Victoria de más de tres puntos en Ponferrada

El fútbol se rige por elementos que escapan a veces a cualquier lógica. En otros domingos pudimos estar hablando de un Oviedo fiable sin gol, de un partido completo en el que el factor suerte no quiso echar una mano, Hoy en El Toralín se ha visto un dominio absoluto de los locales durante 65 minutos, de acoso y derribo casi constante, y una victoria final del Oviedo que deja entrar el aire. Un partido muy serio en el concepto defensivo, en un partido de ataque rival constante en línea de tres cuartos.

Ziganda planteaba de inicio un once con una serie de retoques que concedían la titularidad a Carlos Isaac en el lateral derecho, desplazaban a Viti a la banda izquierda en sustitución de Borja Sánchez, y recuperaban a Obeng para la delantera. En defensa también primeros minutos desde el pitido para Arribas. 

No tardó nada la Ponferradina en coger las riendas del partido, encerrando en su campo al Oviedo, que a duras penas podía contener el aluvión de jugadas que le llegaban fundamentalmente en centros al área que Costas, y sobre todo Arribas, se encargaban de rechazar. El partido del central madrileño ha sido clave en el desarrollo del partido, manteniendo la firmeza y colocación ante uno de los partidos que a buen seguro más le ha exigido en mucho tiempo. Costas frenaba con éxito a Yuri, que en esto del fútbol sabe bastante, y conoce lo que hay que hacer para provocar una avería. 

Jimmy y Brugman corrían para cerrar espacios, y se veían incapaces de dar un paso al frente en la creación. La medular berciana superaba fácil en conducción rápida y búsqueda de rotura de espacios. Y a todo esto que por sorpresa del personal se adelantó el Oviedo. Un centro a media altura con la zurda de Viti se elevó al tocar en Pascanu lo suficiente como para poder amigarse con la cabeza de Obeng, que conectó con el balón superando a Abedzadeh. 

El gol no daba tranquilidad alguna, ya que la Ponfe siguió taladrando en busca de peligro. Sintomático el balón despejado por Bastón en posición de lateral izquierdo. Aquí todo el mundo tuvo que arremangarse. Isaac, que no tuvo un comienzo afortunado en el primer lance por su banda, mejoró con el paso de los minutos, viéndoselas con Ríos Reina, mientras que Mossa hizo un partido sólido, sin fisuras, sin complicarse y ejerciendo su veteranía. 

Lo mejor que pudo pasar fue el descanso. Las piernas y las cabezas necesitaban un reposo y agua fría. En la reanudación los de Bolo entraron dispuestos a meter miedo. Femenías tuvo una feliz intervención doble en una de las acometidas, de lo mejor del portero oviedista esta temporada. Hasta ese momento su defensa le había mantenido a flote, pero el guardameta balear ganó en confianza tras una salida anterior en falso. Y lo que parecía cantado sonó en clave de sol. Ríos Reina, de lo mejor del encuentro, optó por perfilarse para su pierna derecha y chutó a portería con un lanzamiento que tocó en la cabeza de Costas. Balón dentro de portería y un empate que hizo sentir escalofrío por lo que podía llegar después. 

Bolo hizo un cambio triple y Ziganda dio entrada a Borja Sánchez, que a la postre fue decisivo. La habilidad del 10 azul y su alternativa como canalizador de juego desde la banda desarbolaron a un cansado lván Rodríguez, que había apretado bastante. Con Borja en el campo todo resulto un poco más fácil. Permitió a Jimmy y Brugman respirar y abrió el campo lo justo como para que el Oviedo pudiese hacer algo inédito: dar más de tres pases. Un agotado Sangalli chocó manos con Pombo, que sumó talento justo cuando el equipo necesitaba agarrar más posesión. Obeng, que había sido importante en las cercanías del área rival, disponiendo de un par de ocasiones claras, dejaba su sito a Jirka. Con balón la Ponfe no pudo ser exigente y se vieron unos buenos minutos de los azules, de entre los mejores todo el curso. Los Borjas levantaron de sus butacas a los fieles que poblaban ese fondo con una clásica internada por banda de Sánchez que buscó recepción de Bastón en el punto de penalti para que el delantero de un toque rematase a la red. 1-2, quizá premio inmerecido para el desarrollo del choque. Oxígeno para el equipo y sobre todo para un cuestionado Ziganda. En los últimos minutos  se jugó el otro fútbol, ese que tradicionalmente ha penalizado al Oviedo. Una victoria de más de tres puntos. 

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