La jornada intersemanal lleva al Oviedo al siempre complicado Ipurúa, recuperado muy a pesar de la afición eibarresa como campo de Segunda. Queda para el recuerdo una mala eliminatoria oviedista jugándose el ascenso a 2º, último encuentro de ambos equipos.
El Éibar es el súper equipo de esta temporada. Han optado por construir un bloque de hormigón juntando las mejores piezas disponibles del curso pasado. En todas las posiciones cuentan con jugadores deseados por todas las secretarias técnicas con ambición de esta categoría. En la delantera han optado por Blanco Leschuk, que la temporada pasada fue de más a menos en el equipo de Ziganda. Juega sin la presión de tener que ser el máximo artillero, ya que suman pólvora suficiente por otras vías. De hecho Stoichkov, que no es delantero puro, empata con Borja Bastón en lo alto de los realizadores. Con Fran Sol de baja han encontrado dinero en la chequera para irse a por un viejo conocido del fútbol español. Fernando Llorente entra en la convocatoria con la duda de si gozará de sus primeros minutos con la casaca del Éibar. Le tocará al ex del Athletic repartirse minutos con la buena línea de delanteros.
Después de un inicio dubitativo, con más que juego que efectividad, Gaizka Garitano ha ido ensamblando ese bloque hasta hacerlo sólido. Viene de una derrota, pero el conjunto vasco había encadenado una serie de victorias que le había hecho pasar del susto al éxito.
A pesar de poder confeccionar dos onces de garantías, no es muy dado Garitano a hacer demasiadas rotaciones. Venancio y Burgos protegen a Yoel, Tejero y Correa se adaptan a un rol de laterales profundos, y el ex sportinguista Sergio Álvarez se incrusta en esa línea defensiva para ser el que dé el primer sentido al juego de ataque, buscando generar opciones ventajosas para que Javi Muñoz, con pasado azul, maneje junto a Edu Expósito el balón en la zona templada. El talento en las bandas con Molina y, sobre todo, Corpas, otorga otro plus complicado de neutralizar. El dibujo se ajusta para que el móvil Stoichkov deambule por donde guste, ya que puede fabricar acción para los demás o crearse sus propias situaciones de peligro. Blanco fija a los defensas como tantas veces vestido de azul, y acomoda el balón para que la locomotora pase.
Mucho que trabajar, mucho que defender, mucho que correr. Son las tres consignas si se quiere sacar algo positivo de Ipurúa. Y lo fundamental, aprovechar las mínimas concesiones que haga una defensa que circula adelantada pero que guarda bien las espaldas.
JUGADOR A SEGUIR
Son muchos los objetivos a seguir en el Éibar, quizá demasiados. Si Stoichkov juega esta noche será un hombre a vigilar, por su capacidad para estar en todas partes, bajar a recibir, soltar el balón con criterio, encontrar centros precisos o disparos con talento. No tiene tanta exigencia física como el curso pasado en Sabadell, y en este Éibar debe preocuparse más de mirar hacia adelante que de recoger un balón que no llega.
