Tarde con multitud de matices en el Tartiere. Ziganda, en la tentación de repetir la alienación que le dio la victoria en Ponferrada, tuvo que introducir modificaciones ante el proceso febril de Borja Sánchez y una inoportuna lesión en el tobillo en el día de ayer de Carlos Isaac. La construcción del once se avino al clásico 4-4-2 con una presión medio alta a cargo de Bastón y Obeng, repetidores en las labores más ofensivas.
De inicio el Málaga no propuso ninguna opción de conversación con el balón, dejando que el Oviedo jugase a placer. Los carbayones iban creciendo con el paso de los minutos, merced al gatito acariciado que tenía enfrente. Escassí apenas balanceaba el balón hacia Brandon, con recursos para encarar desde la banda izquierda. Tenía que ser Paulino, el mayor talento que puso en el verde el conjunto de José Alberto, el que fabricase sus jugadas y las de los demás. Fue sin duda la mayor preocupación a nivel defensivo para el Oviedo, y suyo fue un disparo que salió fuera por poco.
El conjunto azul encimaba posiciones del campo contrario gracias al empuje de Jimmy y Brugman, pareja consolidada y con suelas gastadas en las últimas semanas. Hoy sí que se notó su presencia. Jimmy dio sentido al juego, ofreciendo cesiones atrás sólo en contadas ocasiones. Si el mediocentro asturiano realizó un buen partido, Brugman enseñó su fútbol más completo hasta la fecha. Se movió por todo el terreno de juego, llegando con habilidad hasta línea de tres cuartos. De las botas del uruguayo nacieron algunas de las jugadas de mayor peligro, destacando una internada con gambeteos que le situaron en posición franca para lanzar o buscar amistad de azul.
El primer gol llegó en balón parado, en un córner pasado al segundo palo donde Bastón emuló su chance de Huesca. Su cabezazo hizo imposible la estirada de Dani Martín.
El gol no aligeró la carga del Málaga, que siguió con un juego pesado y con bombilla de bajo consumo. Apenas Paulino, que tenía que recoger muy atrás, imponía su capacidad para generar. Un centro chut repelido con los puños por Femenías fue el resto del bagaje malacitano en la primera parte.
Viti asomó en la frontal en un par de ocasiones, con disparos poco certeros, uno de ellos con la zurda. El de Laviana aportó viveza desde el costado izquierdo, y provocó que Víctor Gómez pensase más en defender que en sumarse al ataque.
Con el arranque de la segunda parte las costuras se fueron abriendo por momentos, sufriendo en exceso Lucas ante las acometidas de Kevin, que pudo ver algo de luz para su exquisita técnica individual. José Alberto López movió el banquillo y el equipo abrió puertas y ventanas para que entrase aire fresco. El rival adelantó líneas, seguramente sabiendo el momento crítico que sufre el Oviedo cuando el cronómetro alcanza el minuto 65. Los cambios de Ziganda se hicieron esperar. Poco fútbol vio Pombo antes de que una falta botada por Víctor Gómez fuese rematada por Genaro en buena lid, transformando ese buen pase en el empate.
A partir de ahí carrusel de cambios en los dos equipos y momentos de feria de barrio. El Málaga apretó los dientes aunque sin demasiada clarividencia en ataque. Con un partido roto de repente los andaluces tuvieron el partido en dos ocasiones muy seguidas, en un par de disparos que tocaron madera, el primero en un exceso de confianza de un Femenías que lo vio fuera, y el segundo un lanzamiento lejano de Antoñín que con fortuna rebotó en el palo sin querer entrar. Susto de órdago y cierto descontrol que supo manejar Jimmy. Con el equipo a sus espaldas buscó líneas de pase y un centro de los de enseñar a los chavales encontró a Bastón, que proyectando su cuerpo hacia la portería conectó el cabezazo definitivo. El 9 azul contó con otras dos ocasiones claras, pero en la estadística siempre reflejará este tanto del minuto 90 como el de la victoria. Destacados también los minutos de Pombo, muy incisivo.
De la posible victoria, injusta, visitante, se pasó al segundo triunfo del Oviedo. Hasta ahora este peso de la balanza siempre había caído del otro lado. Está bien disfrutar de esta concesión del Dios fútbol.