Óscar Martínez llegó a Oviedo siendo un delanteros destacado de Segunda B tras su paso por el Alavés y el Granada, dos equipos llamados, como el conjunto azul, a estar más arriba. Fue una estancia de temporada y media con la zamarra carbayona.
PREGUNTA: Empecemos con tu fichaje por el Oviedo.
RESPUESTA: La historia para mi fue un poco complicada. Venía de estar dos años en el Alavés. Mi primer año había sido difícil, pero el segundo a nivel individual había ido muy bien, y el equipo había jugado fase de ascenso, playoff. Habíamos eliminado al Melilla y nos tocó el Lugo de Quique Setién, que jugaba muy bien y nos eliminó. Justito pero nos eliminó. Habíamos hecho una buena campaña. Mi idea era seguir en Vitoria, estaba muy contento allí. A día de hoy conservo muchos amigos e incluso estuve viviendo un tiempo allí después de dejar el fútbol. Pero fue cuando hubo el traspaso de poderes en Vitoria, cuando entró Querejeta, el presidente del Baskonia, y no se terminaba de concretar el cambio en la gestión. Encima estaban ahí las elecciones municipales, con (Javier) Maroto del PP, que si entraba también lo hacía Querejeta. Hubo mucho lío, se iba retrasando y yo terminaba contrato. Estaba esperando por el Alavés. Los que estaban me querían, los rumores en cuanto a los que iban a entrar era que también, pero no había nadie con poder para tomar la decisión. Mientras tanto me llegó la oferta de Oviedo. Si hubiese sido otro equipo me lo hubiese planteado, pero el Oviedo es una oportunidad que te puede pasar pocas veces, y sobre todo a jugadores malos como yo (risas). Al principio les dije que necesitaba días para decidir, a ver si se resolvía la parte de la Alavés y tomar la decisión entre uno u otro. Se alargaba mucho el tema en Vitoria. Entonces el director deportivo (José Manuel Martínez) me dijo que tenía que tomar una decisión, porque tenían que buscar a otro si no venía al Oviedo. Al final me dije que el Oviedo es un club de la hostia, con una afición de la leche, y aunque llevaba dos años en Vitoria y estaba muy contento, el cambio no era para nada malo. Era un sitio con una afición igual o incluso más potente que la de Vitoria, con un campo espectacular, y una ciudad muy buena cerca de Galicia. Dije que sí.
P: Era un club que había pasado por momentos críticos. ¿Qué te encuentras?
R: La verdad que uno muy parecido a los dos últimos en los que había estado, el Alavés y el Granada. Los tres estaban en Segunda B, pero no era una categoría para esos clubes, sobre todo por su historia, los campos y la afición que tenían. Realmente las sensaciones al llegar fueron similares en los tres casos, con aficiones exigentes. No eran equipos de Segunda B, como poco de Segunda por organización, instalaciones y todo lo que disponíamos como futbolistas. A lo mejor lo único de Segunda B éramos los jugadores. Está claro que la categoría de la afición era de otra división. Era una exigencia grande porque eran clubes que mucho tiempo ahí no se aguantan. Sabes que estás en el mejor equipo de la categoría por todo, y te sientes en un equipo claramente de categoría superior. En mi segundo año fue cuando se produce la ampliación de capital y llegan los mexicanos. Ahí sí que estuvo un poco revuelta la cosa.
P: Tu primer año se puede calificar como bueno en cuanto a números.
R: Sí recuerdo que llegué al Oviedo con mucha expectativa y me encontré que tanto el míster como el secretario técnico y los aficionados tenían mucha confianza en mi. Empecé bastante bien y cómodo pero no llegaban las victorias. Luego hice goles. Como a nivel de equipo no fue bien la cosa siempre te arrastra un poco. Tuve después varias lesiones seguidas y realmente no terminé de arrancar bien del todo.
P: ¿Veías en Pacheta al entrenador en el que se convirtió?
R: Formas de entrenar hay como personas, cada uno tiene una idea de fútbol y una manera de entrenar. No sé si Pacheta antes del Oviedo había entrenado a más equipos, pero estaba claro que empezaba su carrera como entrenador y no sabías hasta dónde iba a llegar. Lo que sí se le veía es que trabajaba. Podías estar de acuerdo en su forma de jugar al fútbol, pero lo que era indiscutible era el trabajo que había detrás. Era un obseso del trabajo y del análisis del fútbol. De los entrenadores que tuve era de los que mejor preparaba los entrenamientos. El trabajo existía, lo que pasa es que a veces en el fútbol es cuestión de suerte. Una persona como él, con el bagaje y su experiencia en el mundo del fútbol, si le añades el trabajo…tienes mucho. En el Oviedo no fue bien. Igual fue más culpa nuestra que del entrenador, porque al final los jugadores tienen una parte muy importante. Está claro que con el trabajo que tenia detrás tarde o temprano las cosas iban a salirle bien. Si trabajas es justo que las cosas te salgan bien. Había bastante queja de que hacíamos un juego muy directo. Puedes estar más a favor o en contra de su juego, pero él era un currante. Me alegro mucho de que le vaya bien.
