El camino de Tomás González ha continuado ligado al fútbol una vez que se bebió la última gota del brebaje de futbolista profesional. Formó parte de la estructura del Real Oviedo en una etapa crítica. Ha pasado también por los banquillos de equipos de Tercera o Preferente. En esta vida de entrenador lo que ha primado es estar cerca de casa por encima de todo, ya que nos confiesa que “para entrenar en equipos de superior categoría aquí en Asturias había muy poco, sí fuera, pero mi intención no era salir de aquí”. Tenía muy claro que quería asentarse en el Principado una vez que colgase las botas ya que “estando en Oviedo me casé con una asturiana, y de ahí nos fuimos a Valencia. Sabíamos que íbamos a volver porque ella era de aquí y yo también estaba enamorado de Oviedo”. Fue Tomás un centrocampista muy completo dotado de un gran disparo, con goles de bella factura que forman parte de las videotecas de los oviedistas más veteranos.
P: Llegas a Oviedo después de estar en la rampa de salida hacia el primer equipo del Atlético de Madrid. ¿Con qué pretensión llegabas, con la de asentarte con minutos o buscar el trampolín para volver a Madrid?
R: En principio vine cedido por un año. Mi intención era jugar y que significase un trampolín. En el Atlético de Madrid entrenaba todo el año con el primer equipo pero era eso. La idea de venir a Oviedo era tener minutos, jugar y que fuese un trampolín.
P: Una vez aquí haces unas temporadas fantásticas y te surge la oportunidad de fichar por el Valencia. ¿Cómo se cocinó ese cambio?
R: Yo aquí estuve encantado cuatro años. El gol al Atlético de Madrid desde el centro del campo aumentó la “factura”. Me llegaron muchas ofertas e incluso el Atlético me quiso recuperar. También estaban el Sevilla, el Celta…había muchos equipos. En aquel momento yo estaba pidiendo un sueldo aparte de la ficha. Eugenio Prieto se obcecó y dijo que no. Como no llegamos a un acuerdo yo tomé la decisión de salir del Oviedo.
P: Fue una mezcla de oportunidad y desencuentro con la directiva.
R: Mi intención era quedarme aquí, pero ellos se empeñaron en que no querían pagarme un sueldo, querían pagarme todo en global. No lo vi bien, no me querían pagar lo que estaba pidiendo. Tampoco era mucho. Terminaron trayendo a Gracan y Vinyals, que valían cuatro veces más que yo, pero el fútbol es así.
P: Hablabas de ese gol al Atlético de Madrid. Ese es un gol que todos los oviedistas tienen en la retina ¿Eres consciente después de chutar ese balón de que va a suponer una de las imágenes de tu vida?
R: La verdad es que ese gol ya lo había metido dos veces. La primera vez que lo metí fue con el Madrileño contra el Rayo allí en Vallecas, era un chaval. En aquel partido contra el Atlético estaba Abel de portero. Yo conocía a Abel porque había estado con él cuatro o cinco años, y también había coincidido con otros jugadores que estaban en el campo. Tenia una facilidad de golpeo, lo hice y tuve la fortuna de que fue gol.
P: En tus años en Oviedo viviste situaciones como la del ascenso. ¿Es ese el recuerdo más importante de los que recoges?
R: Está claro que el ascenso es el TOP, es lo máximo y lo menos valorado por parte de la directiva de aquel momento, porque el regalo que nos dieron fue un llavero. El primer año que vine con José Luis Romero como entrenador el fútbol que se hizo fue maravilloso, a mi me llamó mucho la atención. Me quedo con ese recuerdo también. Hubo partidos de Copa frente al Español y otros equipos de Primera que fueron muy grandes.
P: En tu trayectoria en el Oviedo juegas en un campo que en poco se parece al actual. ¿Qué diferencias entiendes que hay para el juego?
R: En el viejo Tartiere la gente estaba muy encima del jugador, los tenías a un metro. Te transmitían su nerviosismo, su alegría, su clamor por el Oviedo. El nuevo es más moderno pero es más frío. Es muy grande y hay mucha zona vacía. Cada vez que voy al nuevo Tartiere añoro el viejo.
P: Y un césped que ha dado problemas siempre. Recuerdo también partidos con auténtico barrizal en el viejo Tartiere pero no suponían un problema a largo plazo ni un motivo de queja constante.
R: Las excusas en el fútbol no existen. Nosotros entrenamos en el Requexón y entonces estaba como estaba también. El Tartiere viejo normalmente estaba muy bien. Había partidos en los que se podía embarrar un poquito, pero era normal, no es excusa. Hay que reconocer que en el Tartiere nuevo el césped ha sido un poco vergonzoso. Si tú corres y se levanta fácil al pisar eso te impide coger confianza. Se nota mucho en el campo. Si está embarrado te puedes escurrir o no, pero que se levante el campo por sí solo no es buena señal. La prueba ha sido que todos los años en el Tartiere menos éste han sido lamentables.
