Típico partido de Segunda

No se equivocaba Ziganda en su reflexión en sala de prensa. Hemos visto muchas veces este partido en el Tartiere. El que meta un gol se lo lleva. No hubo suerte y los azules se quedan con un punto que no deja asomar sonrisas. Dos puntos de nueve ya cubren de especulaciones los corrillos (con distancia) de aficionados. El consuelo es que todavía falta por afinar el equipo, que los nuevos tienen que ir apareciendo, y que la mejor forma de todos está por llegar.

El Oviedo se despertó bravo, habiendo tomado desayuno completo y zumo. La energía la proyectaba una buena distribución de balón y velocidad por la banda de Viti, un puñal con punta por afilar. El extremo de Laviana volvió a ser el del primer choque y encaraba la línea de tres cuartos con relativa facilidad, haciendo correr hacia atrás constantemente a Pomares. Una combinación con Sangalli terminó en un disparo que despejó Soriano a córner. El cancerbero insular fue clave en este tramo, con un paradón en un chut a bocajarro de Obeng tras una jugada de Borja Sánchez. El delantero fue de lo mejor del partido, recogiendo balones en largo, buscando el espacio libre y descargando. Incluso dispuso de dos ocasiones. Trabajó incansable hasta que cedió su sitio a Matheus en la recta final.

Ramis planteó un escenario en el que los azules deberían pelear para robar la pelota. Colocó a Michel encajado casi en la línea de centrales para dar la primera salida y evitar el juego directo. La segunda salida se la daría Corredera, soberbio en desplazamiento en corto o a las bandas al primer toque. A pesar de este control poco se acercaron los tinerfeños. Los ataques morían al acercarse a Costas o Calvo, que hoy mostraron una gran fortaleza. El peligro acechaba en la banda de Cornud, que se mostró algo nervioso en algunas fases del encuentro fruto de una serie de errores no forzados. Sin embargo el francés pudo solventar un encuentro aceptable en líneas generales. En el otro costado Lucas cerró bien y se incorporó al ataque con destreza. Ante la sombra de Isaac el canterano sacó entrega y colocación.

Sangalli apareció en todo el campo, pero da la sensación de que pierde frescura y precisión al recorrer tanta distancia.

Las ocasiones llegaron de manos del Real Oviedo, mientras que el control y el orden del Tenerife poco rédito le concedió en ataque. Ramis movió piezas y buscó mayor despliegue ofensivo con la entrada de Gallego, que por minutos descolocó a los locales. Sin demasiadas interrupciones para lo que un partido de este corte suele demandar, se mantuvo la paz con el marcador. El Oviedo muere de nuevo en la orilla tras remar con intensidad. Sigue faltando ese algo que hace a los equipos pasar a la clase media, un poco de lucidez cuando el balón bordea el área rival. Mientras tanto, toca ponerse el mono de trabajo y crearlo.

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