ENTREVISTA – TITO POMPEI

Pompei

Han pasado más de veinte años desde que Roberto «Tito» Pompei cerrase su capítulo como jugador del Real Oviedo, pero su vínculo emocional con el club permanece a pesar del tiempo transcurrido y de la distancia que separa la ciudad que conoció de Buenos Aires. «Siempre hablar del Oviedo es placentero, es viajar a momento de felicidad plena», así comienza la charla con el que fuera fino centrocampista zurdo convertido en entrenador.

PREGUNTA: ¿Qué recuerdo de la ciudad y del equipo tienes ahora que han pasado tantos años?

RESPUESTA: De la ciudad los recuerdos se recuperaron hace muy poquito. Fui dos veces en 2018, y el 2019 pude viajar después de 17 ó 18 años sin ir. Hay algunos lugares que no lograba reconocer. La entrada a Oviedo desde la autovía lamentablemente me sacó a un edificio grande muy feo que en cuanto vi la avenida que tenia enfrente me di cuenta de lo que era. Ni más ni menos que el lugar donde estaba el Carlos Tartiere, el Tartiere mío, el Tartiere que yo disfruté. Me estuve hospedando en el piso de un amigo, José Cueto, justo enfrente del nuevo Tartiere y la plaza de toros. La ciudad, hermosa como siempre, me llena los ojos y el corazón, porque caminar por ahí sin duda me llevó 18 años atrás cuando caminaba con mis dos hijos más grandes, que eran muy pequeños, y con mi hijo Julián, que nació en Argentina pero que tiene mucho de asturiano. Le bautizamos en Cadavedo, un pueblo hermoso. Y recuerdos del equipo, mi equipo. Hay gente que en Europa es del Madrid, Barcelona, Milán, dan vueltas y van a Champions. Yo soy del Oviedo y estoy los fines de semana, cuando me da el tiempo, viéndolo y siguiendo los resultados, siempre atento a los fichajes y a cómo estamos, y siempre deseando que vuelva al lugar en el que se merece estar que es en Primera División. Mientras tanto el club se va fortaleciendo, se va recuperando de una situación muy grave. Cuando nos toque regresar a nivel institución vamos a estar más fuertes.

P: ¿Qué le falta al Oviedo para llegar de nuevo a Primera?

R: En la distancia sí veo una reconstrucción muy firme de la institución que ya no tiene deuda, que está al día, que cumple y que puede mirar a futuro. Yo hace muchos años decía que al Oviedo no le servía volver a Primera en la situación en la que estaba porque al año siguiente iba a bajar indefectiblemente. Era una situación muy mala. Hoy veo a un club saneado, firme. Lo que falta a lo mejor es ensamblar algún arranque de campaña, es fundamental. Por eso estamos sufriendo otra vez con este arranque, porque más allá de que la ilusión está intacta y yo como hincha me entrego a la gente que dirige el club, al cuerpo técnico, a los jugadores, yo fui jugador y criticar desde fuera lo que pasa adentro es difícil. El inicio de Liga es lo que después se va acumulando y va arrastrando, y en esta categoría si te alejas demasiado luego es muy difícil recuperarlo. Estuvimos muy cerca de meternos en playoff, pero en los últimos años estuvimos bordeando con la posibilidad de volver a bajar, y eso sería muy duro. Las expectativas y las ilusiones se renuevan cada año y hoy estamos así, con una liga por delante y la ilusión de que el Oviedo pueda estar una campaña como mínimo tranquilo, en mitad de tabla, y expectante a las últimas fechas que es cuando se decide todo.

P: Hablas del inicio complicado. Desde tu posición de entrenador ¿Cómo se puede gestionar un comienzo de temporada con una plantilla incompleta, con fichajes que llegan a cuentagotas y algunos de ellos incluso fuera de forma?

R: Como entrenador la verdad es que no me gusta opinar de otro entrenador, es un colega. Es cierto que a favor del Cuco (Ziganda) puedo decir que es muy difícil ensamblar un equipo, unas piezas que esperemos sean importantes, que todavía no pueden estar en el equipo. Es una liga larga, y espero que muy pronto todos se pongan a disposición del cuerpo técnico para que puedan elegir con su concepto y su creencia lo que mejor les parece para el equipo. La afición del Oviedo protestando o no, siempre va a estar apoyando. La gente está pudiendo volver al estadio. Ojalá que esto pase muy pronto y podamos ver al Tartiere con las gradas repletas para que el plus que siempre se recibió lo pueda recibir este plantel también.

