ENTREVISTA – JORDI VINYALS

Como futbolista Jordi Vinyals fue uno de esos futbolistas que agradan al público por su calidad, técnica y visión de juego. Gustó y mucho su tiempo en el Real Oviedo, y es considerado como uno de los mejores centrocampistas que ha vestido la elástica azul. Colgadas las botas siguió el camino de los banquillos, con experiencias en clubes de distintas categorías y un último paso en España dentro de la estructura del FC Barcelona, donde se formó como jugador. Ahora asume un segundo desafío en China, entrenando al Zhejiang Greentown. 

PREGUNTA: Empezando por China. Después de tu época en el fútbol formativo en la que fue tu casa, el Barcelona, decidiste emprender la aventura en ese país. ¿Cómo fue el inicio de este viaje?

RESPUESTA:  Una de las casualidades a las que te lleva la vida. Había terminado con el Barça B y había cogido todo lo que era la metodología y la representación de este área, lo que ahora se llaman “Academias”, en Asia. Entonces hubo un partner que fue el que contrató la primera escuela en China del FC Barcelona. Fuimos el director de la escuela y yo como representante de la metodología para hacer esa inauguración. Pasamos por la India, Singapur y Hong-Kong para visitar todas las escuelas que teníamos por allí, y acabamos de nuevo China, en Xindao. El mismo partner de la escuela hacía seis meses había comprado un equipo que competía en la League 1, la segunda liga en China. No sé exactamente cómo, porque ni hablamos mucho ni teníamos mucha relación, pero me hizo llegar una oferta. Hablé con la familia, eso está claro. No conocía nada del fútbol en China, ni tenía referencia a nivel profesional sobre cómo funcionaba. Pero sí que me volvió el gusanillo, quería entrenar, volver a sentir lo que es estar en un campo. Hablando con el club (Barcelona) lo entendieron, me lié la manta a la cabeza y probé la aventura en China. La verdad es que no me puedo quejar, ha ido muy bien. 

P: Fue una etapa muy exitosa en Xindao que te dio un nombre en China para el siguiente reto, porque te han vuelto a reclamar. 

R: Estuve tres años y medio en Xindao. A veces es difícil hacer entender a la gente cómo funcionan las cosas en China. Los equipos se pueden comprar, como fue este caso. Cuando llegas ves que no tienen ni una camilla en el estadio. Hubo un gran trabajo con el cuerpo técnico, los fisios y más gente que llegó, y fuimos creando lo que es la base de un club. Alcanzamos la Superliga. Hicimos algo completamente diferente a lo que se hacía en China, cuajó, y tenemos un nombre con cierto respeto que después ha propiciado que nos llamaran el año pasado, aunque fue complicado por el tema del COVID venir a China. Tampoco la competición fue normal como en casi todas las partes del mundo. Este año ha salido también esta opción y aquí estamos. 

P: Desde tu llegada hasta el momento actual, y por lo que me cuentas, ¿ha sido mayor la evolución del fútbol chino en infraestructuras que en técnica o táctica?

R: Es complicado. Este es un país en el que todo es grande, magnífico. Intentan poner lo mejor del mundo, y en el fútbol parece que tienen esta intención de llegar a ser una potencia importante. Han gastado mucho dinero, y han traído a entrenadores de mucho nivel, no sólo de nivel medio. Benítez, Lippi o Pellegrini han estado aquí por ejemplo. También en el fútbol base siguen trayendo gente de España o Alemania, pero cuesta. China es un país que ha ido copiando cosas y al final lo ha terminado haciendo mejor, pero en el fútbol no parece que quieran cambiar su cultura o manera de entenderlo. Por eso creo que todo ese gasto que están haciendo, que podría convertirles en una de las primeras en Asia, pues sólo sirve para hacer grandes estadios, ciudades deportivas con quince o dieciséis campos con instalaciones increíbles. Les sigue faltando el alma. Lo que yo he visto y palpado desde aquí es que les falta ese punto de decir “vamos a cambiar y hacer las cosas de otra manera”. 

