Un Oviedo de nuevo en la sospecha recibe a un Alcorcón en horas muy bajas. El conjunto alfarero ha gastado ya el nombre de dos entrenadores. Ni Anquela primero, ni Romero después han conseguido sacar a un equipo llamado a empresas mayores del atolladero.
Fran Fernández, con prestigio en la categoría, ha aceptado el reto de rescatar al Alcorcón. El nuevo técnico ha dotado a los amarillos de mayor orden y fortaleza defensiva, aunque sigue sin llegarle para hacer un partido completo. A estas alturas la cosecha de puntos es insuficiente para mantener categoría. Las urgencias tampoco son amigas.
En defensa cuenta el Alcorcón con dos ex jugadores, como son David Fernández y Carlos Hernández. Dos centrales con perfiles bien distintos que intentan sumar en una parcela que sufre mucho, con poca contundencia y que ha permitido la mayor cifra de goles encajados. Tampoco el normalmente titular Gorosito ha podido ofrecer sostén. Por los laterales encontramos al veterano Laure, que casi sigue escuchando cassettes, y Bellvís.
La zona medular aparentemente ofrece garantías en cuanto a nombres, con Zarfino y Gorostidi para hacer carburar un motor ahogado. Para completar el dibujo tipo de Fran Fernández en 4-2-3-1 Juan Hernández, Lucho, Fraile, Óscar y Al Badadoui pugnan por ser de los tres de partida en el tridente. Arriba la soledad del delantero la experimentará Marc Gual, deseado tradicionalmente todas las pretemporadas y que no ha terminado de convertirse en el punta que abrió la puerta de Segunda hace unas temporadas. Su poca efectividad de cara a puerta ha provocado que fuesen desapareciendo pretendientes. El veterano Xisco es otra alternativa para un puesto en el que puede tomar ventaja de su colocación y su juego de espaldas.
A vigilar su juego de transición rápida, donde ha mejorado con menor precipitación en las entregas. Clave que el Oviedo aprenda a leer su mejorable recuperación del espacio tras pérdida, algo que le ha ocasionado disgustos este curso.
JUGADOR A SEGUIR
No es el jugador que prometía, y que incluso despertó el interés del Oviedo, pero sigue siendo un jugador más que válido para la categoría. Le penaliza la endeblez del juego del colista, que no ve la luz y tensiona aún más las posibilidades y merma la confianza para intentar cosas. Gual no dudará en disparar desde cualquier posición, lo que le hace en ocasiones ser imprevisible.