P: Volviendo a tu etapa como jugador del Real Oviedo. Tuviste tres entrenadores con perfiles claramente diferenciados como fueron Tabárez, Fernando Vázquez y Luis Aragonés. ¿Qué destacarías y qué te pudo aportar cada uno de ellos?

R: Al Maestro (Tabárez) el gran agradecimiento de haber pedido mi incorporación y haberme dado la posibilidad de jugar en Europa. Pero mucho más importante fue el conocer mi lugar en el mundo, la ciudad que añoro y a la que deseo viajar. Estuve veinte días en Europa, de los que pasé un día en Madrid, cuatro en Zaragoza visitando a mi sobrina y el resto en Oviedo. Sigo sin conocer muchos lugares de Europa porque realmente no me interesa, donde quiero estar es allí para recordar esos momentos. Para mi el Maestro fue una continuidad de lo que yo venía haciendo en Argentina porque tiene una forma de trabajar muy de Sudamérica.

Al año siguiente me encuentro con Fernando Vázquez, un técnico absolutamente distinto con una forma de trabajar completamente distinta. Me acuerdo de Manuel Pombo, su preparador físico, una persona muy preparada. Yo al principio estuve fuera porque me iba a ir al Marsella, después no se hizo y Fernando no me tuvo en cuenta en esos primeros partidos. Luego entré y terminé jugando en el equipo. Tenía una forma de trabajar distinta. En los entrenamientos no hacíamos fútbol 11, hacíamos reducido, una forma más europea que yo hasta ese momento no conocía. También era la primera vez que no me concentraba para los partidos. En Argentina se acostumbra. Todo un cambio, pero fue el año en el que más rápido en fechas nos salvamos y pudimos mantener la categoría. En aquellos años nuestro objetivo era mantener al Oviedo en Primera, si bien en la primera vuelta con Tabárez estuvimos a pocos puntos de entrar en UEFA, al final terminamos peor. Creo que tuvo que ver la cantidad de partidos que muchos de nosotros llevábamos de arrastre.

Tras Fernando Vázquez conocí a una persona entrañable (Luis Aragonés), un enorme entrenador, al que llamo el más argentino de todos los españoles. Hablábamos mucho de Argentina, tenía muchos amigos argentinos. Jugué 37 de los 38 partidos y tenía mucha afinidad con él por su manera de ver el fútbol y la vida. Todo lo que sucedió después con el fútbol español yo siento que arranca con don Luis cuando agarra la Selección. Me acuerdo por supuesto de Luis, del profe Paredes, y siempre rodeado con los que son los que me enseñaron a amar al Oviedo, y me marcaron el camino de los que era el club, cuál era su historia.

Tuve la suerte de llegar al club y tener como compañero a Berto, el jugador que más partidos vistió la camiseta del Oviedo, era nuestro capitán. Más allá de lo que pasó después, que yo no me meto porque respeto la opinión de todos, para mi fue un referente, me mostró el camino de lo que era el club y cómo había que defender esa camiseta. Él lo sabia más que nadie. Nuestro delegado era Vili, otro de los capitanes durante mucho tiempo del Oviedo, el capitán del ascenso. Y el ayudante de campo los tres años era ni más ni menos que Tensi. Yo llegué a un club en el que tenía a los tres capitanes prácticamente desde el año 70, porque entre Tensi y Vili hubo otro capitán pero ellos marcaron esos años. ¡Cómo no ibas a aprender rápido a defender la camiseta azul! Soy muy agradecido. En mi vuelta a Oviedo pude estar con la familia de Tensi, ver a Vili, y tuve la suerte después de muchos años de encontrarme y tomar un café con Berto y con otros ex compañeros como César, Onopko, Esteban…pero principalmente nombro a aquellos tres porque fueron los que me inyectaron sangre azul, que quedó en el tiempo. En ellos tres marco para mi el oviedismo.

P: En el antiguo Tartiere se sentía el fútbol muy de cerca y se jugaba de otra manera. ¿Qué sientes cuando ves al equipo en el campo nuevo?

R: El progreso llega y el campo se necesitaba. Yo lo hubiese hecho en el mismo lugar porque existía una mística, una historia, era la casa del Oviedo. Esto lo digo yo sin saber por qué se trasladó. Los que hemos pisado aquel Tartiere tenemos un lazo que tiene que ver con lo emocional. Seguramente para los críos y los que hayan venido en las nuevas generaciones no hay nada más lindo que el nuevo Tartiere, porque es lo que conocen, y un campo con todo lo que necesita un equipo para jugar al fútbol. Se ha mejorado el problema con el césped, pero los que somos viejos vamos para atrás y nada como ese Tartiere con la gente que se venía encima, que la tenías muy cerca y que empujaba y empujaba. Recuerdo los tres años que nos tocó jugar contra el Barcelona y los tres años les ganamos, y con el Madrid no perdimos. Me parece que la gente ayudaba muchísimo en todo eso. Si bien era un equipo que tenía muchos jugadores de Selección, porque me tocó integrar un plantel enorme en cuanto a nombres, calidad y fundamentalmente personas, que fue lo que propició esos años maravillosos manteniéndonos en Primera.

