez. Recorre la banda y procura situaciones de peligro. Jugador llamado a tener vigilancia estrecha.