P: ¿Crece la afición o son estadios con asientos vacíos?

R: En Superliga hay afición, lo que pasa es que aquí los equipos se pueden comprar e ir a otros sitios. La afición se está haciendo poco a poco. No es el deporte más importante en China, eso está claro. Ahora la selección está intentando clasificarse para el Mundial de Qatar, y si eso sucediese como en los países en los que un deporte no es el más importante, podría dar un empujón y la gente se engancharía un poco más. Hay unos cuantos equipos que tienen una afición bastante consolidada y hay otros que son de nueva formación, que a lo mejor hace tres años se han creado, que ahora están en Superliga pero que no tienen esa masa social como es normal con Europa o América.

P: ¿Tu futuro pasa por seguir en China o volver a España o Europa, en otro fútbol?

R: De momento seguimos aquí intentando llevar a este equipo a Superliga, pero estoy abierto a todo. El venir aquí fue porque era una buena oportunidad, pero estoy abierto a ir a cualquier sitio, al fútbol español por supuesto. Sería fantástico. Lo importante es encontrar algo que nos pueda motivar para seguir siendo entrenador, que después de ser jugador es lo que más me gusta en la vida. 

P: ¿Escogerías un proyecto de cantera como la del Barça o uno de otro perfil?

R: Tengo todavía ese gusanillo del fútbol competitivo, del fútbol profesional, de buscar retos con equipos que intenten llegar lo más lejos posible. El fútbol formativo siempre lo he llevado dentro, siempre lo voy a llevar, y cuando no tenga la gana o capacidad para seguir dentro del fútbol profesional estoy seguro de que me voy a vincular en algún proyecto formativo. Es más, tengo algún proyecto formativo en la cabeza a nivel de fútbol que creo que es diferente a todo lo que se está haciendo. De momento está en stand-by porque hay inquietud de sacar el máximo provecho del fútbol profesional, que es lo que más me motiva.

P: Me llamaron la atención en su momento unas declaraciones que hiciste cuando entrenabas en el Barça B achacando de falta de ganas e intensidad a tu plantilla. ¿Es el principal debe en los futbolistas que vienen de abajo en las nuevas generaciones?

R: Muchas veces pienso que el fútbol refleja lo que pasa en la sociedad. El fútbol no es algo a lo que juegan unos cuantos que se juntan a espaldas de la sociedad. Esa manera de subir los jóvenes es igual que lo que hacemos, cómo educamos, qué valores damos en el colegio, o cómo les enseñamos en casa y si las cosas las consiguen con su esfuerzo o no. Creo que lo que busqué en esas declaraciones fue incentivar o picar a la plantilla para que respondiera sobre esas declaraciones. Pero siempre hay un punto importante en los medios de comunicación, que han sido importantes en el desarrollo del fútbol. Cualquier chico con 12, 13 ó 14 años que hace dos goles ya sale en todos los medios y parece que va a ser mejor que Messi. No ayuda a que ese joven que se está formando pueda coger el camino adecuado y que sepa exactamente cómo debe funcionar para llegar a lo más alto. También es cierto que la gente que estamos ahí, entrenadores o educadores, debemos intentar ayudarles al máximo. Ellos están en su adolescencia, a veces en su juventud, necesitan orientación y nosotros a veces no somos capaces de darles esa línea clara o marcarles el camino. Se junta todo en ese aspecto.

P: ¿Sería más positivo para estos jóvenes que se integrasen en una liga específica de filiales o es mejor que se mezclen en su desarrollo en las ligas que surgen a partir de la Segunda B y Tercera?

R: No me parecen interesantes. Sí hasta sub 18 o juveniles. Hasta ese momento es bueno que haya esa misma capacidad física. A partir de ahí sí es buena la antigua Segunda B o la Tercera división, donde se acaban de formar al encontrar gente madura, con experiencia que pueden enseñar muchas cosas que tú como entrenador no puedes hacer. Se necesita competir en los partidos. En China no tienen esas ligas, esa competición, el chico no compite, va pasando por edades y si es bueno sube de categoría. Al final casi “te regalan” el competir en un equipo profesional. 