P: No sé si es el fútbol o la realidad la que termina poniendo a cada uno en su sitio. Ahora se le valora y se le echa de menos, incluso se dice que se fue injusto con él. Es cierto que jugábais en una categoría en la que hay que ser práctico.
R: La Segunda B es una categoría difícil. En Primera o en Segunda hay más jugadores decisivos. En Segunda B es más complicado encontrar un jugador que te resuelva un partido o la temporada. Creo que teníamos a un jugador muy parecido a eso que era Manu Busto, que también tuvo sus altibajos durante esa temporada. Sí que es cierto que como dices igual hay que ser más práctico, en equipo, más compactos, porque la Segunda B es una categoría semiprofesional. Aunque no haya mucho nivel futbolístico sí que es difícil. Cuesta mucho ascender. Me pasó en Oviedo, en el Granada y el Alavés. Todo el mundo piensa que van a arrasar pero no es tan sencillo. El trabajo de Pacheta era indiscutible. Llegaba el lunes después del partido y se había comido cuatro o cinco horas de análisis. Hace falta tener algo más de fortuna, acertar con los fichajes, que yo por ejemplo hubiese metido el doble de goles…lo ves ahora con perspectiva y piensas que igual Pacheta no era tan mal entrenador como algunos en ese momento decían.
P: En tu segunda temporada es cuando pronto empieza la inestabilidad y la campaña a nivel mundial para rescatar al Oviedo. ¿Cómo viviste desde dentro todo este proceso?
R: El recuerdo que yo tengo es que en el vestuario no se había hablado mucho. Estábamos un poco ajenos a eso. Sí que es cierto que cuando se planteó la ampliación de capital se comunicó que había que apoyar, comprar acciones, cada uno lo que pudiese, y me acuerdo estar allí en la oficina comprando acciones. Fue cuando salió todo el tema de los mexicanos, que al principio sonó como una bomba de humo. Luego poco a poco se fue haciendo realidad. En el partido en casa contra el Madrid C vinieron los mexicanos a ver el partido. Había más de 20 mil personas en el campo y yo estaba flipando. Luego apareció un día por el Requexón Arturo Elías, que es alto como un demonio, y charló un rato con nosotros, súper cordial. Vimos que la cosa iba en serio. Nos dio ánimos. Justo después cuando se materializó, en Navidad. Fue cuando yo ya rescindí contrato con el Oviedo y me vine para Orense.
P: Rescindes por…
R: Yo rescindo por parte del club. El equipo no iba bien, había empezado la temporada con problemas en el aductor, luego me costaba mucho entrar en el equipo. Un día fui al Requexón y me dijeron que querían buscar un revulsivo en Navidad y que necesitaban fichas libres. Me iban a retirar la ficha, era una decisión del club. Lo arreglamos y llegamos a un acuerdo. En el mismo momento que me lo comunicó el mister le dije que lo entendía. Yo no estaba rindiendo y el club no se podía permitir otra temporada así. Tenían que buscar a alguien que en su creencia les iba a dar lo que yo no les estaba dando. Te fastidia evidentemente que prescindan de ti, pero el fútbol es así. No rindes, pues pasa como en cualquier otro trabajo. Buscan a otro que rinda mejor que tú y toca buscar la mejor solución rápida.
P: ¿Con qué te quedas de esa temporada y media en el Oviedo?
R: Me quedo con la sensación de haber vivido en un club, aunque no fuesen sus mejores momentos. Encima me pilló todo lo de la ampliación de capital. Te queda la sensación de estar en un club de categoría superior. Tú te sientes así, aunque mi nivel podía ser de Segunda B o incluso para algunos menor, por cómo te tratan todos, en el club, por la posibilidad de jugar cada quince días en un campo como el Tartiere, y sobre todo por los aficionados. Mira que en Granada y en Vitoria la afición es potente, pero la de Oviedo no tiene nada que ver, mucho más pasional. De ir al súper a comprar y que te paren para darte ánimos. Eso sólo me pasó en Oviedo. La sensación es la de vivir una oportunidad como futbolista única, y me gustaría haberla aprovechado y disfrutado más porque si yendo las cosas regularmente mal fue bonito, el vivir un ascenso y otro tipo de temporadas tiene que ser una maravilla.
P: ¿Le sigues?
R: Bueno, no sigo mucho el fútbol. Como jugador sí me gusta, pero como espectador prefiero otros deportes. Pero sí que a mis ex equipos los sigo más, o tienes por ahí a algún compañero y le echas una ojeada. No es que vea partidos del Oviedo constantemente pero sí que lo sigo. Casualidad que de mis últimos equipos el Granada y el Alavés estén en Primera. Ojalá que pronto el Oviedo también pueda estar ahí.