Un Oviedo sin suerte y sin fútbol cae ante el Burgos

No ha sido el mejor debut para la nueva indumentaria blanca con rayas rosadas que lucirá esta temporada el Oviedo como segunda equipación. Un Burgos muy práctico anotaba tres tantos y se  lleva los tres puntos del Tartiere. Un Oviedo irreconocible enfilaba el camino de los vestuarios en el descanso acompañado de una sonora pitada, la primera que ha podido escuchar Ziganda. 

Sin ideas, sin fuerza y con un juego plano el Oviedo navegó a la deriva en un primer tiempo para dejar en el baúl cerrado con llave. El Burgos, que hasta la fecha había conseguido apenas siete goles, parecía jugar como local. Sereno y manejando con pausa un balón que siempre terminaba en los pies de Berjón. El ovetense, tal como ya hizo aquí con la camiseta azul, buscaba desde su posición escorada la mejor opción para su equipo. Suyos fueron un par de cesiones al hueco que casi desarman a la defensa. En una de ellas habilitó a Andy, que llegando desde atrás se tomó su mano a mano contra Femenías, que pudo tapar el chut.

El Oviedo parecía entrar en un examen sin lápiz. Ni Brugman, completamente desaparecido, ni Jimmy, superado, supieron darle fluidez a la salida del balón. Era Costas el que debía adelantar sobre sus pasos para circular, no siempre con fortuna, la pelota. 

Y llegó el primer gol de Guillermo, que se aprovechó de un buen servicio por Álvaro desde la derecha para batir a Femenías. El gol no cambió al Oviedo, donde Bastón hacía kilómetros fuera de su zona de influencia para entrar en contacto con el juego, y Montiel se veía perdido en una posición en la que nunca supo bien su función. Jirka, también estrenado titularidad, apenas inquietó, salvo en un par de internadas muertas antes de comenzar. Sí fue protagonista en el final del primer periodo, cuando un disparo de Jimmy con la zurda en posición compleja, ya cantado como gol ,era repelido por el cuerpo del eslovaco. Pitada y a pensar.

No quiso Ziganda hacer variaciones de inicio en el segundo tiempo, como de costumbre, apelando a los diez minutos de rigor concedidos a los titulares. El empate no vino en una acción en juego, sino por medio de un penalti decretado por el colegiado, con revisión del VAR, tras un pisotón a JIrka. 

1-1 y partido nuevo que cayó del lado burgalés con un tanto de Guillermo, que se lanzó en paralelo al césped para cabecear un balón botado en falta por Berjón. Una serie de cabriolas tácticas que los mismos jugadores no entendieron dieron un punto más de profundidad, más por tensión competitiva que por fútbol, y hasta en tres ocasiones el balón fue repelido por el larguero. Pombo y Matheus fueron llamados a la revolución. Se vio al zaragozano activo, lejos de su zona de influencia para ayudar a unos sofocados Jimmy y Brugman. El brasileño por su parte enseñó su juego de espaldas intentando diversas combinaciones inertes en tres cuartos de cancha. 

A diferencia del equipo local, el Burgos supo a qué jugaba, ralentizando el juego con Berjón levantando la mano. El ovetense saldría ovacionado por el público presente, en contraste con el espectáculo que no disfrutaba. Ziganda dio entrada a Obeng en sustitución de Lucas para hacer presente un dibujo casi en modo de garabato, donde el barullo se hizo fútbol. En medio del caos el Burgos convirtió el 1-3 definitivo en un lance en medio prao en el que Calvo, irreconocible, no pudo controlar por alto un balón al que dio velocidad Claudio Medina para encarar a Femenías y librar la protección del balear. Noche para olvidar, y un partido que da alas a los críticos del entrenador carbayón, cuestionado y con menos crédito. En tres días toca rival duro, la Ponferradina, que sin lugar a dudas decidirá el futuro del banquillo azul. 

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