Derrota en el último suspiro en un error clamoroso. Este detalle cuando ya se consumía el tiempo echa tierra, hoy muy mojada, encima del gran trabajo del Oviedo durante un partido muy físico.
Tiraba Ziganda de rotación en puestos concretos para dar entrada a Jirka en banda izquierda y Matheus acompañando a Obeng. Salió el conjunto azul con una marcha más, en una presión alta que ponía las cosas muy difíciles a una zaga armera que no era capaz de conectar con Sergio Álvarez, el puerto de entrada de la ofensiva.
Con una zona de creación fuera del partido, el Oviedo pudo hacer su fútbol, ganando posesiones y con Jimmy y Brugman imponiendo su ley. Partido excelso de la media carbayona, que con poca gasolina en el depósito se enfrentó a un rival muy exigente. Arriba Matheus se movía por lo ancho siendo referencia en el juego de espaldas. Gastó pilas.
Atrás lo poco que aparecía era solventado con suficiencia por Costas y Calvo, en su línea habitual sólida. En banda Pierre se proyectaba buscando profundidad, y en el otro costado Lucas asumió mucho protagonismo en sentido de ida y vuelta. Los rivales suelen colocar a un jugador rápido que levante las carencias del ovetense. Sin embargo con un partido vibrante como el de esta noche Lucas asomó cerca del área local con mayor asiduidad que de costumbre. Quizá por ello su pareja de baile Glauder fue sustituido tras el descanso.
Mayor posesión sin disparos a puerta. Apenas se pudo ver un lanzamiento lejano de Jirka que se fue a córner. El eslovaco tampoco aprovechó la oportunidad de gritar alto su nombre, mientras que Pombo va creciendo a pasos agigantados.
Con unas sensaciones muy buenas, controlando el choque y al rival más duro en su campo, los de Ziganda no se achicaron nunca. Al poco de terminar el descanso Ziganda quiso zamparse el bocata dando entrada a Pombo, que dio un auténtico recital de fútbol. Dio sentido al juego, sabiendo dónde colocar el balón siempre, salvo en un pase cruzado cerca de la zonza defensiva que pudo acabar en disgusto. Garitano movió todo lo que pudo el banquillo buscando soluciones que no llegaban.
Era un partido muy abierto y con disfrute para el aficionado con la única pega de las opciones de gol, que no comparecían. Tuvo que ser en una parte final vertiginosa la que dio ese contenido que faltaba. Pombo centró al corazón del área y nadie alcanzó un balón que terminó tocando en la madera. Minutos más tarde un zapatazo con clase terminó en el travesaño tras un ligero toque de Yoel, que el árbitro no vio.
La lesión de Venancio dejaba al Éibar con uno menos tras haber agotado los cambios, y Ziganda quiso enchufar el talento de Borja Sánchez al partido. Sin la chispa de costumbre no pudo ser lo que dibujó el entrenador en su cabeza, que ya veía en el campo a Bastón, Borja, Pombo y Viti entrando con eficiencia por su carril como refresco. Garitano dio los primeros minutos a Fernando Llorente y el mozo y su sombra asustaron durante unos minutos.
Ya todos anotábamos el empate en el cuaderno cuando un balón que se encontró el Éibar en la frontal se convirtió en un lanzamiento a portería que Femenías despejó al punto de penalti donde el inesperado y fuera de sitio Etxeita remachó a la red. Pitido final y cara de circunstancias tras uno de los mejores partidos de esta temporada.