P: Barriendo para casa, me gustaría hablar de tu etapa como jugador en el Real Oviedo y tu vinculación. ¿Le sigues habitualmente?

R: Siempre lo he seguido. Cuando estoy en España es más fácil, lo puedes ver en directo y tienes más noticias. Por internet también puedes seguirlo, aunque aquí por el tema de la conexión a veces cuesta. Tenemos un grupo de WhatsApp con jugadores de diferentes épocas y también de la que estuve yo, que somos muchos. La verdad es que estamos al tanto de lo que va pasando, alegrándonos cuando las cosas van bien e intentando animar cuando no van tan bien. Esperemos que este año, que aunque no ha empezado del todo bien, esto acaba solo de empezar, se remonte bien. Espero estar pronto en Primera, que es donde merece la afición, el club y todo el mundo allí en Oviedo.

P: Hay quien ve ciertas similitudes entre este Oviedo y el de finales de los 80 y principios de los 90, con mucha gente de la casa, que había experimentado el filial, y extranjeros subiendo el nivel. ¿Lo ves así?

R: No tengo ese conocimiento tan amplio de la plantilla ahora mismo. Pero si hay gente de la casa, como la que nosotros nos encontramos, que sentía los colores y te ayudaba, es fundamental. Hay algo que se está perdiendo en algunos equipos. Yo llegué de Barcelona pero no conocía nada salvo de oídas. Me encontré con gente que sentía el club, que lo quería y lo vivía desde pequeño, y me enseñaron a amar el Oviedo y por qué el Oviedo es el Oviedo. Eso te ayuda a la hora de integrarte, de rendir, y sobre todo a la hora de dar el máximo por ese equipo. Todo eso ayudó mucho en aquel momento. He tenido dos experiencias muy importantes en ese aspecto, una fue en el Castellón, un equipo de Segunda, con mucha gente de casa. Llegamos Pepe Mel, yo, y algunos otros de fuera. Y teníamos ese sentimiento de ser casi una familia, queríamos, sufríamos y nos alegrábamos por lo mismo. Y cuando llegué al Oviedo sentí lo mismo, y eso es algo que después te lleva a ganar cosas, y a hitos importantes dentro de las posibilidades de cada equipo. Es algo que se queda para toda la vida, que es lo que me ha pasado a mi.

P: Seguramente no me equivoco si digo que tu mejor momento en el Oviedo fue cuando se logró jugar la UEFA. 

R: La verdad es que hubo muchos buenos momentos, pero si hay que buscar uno en concreto, el que más se conoce, es ese. Siempre tengo la imagen del campo del Oviedo, del antiguo Tartiere, cuando llegamos para jugar el partido, y estaban ya los aficionados del equipo italiano y los nuestros dando color en el campo, animando con ese ambiente que había. Fue magnífico. Cuando uno quiere ser jugador de fútbol profesional sueña con jugar un partido de esos. Para mi fue increíble el jugar esa competición y además en nuestro estadio. 

P: ¿Qué recuerdos te vienen de esa eliminatoria?

R: Me viene esa imagen buena y la decepción. Creo que el equipo hizo méritos para pasar esa eliminatoria y en el último suspiro se nos escapó. Después el Génova llegó bastante lejos, no recuerdo exactamente pero pasó bastantes eliminatorias, y creo que si nosotros hubiésemos pasado habríamos llegado lejos porque en ese equipo estábamos con mucha ilusión. Siempre tengo ese dolor en el pecho cuando pienso que nos eliminaron en ese último momento, y que quizá podríamos haber hecho alguna otra cosa para evitar que nos metieran ese gol. Es fútbol, es la vida y es un recuerdo difícil de quitar. 

P: A ese equipo lo entrenaba Irureta. ¿Es uno de los entrenadores más infravalorados del fútbol español?

