El bono de empates del Oviedo tiene una nueva muesca tras un partido en el que la participación de los porteros fue prácticamente testimonial. El Zaragoza empezó el choque mostrando credencial de local, tratando de que Zapater moviese al equipo con sus clásicos desplazamientos. Un dominio poco eficaz, ya que los intentos de acercamiento eran frenados en seco por una defensa, que fue una vez más, lo mejor del conjunto azul. En esta ocasión fue Calvo el que dio un paso adelante. El central del lado izquierdo logró elevar unos metros su radio de acción y sacar de la zona peligrosa de influencia a Azón, que apenas tuvo contacto con el balón en posición deseada.
Los de Ziganda echaron de menos a Cornud, uno de los impulsores del juego de ataque combinando en armonía con Borja Sánchez. Mossa, su sustituto, se limitó a no perder su espalda y ahorrar las energías para las acometidas de Gámez y Bermejo, de lo más incisivo de los locales.
La Sacavera tenía la consigna de esperar en su campo y procurar cesiones rápidas a Borja Bastón y Viti, en esta ocasión ejerciendo de segunda punta en la ubicación de Obeng. Sin embargo existió demasiada precipitación. Sería Borja Sánchez el que firmase las primeras notas a pie de página en el primer tiempo con dos disparos en su tradicional incursión desde la banda. Sus zapatazos hicieron un feo a la feliz jugada de habilidad previa. Tampoco Viti supo colocar el pie de forma adecuada para que su tiro se proyectase dentro de los tres palos.
JIM había presentado una alineación con cambios importantes, pero salvo jugadas de empuje desde las bandas poco podía ofrecer. La posesión no se traducía en nada positivo.
Vada se erigió en el jugador diferencial del plantel zaragozano. Suyas fueron las oportunidades más claras, llegando desde segunda línea hasta el interior del área, donde dispuso de dos opciones francas. El Oviedo se esmeraba en alejar a Azón de zonas de peligro, obligando a los de JIM a insistir en la profundidad por las bandas, primero a través de Chavarría y más tarde con un profundo Gámez. Los carbayones no conseguían que el balón pasase por las botas de Jimmy o Brugman, y cuando los medios tocaban el esférico era para desprenderse de la posesión sin demasiada ventaja.
Parecía que los jugadores parecía se hubiesen perdido la clase en la que se explicaba cómo hay que disparar a puerta. Imprecisiones, borrones y juego embarullado por las dos partes, que daba poco brillo y desesperaba a la hinchada local, ávida de ganar puntos que alejen al Zaragoza del grupo trasero. Ziganda removió el once para reemplazar a Jirka, con más ganas que fútbol, un desacertado Borja Sánchez, un impreciso Viti y a Mossa, que con una tarjeta empezaba a jugar con fuego. Entonces se vio algo inédito, con Costas de lateral, Lucas volviendo al carril izquierdo que le convirtió en futbolista del primer equipo, Montiel de interior y Matheus agitando a los defensas. Por momentos se vio una chispa que enseguida se apagó. Hubo que esperar a casi el minuto 70 para ver una jugada trenzada en posesión larga del Oviedo. Empate a nada, cero en marcador, juego y goles por ambos equipos. Importante que todos queden sanos y a disposición para el derbi contra el Sporting, próximo objetivo de los azules.