P: Te he escuchado decir que sería un honor entrenar a este equipo. Ahora estás entrenando a las jóvenes promesas de Boca ¿Crees que ha llegado tu momento de regresar para entrenar en Oviedo?

R: Arranqué en 2008 con los chavales, después me tocó ser el técnico interino de Boca, luego dirigí a Huracán, me fui a Bolivia, Perú…por un tema personal que tenía que solucionar me tuve que volver y estuve unos años sin entrenar, algo que no me ha permitido cumplir el último año y un mes que me quedaría para completar esos famosos cinco años que pide España para que yo pueda dirigir. También podría viajar y convalidar el curso. Yo sí dirigiría un año más en cualquier país de Sudamérica y estaría en condiciones de dirigir. ¿Qué digo? Que claro que sería un honor y nada, nada me haría más feliz que poder devolverle todo lo que me dio el club desde otro lugar como entrenador. Pero para eso falta porque legalmente no puedo y por supuesto hay un entrenador. Como yo estoy como hincha desde que me fui lo primero que quiero es que le vaya bien, y ojalá este entrenador no tenga que irse nunca porque sea el que nos lleve a Primera. Pero cuando te preguntan eso se habla de un futuro, de una ilusión y de algo que te gustaría que pase. A mi me gustaría dirigir al Oviedo como entrenador, me gustaría digirir al Vetusta, me gustaría dirigir a los juveniles, a los chavales, me gustaría ser quien abre la puerta del Tartiere, me gustaría ser utillero del Oviedo. En definitiva, me gustaría ser parte del club, no sé en dónde, porque mi destino si Dios quiere y puedo lograrlo es Oviedo. Lo que sea en el Oviedo va a estar bien.

P: ¿Cómo sería el Oviedo de Pompei? ¿Cómo dibujarías tú al equipo conociendo táctica y técnicamente el fútbol español?

R: Eso es muy difícil porque nosotros los entrenadores tenemos unos dibujos o algunas formas de jugar que no son más queridas que otras. Pero un entrenador, salvo el del Madrid, Barcelona, PSG, que dice «quiero esto, esto y esto», tiene que adaptarse a lo que ve. Hay que hacer primero una radiografía de lo que uno tiene. A mi me gustan los equipos 4-2-3-1 porque me parece que se llena el campo, hay mucho para atacar, hay buena recuperación. El 4-4-2, el 4-3-1-2, el 4-3-3 son dibujos que puedes ir utilizando porque cada partido necesita algo, cada rival necesita una manera de jugar más allá de que tu equipo tiene una identidad y eso no se mueve. Pero sí después hay que oscilar porque hay que jugar. Es tan importante conocer tu equipo como al rival. No te va a cambiar el 100% de tu forma, pero te va a hacer estar atento y a lo mejor mover algunas piezas, porque posiblemente haciéndolo vas a lastimar más al rival o al contrario, vas a evitar que te hagan daño. Eso es hablar de supuestos, pero insisto, lo más importante es que este técnico ojalá se pueda quedar muchos años porque sea el que va cumpliendo con los objetivos del club.

Muchas gracias por tu tiempo, Tito.

Antes de terminar me gustaría mandar muchos saludos a gente que me ayuda desde la distancia a estar cerca del Oviedo. Gracias a María y a la Peña Azul Olivares, que colaboran con la Peña Tito Pompei Argentina, otros locos que me dieron el placer y orgullo que ponerle mi nombre a una peña. Pude viajar con la peña a León para ver el partido contra la Cultural en el que lamentablemente no pudimos ganar para meternos en playoffs, y fue una experiencia única. Cuando íbamos para el estadio en pleno casco antiguo de León, que estaba lleno de gente azul, se pusieron a cantarme, un regalo que recordándolo hoy todavía me emociono. Es un regalo que no voy a olvidar en mi vida. Gracias también a José Cueto y a cada uno de los hinchas que después de tantos años me siguen demostrando tanto cariño. En el recuerdo de todos mis compañeros, de Eugenio Prieto, Tensi, de todos los que hicieron mi estancia en Oviedo tan feliz.

Dicho queda. Un abrazo.

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