R: Habría que analizarlo. Irureta después hizo grandes temporadas en el Deportivo. Es un entrenador que sabía sacar mucho rendimiento a una plantilla quizá con menos aspavientos, discursos y charlatanería que otros entrenadores. Fue un entrenador magnífico para nosotros, que nos ayudó muchísimo. Nos guió en muchas ocasiones, y quizá con esa manera de ser suya nos daba protagonismo a los jugadores cuando en realidad sabía que quien llevaba esa nave era él. En el Deportivo también demostró eso. Sí que tenía grandes jugadores, pero sí es cierto que hay equipos que los tienen y no consiguen lo que él con ese club que no era importante cuando llegó. Se hizo importante después.

P: Es cierto que también fue un entrenador contestado por parte de la grada del Tartiere. ¿Os repercutía de alguna manera ese zumbido que había entorno a Irureta?

R: Al final la grada es sabia. En este caso había una parte del público que estaba de acuerdo y otra a la que no le gustaba tanto. Esto pasa también con los jugadores. Hay veces en las que el público está contigo y otros momentos no te ayuda tanto. A nosotros no nos afectaba que en un momento determinado chillaran o animaran al míster para hacer algo más. Todos éramos conscientes de que el míster era importante para nosotros, intentábamos dar siempre el máximo y si podíamos ayudarle así, pues perfecto. No es algo que al final acabe influyendo mucho en un jugador a no ser que sea en un momento de gran tensión o de un punto de la temporada en la que haya otros factores que influyan en el rendimiento. 

P: ¿Cómo viviste desde la distancia ese tiempo que se conocen como “Los años del barro”?

R: Pues con mucha pena y a veces con un poco de rabia, porque se oían comentarios sobre la situación del Oviedo, y eso duele, no te gusta. Sabía la grandeza de la afición, de la ciudad y del club, y me molesta que la gente no hable bien de Oviedo. Ver ese momento contra equipos de Tercera no fue agradable. El Oviedo es un equipo que tiene que estar siempre en Primera, por todo lo que da al fútbol, por la afición que tiene. No es políticamente correcto esto que voy a decir, pero yo creo que en España hay ciudades que son de fútbol, y ciudades que no son tanto de fútbol. El fútbol español para que siga creciendo, mejorando y resplandeciendo como los últimos años necesita el máximo potencial, y Oviedo es una de esas ciudades en las que se respira el fútbol, se vive el fútbol y hay una masa social que puede dar mucho al Oviedo y al fútbol nacional e internacional, y eso es una de las cosas que habría que apoyar. 

P: ¿Te gusta el nuevo estadio o te quedas con el clásico, el antiguo Tartiere en el que los aficionados estaban encima de los jugadores?

R: Me quedo con el antiguo. Ya he visto el nuevo, he estado dando vueltas por allí y es un estadio magnífico. Es un estadio digno del club, pero para mi siempre será el Tartiere, ese estadio un poquito ingles en el que la gente está encima, que lo oyes todo y que casi te puedes tocar con los espectadores. Una caja de presión indefendible. Soy más nostálgico, ya tengo mi edad y creo que me puedo quedar con el antiguo.

P: Ahora que estamos en un momento en el que el Oviedo está recuperando a gente que ha estado vinculada al club en el pasado como Rivas, Suárez o Rubén Reyes ¿si te llamase el Oviedo volverías?

R: Ahora hay un entrenador, un director deportivo, y le mando un abrazo a Antonio (Rivas) que seguro que lo va a hacer estupendamente allí. Hay que tener respeto por todo. No puedo decir lo que vaya a pasar, yo estoy abierto a todo. Ahora mismo lo importante es pensar en que esta temporada va a ser magnífica, que el equipo lo va a hacer fenomenal y que con esta gente y la plantilla que tienen van a estar arriba del todo. Desde aquí me toca apoyar al máximo y espero que sea una temporada fantástica para el Oviedo y porque creo que tiene que ser así. 

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