El talento de Borja Sánchez

Alguien dijo una vez que los jugadores con talento rinden allá donde se les ponga. Y es una verdad, pero a medias. En un tiempo en el que el fútbol parece que pone corsé sobre el jugador habilidoso, una afirmación de tal calibre pierde fuelle. Un fútbol mecanizado, más físico y donde prima el sistema por encima de las individualidades deja poco margen al diferente. Quizá sea uno de los motivos de los asientos vacíos en los estadios. Jugar un domingo a las dos de la tarde tampoco ayuda demasiado a crear afición. 

En medio del fútbol del riesgo calculado y medido aparece algún destello de luz. Sin embargo su ubicación en el campo se complica. Pocos dudan de que la calidad de Borja Sánchez supera con creces la media del resto de sus compañeros. No obstante siempre hay una razón para desconfiar. Su salto al primer equipo se demoró. Los asiduos del Requexón clamaban al cielo porque Anquela no tuviese el suficiente coraje como para darle una oportunidad a aquel chico que soñó una vez con ser Dubovsky. 

Una experiencia incompleta en Madrid, donde puso pies en tierra y descubrió la realidad imperfecta del fútbol, devolvió a Borja a casa, donde se sentía arropado. En el equipo blanco se le ubicó en distintas posiciones, desde la mediapunta al mediocentro pasando por las bandas ocasionalmente. Se sabía que el chaval tenía eso que hace falta. Algo no terminó de encajar. 

Aquí se le vio más partiendo de banda izquierda a pie cambiado, al estilo de Berjón en el primer equipo. Asentado con los mayores gozó de minutos por detrás del delantero, intercambiando posiciones con Nahuel. El mejor rendimiento del argentino más centrado colocó a Borja en el costado. Y ahí va encajando titularidades. 

Es esta una posición que exige mucho desgaste, una exigencia que no resistía la gasolina de Sánchez. A la petición de aumento de liderazgo se ha unido la del respaldo físico para completar su figura icónica. Está en proceso. Realmente se le está notando más mejorando en el apartado físico. La conexión con Cornud es buena, se entienden bien y se buscan. La mayor parte del peligro de los azules viene precisamente desde ese sector. Borja se encuentra con el balón y también con defensas de dos contra uno, que dejan pensar poco y aumentan el valor de su gambeteo. En un palmo es capaz de hacer maravillas, pero deja la sensación de que ese pedacito de prao se le hace pequeño, que la raya de banda la ve demasiado cerca, y que su fútbol está hecho para levantar la cabeza desde la divisoria centrada del terreno. Más campo, mayores posibilidades, mejor repertorio. Es un pensamiento que nace del talento que a veces se esconde. 

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