P: Precisamente que hablamos del barro, te quería preguntar por esos años oscuros que vivió el Oviedo y en los que fuiste partícipe de unas circunstancias muy difíciles. ¿Cómo viviste esos momentos en Tercera?
R: En 2003 yo estaba ayudando a Javi Amieva en la gestión de la cantera. Yo a Rivas lo veía todos los días y me daba cuenta de las dificultades y carencias que había en el Oviedo. Luchamos, peleamos, y el Oviedo se adaptó a las circunstancias. No había más, no se podía hacer otra cosa. A veces queremos gritar al aire cosas pero la realidad es lo que tienes ahí enfrente. Fue una época dura, pero que a la vez salió un amor grandioso por la afición y la gente que colaboró y creyó en el proyecto, que fue mucha.
P: Habiendo vivido esa época en primera persona ¿qué porcentaje atribuyes en el éxito a jugadores, afición, directiva y las instituciones de aquel momento?
R: Tengo muy claro que en aquel momento sin la afición el Oviedo hubiese desaparecido. Si la afición no se hubiese tirado a la calle reclamando que Oviedo sólo hay uno estaríamos hablando del Oviedo ACF. El presidente Lafuente peleó por el club. Hay situaciones en las que empiezas a a hacer cosas porque estas ahí, vas cogiendo cariño, y terminas empujando. Y eso fue lo que ocurrió. Nos pusimos las pilas y fue hacia delante.
P: En aquel equipo que entrenaste para salir del barro existió un compromiso de los jugadores que permitió ayudar a conseguir el objetivo. ¿Se podría repetir en las condiciones actuales?
R: Uff, yo creo que no. Llevo 25 años entrenando y en el fútbol veo que está desapareciendo la alegría, el compromiso. Hay muchos jugadores que van a entrenar porque están los amigos. En un grupo de 18 ó 20 personas realmente sólo son 5 los que quieren ser futbolistas. Es un cambio muy radical, y ahora mismo los que tenemos en cantera están demasiado mimados.
P: Hablabas en alguna ocasión de que muchos están porque han empezado abajo y no existe un verdadero estudio sobre la viabilidad del futuro real de esos jugadores en el club.
R: Hubo un año que le dije al que llevaba las categorías inferiores que, si un jugador de División de Honor no te vale para el primer equipo hay que echarlo. En juveniles tienes que saber si un jugador vale o no. Y hay que tomar decisiones. La contestación del responsable fue que llevaban toda la vida ahí. Entonces al final ¿qué estás buscando? Buscas sacar jugadores, no un compromiso. Hay que tomar decisiones, y a veces son dolorosas en el fútbol. Hay jugadores que pueden llevar 3 ó 5 años pero que sabes que no van a llegar ni al Vetusta. ¿Entonces para qué los quieres?
P: ¿Es mejor para el futuro del club un equipo con una base de casa conjugada con gente de fuera o un bloque preparado con jugadores experimentados en la categoría?
R: Desgraciadamente tenemos un equipo cerca en Gijón que hace las cosas correctamente. Me molesta decirlo pero es así. Ellos trabajan la cantera y tiran de la cantera. Tener un equipo de gente sólo de la cantera es muy complicado. Normalmente fichas gente de fuera. Yo por ejemplo soy de Madrid, y me ficharon del Atlético. Tienes que saber exactamente lo que quieres. Si quieres trabajar con la cantera tienes que hacerlo bien, no contar con jugadores para hacer un bulto. A veces nos equivocamos en esta idea, y sólo miramos la cuota del futbolista y no el rendimiento.
P: ¿Cómo ves la perspectiva del equipo? ¿Son Ziganda y este bloque los idóneos para llevar a este equipo arriba?
R: Tengo que decir que este año han fichado bien. Rubén Reyes ha fichado lo que se necesitaba, gente para unas posiciones determinadas. Ziganda ahora puede hacer cambios. En el tiempo que ha estado aquí siempre que ha hecho un cambio se notaba, y yo creo que afortunadamente ahora tenemos un equipo muy sólido que cuando estén bien físicamente va a dar opciones de hacer esos cambios. Habrá un salto adelante para el Oviedo en el momento en el que los cambios se puedan hacer en el minuto 55 y no en el 75.
P: ¿Qué es para ti el fútbol moderno?
R: Para mi el fútbol moderno es aburrimiento. Me aburro porque los futbolistas visten igual todos, son delgaditos, peinaditos…todos son como son pero al final en el mundo lo que manda es el balón. No encuentras el desparpajo de un Onésimo, de gente pequeñita, gordita, diferente. La gente en el fútbol tiene que soltarse, y lo que veo es todo muy igual, como si fuesen robots. Cuando ves el fútbol llegas a aburrirte.